Alan es un adolescente de 15 años de edad que desde los 5 vive en el albergue infantil Bethel, el cual considera un verdadero hogar en el que recibe amor, educación, alimento, techo y todo lo necesario para sentirse integrado en una familia.
Alan es un joven tranquilo, responsable, buen estudiante y participativo en labores de la casa, lo cual ha logrado gracias al apoyo que recibe de la encargada del albergue, señora Bertha Bobadilla Ruelas a quien ve como a una madre porque lo ha cuidado y guiado desde hace 10 años.
Platicó que, durante sus primeros años de vida vivió con su abuelo, pero al cumplir 5 años de edad lo llevó al “Bethel” porque se le dificultaba hacerse cargo de él debido a que por su avanzada edad presentaba problemas de salud.
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“De ese momento, pues yo no me acuerdo. Me dicen que me trajeron al albergue cuando tenía 5 años. Yo vivo aquí desde que tengo uso de memoria. Este es mi hogar y los niños que viven aquí son mi familia”, externó.
Luego de que su abuelo lo llevó al “Bethel” para que estuviera en un lugar seguro, fue a visitarlo en un par de ocasiones, sin embargo, al poco tiempo falleció y desde entonces Alan perdió contacto y comunicación con familiares cercanos. Aunque, a veces, lo visitan un primo de su abuelo, su esposa e hijos.
Alan refirió que hasta el día de hoy no conoce a su papá; mientras que su mamá, según lo que le han comentado directivos del albergue, fue a verlo en una ocasión cuando recién ingresó a este hogar infantil y jamás volvió a saber de ella.
“Casi no recuerdo a mi mamá. Me dijeron que vino a verme hace como 10 años, pero no me acuerdo bien de ese día, ni de ella”, expresó con tono de nostalgia.
A pesar de que, por diversas situaciones, Alan no ha podido convivir con sus familiares cercanos, es un adolescente feliz que enfrenta la vida con optimismo y tiene planes de seguir estudiando para poder salir adelante una vez que tenga que dejar el albergue infantil.
DESEA SEGUIR ESTUDIANDO
Alan señaló que todos los días se levanta a las 5:00 de la mañana, ya que a esa hora se activa la alarma del despertador y se empieza a preparar para ir a la escuela.
“Tengo que madrugar porque entro a clases a las siete de la mañana. Lo primero que hago es alistarme, me baño y me pongo el uniforme. Luego me voy a la cocina y me preparo un desayuno, casi siempre desayuno huevos con winis, con jamón o estrellados y pues ya, agarro mi mochila y me voy caminando a la escuela”.
Dijo que le agrada ir a la escuela porque aprende y convive con sus compañeros de clases. “Sí me gustaría seguir estudiando, a lo mejor estudio electrónica o soldadura. Quiero aprender para poder defenderme en la vida y salir adelante ya que no esté en el albergue.
Me gustaría siempre vivir aquí, pero va a llegar el momento en el que tendré que irme y valerme por mí mismo”.
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Destacó que en el albergue ha sido muy feliz, ahí ha encontrado una familia que lo apoya y lo quiere. En este lugar ha pasado las navidades, fiestas del día del niño y cumpleaños muy bonitos, por eso, resaltó: “aunque un día ya no esté aquí, siempre recordaré este lugar con cariño y espero poder venir a visitar a mamá Bertha y a los niños”.