Sinaloa.- En la periferia de la ciudad, justo a un lado del “basurón”, cientos de familias se asentaron. Crearon una comunidad invasora al fincar en suelos sin nomenclatura, en las faldas de un cerro, que ahora se conoce como Ampliación Bicentenario.
Quienes viven ahí, llegaron para gastar menos y “vivir mejor”, pero la única opción que tienen como empleo, apenas y les da para la despensa básica con la cual alimentar a los cuatro a siete niños que por familia concibieron.
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“Yo a veces no como por darle a ellos. Les doy agua de arroz con poquita azúcar, o caldo de hígado”, dice Joana, una vecina de la colonia quien tiene siete hijos menores de edad.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), en Sinaloa, al menos en tres millones de hogares, los adultos dejan de comer por falta de dinero. Por lo que realizan incluso solo dos comidas al día.
A este lugar no falta quien lleve la ayuda de pronto, algunas bolsas con despensa básica: arroz, frijol, lenteja, sopa y enlatados. Lo cual aporta para reducir el gasto de las compras de alimento, pues en las tiendas de este asentamiento, los precios del kilo de tortilla, por ejemplo, suelen elevarse hasta 10 pesos más.
“Un día cuesta 25 pesos, otro 18 y así le van subiendo o bajando. Nos sale caro. Cuando podemos bajar al super, pues ya compramos que huevo y algo de carne, pero la verdad estos días de pandemia han sido difíciles. Al día en el trabajo (relleno sanitario), mi esposo y yo hemos estado sacando poco, a veces ni 100 pesos sacábamos porque como ahí todos trabajamos, pues está acaparado de repente”, relata Joana.
Lo que no puede faltar en la mesa y es más caro que las tortillas es el refresco de cola, bebida altamente azucarada por la que los niños de Joana van a la tienda gustosos.
“Toman más coca que agua” dice.
Hoy en el Día Mundial de la Alimentación, el Sol de Sinaloa consultó al nutriólogo Julio Augusto Mendivil Araujo, quien señaló cómo podría o no, afectar esta dieta a los niños de la Ampliación Bicentenario. Un lugar donde dice que el año pasado, se detectaron casos de desnutrición en menores y ancianos.
“Realmente la combinación de cereales con leguminosas, dan un buen aporte nutrimental a quienes lo consumen. Además, que los alimentos que generalmente comen en la Bicentenario, son parte de la dieta base del mexicano. Sin embargo, el problema de desnutrición radica cuando, por la facilidad o los precios, o el antojo, las personas prefieren comer pan o galletes con refresco. Esto les va a dar la sensación de saciedad, pero estamos hablando de una alta carga calórica, ocasionando además de desnutrición, enfermedades metabólicas como diabetes, hipertensión, obesidad y síndrome metabólico”, explica el nutriólogo.
Esta alimentación se refleja en el físico de las personas de la Bicentenario, pues aunque comen poco, una capa de lípidos benignos se manifiesta en su abdomen y brazos, principalmente.
En las despensas solidarias que reciben de vez en cuando cada mes en este sector marginado de la ciudad, no todos los productos aportan a una dieta sana, como es el caso de los jugos en cartón para niños.
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“Se venden como productos para niños pero realmente no lo son. En adultos, la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda 30 gramos de azúcar por día. O sea, una Coca-Cola de 600 mililitros, tiene arriba de 60 gramos de azúcar en la misma botella. Imagínate en un niño, la resistencia a la insulina que está presentando el aceleramiento de los procesos de la carga glucémica que se presenta en él. El páncreas se verá afectado y, ese niño, va a tender a ser obeso y a que se le presenten triglicéridos elevados, se dispare su glucosa y finalmente, tenemos un niño con diabetes tipo dos”, expone.
Aunque el también docente destaca que en Sinaloa no hay altos índices de desnutrición, por tendencias en comida chatarra, la población está propensa a la obesidad.
En colonias como la Ampliación Bicentenario la gente sigue padeciendo de hambre y una mala nutrición que se ha agudizado por la crisis económica que provocó la pandemia del Covid-19.