CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- La noche del jueves fue detenido en el estado de Querétaro Santiago “N”, alias “La Cotorra”, lugarteniente del Marro para el municipio de Corregidora y zonas limítrofes entre Querétaro y Guanajuato, quien contaba con orden de aprehensión por estar relacionado con al menos dos homicidios, delitos contra la salud y desaparición de personas cometidas por particulares.
La Fiscalía de Querétaro informó que los agentes solicitaron y obtuvieron la orden de cateo, en el fraccionamiento Natuur, El Refugio, Querétaro; lugar que había sido rentado por “La Cotorra”, originario de San Bartolo, Apaseo el Alto, Guanajuato, apenas hace unas semanas.
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Durante la intervención policial se aseguraron 8 equipos telefónicos, dinero en efectivo, dos armas largas, sustancias similares a la marihuana y metanfetamina. Además de Santiago “N”, los agentes policiales detuvieron a dos personas más, quienes fueron puestas a disposición del juez para que se determine su situación legal.
Autoridades queretanas informaron que conforme a los trabajos coordinados con autoridades de otros estados, se compartirá la información sobre su detención, con el objetivo de que continúen las investigaciones en conjunto y se le imputen todos los hechos delictivos cometidos.
AMENAZAS Y ATAQUES CONTRA “LA COTORRA”
Se sabe por fuentes cercanas a la investigación, que “La Cotorra” era lugarteniente del Marro, encargado de la plaza Corregidora del Cartel Santa Rosa de Lima. “La Cotorra” tenía un negocio de ferretería en la comunidad Ceja de Bravo, en Corregidora, Qro.
En el año 2019 el apodo de “La Cotorra” apareció en varias cartulinas con “narcomensajes” que dejó una célula delictiva autodenominada “Grupo Pantera” del Cártel Jalisco Nueva Generación, tras realizar múltiples ataques contra negocios de la comunidad Ceja de Bravo.
Tras lo ocurrido el fiscal de Querétaro, Alejandro Echeverría Cornejo, dijo que los integrantes del Cártel Jalisco retaron a “La Cotorra” y a toda la gente que siga apoyando al Marro; pues en días anteriores a los ataques aparecieron pancartas con “narcomensajes” y restos humanos firmados por un comando armado del Cártel Santa Rosa de Lima, por lo que los hechos fueron atribuidos como un ajuste de cuentas entre ambos grupos criminales.