Celaya, Gto.- Dos jóvenes que caminaban sobre la calle María Dominga, a un costado de la Escuela Secundaria Nat Tah Hi fueron brutalmente asesinados por dos hombres a bordo de una motocicleta quienes les dispararon en al menos 7 ocasiones.
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Cerca de las 8:30 de la noche surgieron reportes al número del Sistema de Emergencias 9-1-1 de múltiples detonaciones de arma de fuego provenientes de la colonia Insurgentes, confirmándose el ataque contra dos jóvenes que caminaban sobre la calle María Dominga y que quedaron heridos a un costado de la secundaria. Minutos más tarde, fallecieron en la zona.
Al lugar se dirigieron rápidamente elementos de la Policía Municipal y paramédicos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Celaya (SSCC) quienes, al tratar de auxiliar a las víctimas, confirmaron que ambos habían perdido la vida en el lugar. También se habló sobre personas lesionadas, pero esta información no fue confirmada.
De manera extraoficial, vecinos señalaron que los dos jóvenes caminaban sobre la calle María Dominga cuando fueron interceptados por dos hombres armados a bordo de una motocicleta quienes los detuvieron de manera brusca y les dispararon en al menos 7 ocasiones antes de huir. Una de las víctimas portaba pants negro y sudadera azul, mientras que la otra portaba pants negro y sudadera negra con gris.
La zona fue delimitada con cinta policiaca amarilla y resguardada por los tres niveles de gobierno, quienes evitaron el acceso sobre las calles Jacaranda y Micaela Bedolla, mientras llegaban los elementos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y peritos.
Al llegar, los elementos realizaron labores de investigación en la zona del crimen, donde señalaron, fotografiaron y levantaron los indicios balísticos para ser anexados a la carpeta de investigación.
Al terminar las investigaciones, los elementos del Servicio Médico Forense (SEMEFO) se encargaron de levantar los cuerpos de las víctimas para realizarles la necropsia de ley correspondiente y determinar la causa de muerte.
En el lugar se presentaron familiares de las víctimas quienes, entre llanto y dolor, lamentaban el ataque y fallecimiento de los jóvenes, mencionando que no eran niños malos y no merecían morir así.
