León, Gto.- En noviembre del año pasado, Manuel desapareció. Tiene 27 años y hasta la fecha, nada se sabe de él. Un mes después su hermano de 14 años, también se perdió. Nadie supo de él.
La historia
Ellos son vecinos de la colonia Villas de San Juan, su madre era ama de casa pero la pena de no saber nada de sus hijos le fue deteriorando su salud y en febrero murió.
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Su padre de oficio zapatero, continuó trabajando y hace un mes, mientras laboraba en su improvisado taller en la cochera de su domicilio, llegó su hijo menor, en muy malas condiciones, sucio, débil, mal alimentado y con mal semblante.
“Llegó muy mal, llegó llorando, temblando, dice que lo dejaron en un camino, por el bulevar La Luz y el camino hasta su casa, está desnutrido, le quemaron su cabello, le arrancaron las uñas de los pies y ahorita está bajo tratamiento psicológico, La Fiscalía está ayudando”, platicó una de las tías del menor.
Así ocurrió
El menor, a quien llamaremos Salvador N, para proteger su identidad, desapareció en diciembre de 2020. Le contó a sus amigos que vio una oferta de trabajo en la red social Facebook.
El empleo, era para trabajar en San Luis Potosí y los reclutadores lo citaron en un centro comercial, desde ahí nada se supo de él.
Sus familiares comenzaron una búsqueda, tanto en redes sociales como en los principales diarios de la ciudad, pero nunca hubo resultados positivos, hasta que él regresó en mayo pasado.
Tiene miedo
El niño está atemorizado, tiene miedo y no duerme ni come bien, a pesar de que ya se encuentra bajo el trato de un psicólogo. Por salud mental, no vive en su casa sino en la de un familiar, en otra zona de la ciudad.
Chavita, les contó a sus familiares que lo reclutó un grupo criminal, lo llevaron a un lugar, que describe como una finca muy grande. Él estaba con otros jovencitos de su misma edad y cada semana llegaban más, como él.
A su familia, el menor les ha contado que cuidaba gente y que hacía “cosas malas”, pero al recordar eso, llora y grita, por lo que no ha descrito que era lo que exactamente tenía que hacer.
Su tía, era parte de un colectivo de búsqueda, al que llegó con la esperanza de encontrar a los dos jóvenes con vida, pero a petición de su hermano, tras la muerte de su esposa, abandonó el grupo.