PARIS, Francia – Cuando parecían a punto de llegar al poder, los dos grandes partidos alemanes enfrentan fuertes resistencias internas, que cuestionan los acuerdos alcanzados la semana pasada para formar la coalición de gobierno que debe dirigir el país hasta 2021.
El más afectado es Schulz. El deterioro que sufrió desde las elecciones de octubre, lo obligó primero a abandonar la presidencia del partido socialdemócrata (SPD). Luego debió resignar la cartera de Relaciones Exteriores que le atribuyó el pacto con la democracia cristiana (CDU).
El acuerdo final de coalición depende de la votación de los 464.000 afiliados del SPD, cuyos resultados se conocerán entre el 3 y el 4 de marzo. Kevin Kühnert, carismático líder de los Jusos —acrónimo de Juventud Socialdemócrata—, multiplicó en los últimos días sus actos para instar a los militantes a votar contra la GroKo (Grosse Koalition = gran coalición).
Para evitar esa catástrofe, que colocaría a Alemania al borde de la mayor crisis política de la post-guerra, la futura ministra de Empleo y Asuntos Sociales, Andrea Nahles (46 años), que reemplazó a Schulz en la presidencia del partido, tuvo que salir a movilizar las reservas obreras y populares del SPD para incitarlos a acudir a las urnas.
La situación también es crítica para Merkel. Fragilizada en 2015 por la crisis de los refugiados y luego por los decepcionantes resultados obtenidos en las elecciones de octubre —en las que perdió 8,5% de votos y 65 diputados en el Bundestag—, el acuerdo con el SPD agravó aun más su posición dentro de su partido. Le critican en particular las “enormes concesiones” realizadas a la socialdemocracia. Ese bastión, ocupado en los últimos años por el ordoliberal Wolfgang Schauble, fue siempre considerado como una “garantía de rigor presupuestario”. “Fue una concesión innecesaria”, se atrevió a decir Wolfgang Bosbach, una de las figuras de la CDU. El influyente semanario Der Spiegel ilustró el sentimiento que prevalece en la CDU al mostrar una caricatura de la canciller, totalmente desnuda, después de haber sido despojada de sus vestimentas por la SPD. "Un jefe de partido responsable también debe pensar en su sucesión”, agregó Christian Wagner, que reclamó un “cambio de dirección”. A imagen y semejanza de los Jusos, la juventud de la CDU también se sumó a la batalla contra Merkel. Su líder, Paul Ziemiak, desencadenó la lucha por la sucesión al reclamar abiertamente la renuncia de la canciller. Para el poderoso diario Süddeutsche Zeitung, que refleja las posiciones de los sectores industriales bávaros, "la transición hacia el post-Merkel ya ha comenzado”.