WASHINGTON. En su primera visita al Departamento de Estado, el presidente Joe Biden dio su primer golpe de timón en politica exterior para revertir algunas de las órdenes más polémicas de su antesesor, Donald Trump.
En un discurso en el que esbozó las que serán las líneas maestras de su gestión en la materia, Biden anunció su intención de multiplicar por ocho el número de refugiados que pueden ser admitidos en Estados Unidos desde el mínimo histórico impuesto por Trump al final de su mandato.
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De acuerdo con una promesa de campaña, Biden ha establecido la cuota anual de refugiados que pueden ser admitidos bajo el programa de reasentamiento en 125 mil, en comparación con 15 mil para el año presupuestario actual.
Biden también anunció una suspensión de la retirada de las tropas de EU de Alemania y el cese del apoyo a la ofensiva liderada por Arabia Saudita en Yemen “una guerra que ha creado una catástrofe humanitaria estratégica”.
En ese sentido, pidió a su equipo que se asegure el apoyo de la ONU para liderar una iniciativa para imponer un alto el fuego y anunció la designación de un enviado especial para Yemen.
Biden también se refirió a China y Rusia, a los que ofreció una de cal y otra de arena: “El liderazgo estadounidense debe estar a la altura de este nuevo momento de avance del autoritarismo, incluyendo las ambiciones crecientes de China para rivalizar con EU y la determinación de Rusia de perjudicar nuestra democracia”.
“Le dejé claro al presidente (Vladimir) Putin, de una manera muy diferente a mi antecesor, que la época en que Estados Unidos se sometió a los actos agresivos de Rusia (...) se acabó”, agregó.
Sobre China, advirtió de que no permitirá “abusos económicos” ni ataques a derechos humanos, la propiedad intelectual y la gobernanza global: Aunque “estamos preparados para trabajar con Pekín, cuando sea en interés de EU”, reconoció.
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