Damasco.- El grupo yihadista Estado Islámico (EI) reivindicó hoy los atentados del domingo contra iglesias, hoteles y zonas residenciales en Sri Lanka, que han dejado hasta ahora al menos 321 muertos y más de 500 heridos, pero sin presentar ninguna prueba de su autoría o vinculación con los ataques.
En un mensaje publicado por la agencia de noticias Amaq, afín al grupo, el EI aseguró que la cadena de atentados fue llevada a cabo por “combatientes yihadistas" y que tuvo como objetivo los ciudadanos de los países de la coalición internacional dirigida por Estados Unidos.
El Grupo Inteligencia SITE, que monitorea sitios web yihadistas, también reportó que el EI se responsabilizó de los atentados, sin embargo, la autenticidad de esta información difundida a través de la red de mensajería Telegram no pudo ser verificada.
La atribución de los atentados por parte del EI tiene lugar un día después de que el gobierno de Sri Lanka culpó a un grupo terrorista islamista local, el National Thowheet Jama'ath (NTJ), de estar detrás de las explosiones, efectuadas con el apoyo de una “red internacional”.
Los ataques fueron en tres iglesias en las ciudades de Batticaloa, Negombo y Colombo, así como en los hoteles capitalinos El Shangri-La, Kingsbury y Cinnamon Grand, así como cerca de un zoológico y una zona residencial de la capital cingalesa.
El gobierno de Sri Lanka decretó el estado de emergencia en el país y declaró un día de luto nacional este martes por las víctimas de los atentados.
Poco antes, el ministro de Defensa de Sri Lanka, Ruwan Wijewardene, reportó que los primeros elementos de la investigación sobre los atentados muestran que fueron en represalia por la reciente masacre en dos mezquitas de Nueva Zelandia.
"Las investigaciones preliminares revelaron que lo que ocurrió en Sri Lanka fue en represalia por el ataque contra los musulmanes de Christchurch", dijo Wijewardene ante el Parlamento, en referencia al ataque que causó 50 muertos el pasado 15 de marzo en dos mezquitas de la ciudad del sur de Nueva Zelandia.
Hasta 2009, Sri Lanka vivió 26 años de guerra civil entre las fuerzas gubernamentales y los separatistas tamiles del norte de la isla, que terminó con la derrota de los rebeldes, y desde entonces los episodios de violencia étnica y religiosa habían sido esporádicos hasta el domingo anterior.