/ sábado 3 de marzo de 2018

Conoce a Hope Hicks, la hija “adoptiva” de Donald Trump

La joven es una de las pocas personas en la Casa Blanca capaz de hacerle cambiar de opinión

Washington.- Discreta y leal, Hope Hicks desempeñó durante meses el papel de hija "adoptiva" del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, encargándose de diseñar junto a él la estrategia de comunicación de la Casa Blanca y salvando al mandatario en algunos de sus momentos más complicados.

Hicks, de 29 años, ha estado con Trump desde el principio, antes de que lanzara en agosto de 2015 su candidatura presidencial y es conocida por ser una de las pocas personas en la Casa Blanca que entienden la personalidad del mandatario y son capaces de hacerle cambiar de opinión.

"El papel más importante de Hope es que conecta con Trump, le entiende totalmente", dijo a la prensa en 2016 Paul Manafort, exjefe de campaña de Trump y ahora imputado por varios cargos como fruto de la investigación sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones presidenciales.

La Casa Blanca anunció hoy la marcha de Hicks, cuya fecha de salida vendrá en las próximas semanas, aunque no ha sido concretada.

Hicks, de 29 años, ha sido descrita por funcionarios de la Casa Blanca como "la hija real" de Trump, mientras que su verdadera hija, Ivanka Trump, desempeña el papel de esposa, según recoge el periodista y escritor Michael Wolff en su polémico libro "Fuego y furia".

En su escrito, Wolff asegura que Trump tiene un cariño paternal a Hicks y, además, afirma que la joven siente una especial devoción por el magnate, razón por la que alimenta su ego al presentarle artículos de prensa positivos y al coordinar entrevistas amables con la cadena conservadora Fox.

No obstante, según Wolff, tanto Trump como Hicks sentían el deseo irreprimible de conseguir buena prensa por parte de algunos periodistas más duros como Maggie Haberman del diario The New York Times, quien hoy fue la primera persona en dar la noticia sobre la marcha de Hicks.

Como directora de comunicaciones, Hicks se encargó de forjar el mensaje de la Casa Blanca y, por ejemplo, jugó un papel esencial en la aprobación el pasado mes de diciembre de la reforma fiscal, la mayor en tres décadas en Estados Unidos y, hasta ahora, el mayor logro legislativo de Trump.

También ha trabajado con la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, en "estabilizar el equipo de prensa y comunicación", según dijo hoy la Casa Blanca.

No obstante, Hicks también llegó a protagonizar involuntariamente uno de los escándalos más recientes de la Casa Blanca debido a que actualmente es la pareja de Rob Porter, quien tuvo que renunciar este mes de su puesto de secretario de personal tras haber sido acusado de maltrato por sus dos exesposas.

Cuando comenzó a trabajar para Trump, Hicks no había tenido ningún tipo de experiencia política.

Conoció en 2012 a Ivanka Trump cuando estaba trabajando para una firma de relaciones públicas de Nueva York y enseguida conectó con la hija del magnate, quien la invitó a unirse en agosto de 2014 a la Organización Trump y convirtió a Hicks en una de sus asesoras más cercanas en su línea de moda.

Hicks creció a la sombra de Ivanka y llegó a trabajar como modelo para la tienda en Internet de su marca de ropa.

En enero de 2015, el magnate citó a Hicks en el piso 26 de su torre en Manhattan para nombrarle portavoz de su futura candidatura presidencial, que lanzó unos meses después, en agosto.

"El señor Trump me miró y me dijo: 'estoy pensando en presentarme a las elecciones presidenciales y tú vas a ser mi portavoz'", narró Hicks en abril de 2016 a New York Magazine.

De esa forma, el multimillonario se lanzó a la contienda presidencial, comenzó a ganar primarias y se convirtió oficialmente en el candidato republicano en julio de 2016, momento en el que Hicks ya ejercía de portavoz de la campaña, atendiendo cada día cientos de peticiones de periodistas.

Una vez en la Casa Blanca, Trump creó para Hicks el puesto de directora de comunicaciones estratégicas, desde donde coordinaba el mensaje y las apariciones en medios del presidente.

Mientras el caos reinaba en la Casa Blanca, Hicks se mantuvo al margen, firme al lado de Trump e impasible ante las constantes dimisiones, una actitud que hizo que el diario Político describiera a la asesora como unas de las pocas personas "intocables" en el círculo cercano de Trump.

En declaraciones a Político, una persona cercana al magnate consideró que Hicks es una especie de "souvenir de la torre Trump" que el mandatario ha traído a la Casa Blanca para recordar su antigua vida y tener a alguien con quien, desde la nostalgia, hablar de los buenos tiempos de Nueva York.

Hicks dejará pronto la Casa Blanca y la cuestión, quizás, es cómo Trump vivirá sin ella.


Washington.- Discreta y leal, Hope Hicks desempeñó durante meses el papel de hija "adoptiva" del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, encargándose de diseñar junto a él la estrategia de comunicación de la Casa Blanca y salvando al mandatario en algunos de sus momentos más complicados.

Hicks, de 29 años, ha estado con Trump desde el principio, antes de que lanzara en agosto de 2015 su candidatura presidencial y es conocida por ser una de las pocas personas en la Casa Blanca que entienden la personalidad del mandatario y son capaces de hacerle cambiar de opinión.

"El papel más importante de Hope es que conecta con Trump, le entiende totalmente", dijo a la prensa en 2016 Paul Manafort, exjefe de campaña de Trump y ahora imputado por varios cargos como fruto de la investigación sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones presidenciales.

La Casa Blanca anunció hoy la marcha de Hicks, cuya fecha de salida vendrá en las próximas semanas, aunque no ha sido concretada.

Hicks, de 29 años, ha sido descrita por funcionarios de la Casa Blanca como "la hija real" de Trump, mientras que su verdadera hija, Ivanka Trump, desempeña el papel de esposa, según recoge el periodista y escritor Michael Wolff en su polémico libro "Fuego y furia".

En su escrito, Wolff asegura que Trump tiene un cariño paternal a Hicks y, además, afirma que la joven siente una especial devoción por el magnate, razón por la que alimenta su ego al presentarle artículos de prensa positivos y al coordinar entrevistas amables con la cadena conservadora Fox.

No obstante, según Wolff, tanto Trump como Hicks sentían el deseo irreprimible de conseguir buena prensa por parte de algunos periodistas más duros como Maggie Haberman del diario The New York Times, quien hoy fue la primera persona en dar la noticia sobre la marcha de Hicks.

Como directora de comunicaciones, Hicks se encargó de forjar el mensaje de la Casa Blanca y, por ejemplo, jugó un papel esencial en la aprobación el pasado mes de diciembre de la reforma fiscal, la mayor en tres décadas en Estados Unidos y, hasta ahora, el mayor logro legislativo de Trump.

También ha trabajado con la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, en "estabilizar el equipo de prensa y comunicación", según dijo hoy la Casa Blanca.

No obstante, Hicks también llegó a protagonizar involuntariamente uno de los escándalos más recientes de la Casa Blanca debido a que actualmente es la pareja de Rob Porter, quien tuvo que renunciar este mes de su puesto de secretario de personal tras haber sido acusado de maltrato por sus dos exesposas.

Cuando comenzó a trabajar para Trump, Hicks no había tenido ningún tipo de experiencia política.

Conoció en 2012 a Ivanka Trump cuando estaba trabajando para una firma de relaciones públicas de Nueva York y enseguida conectó con la hija del magnate, quien la invitó a unirse en agosto de 2014 a la Organización Trump y convirtió a Hicks en una de sus asesoras más cercanas en su línea de moda.

Hicks creció a la sombra de Ivanka y llegó a trabajar como modelo para la tienda en Internet de su marca de ropa.

En enero de 2015, el magnate citó a Hicks en el piso 26 de su torre en Manhattan para nombrarle portavoz de su futura candidatura presidencial, que lanzó unos meses después, en agosto.

"El señor Trump me miró y me dijo: 'estoy pensando en presentarme a las elecciones presidenciales y tú vas a ser mi portavoz'", narró Hicks en abril de 2016 a New York Magazine.

De esa forma, el multimillonario se lanzó a la contienda presidencial, comenzó a ganar primarias y se convirtió oficialmente en el candidato republicano en julio de 2016, momento en el que Hicks ya ejercía de portavoz de la campaña, atendiendo cada día cientos de peticiones de periodistas.

Una vez en la Casa Blanca, Trump creó para Hicks el puesto de directora de comunicaciones estratégicas, desde donde coordinaba el mensaje y las apariciones en medios del presidente.

Mientras el caos reinaba en la Casa Blanca, Hicks se mantuvo al margen, firme al lado de Trump e impasible ante las constantes dimisiones, una actitud que hizo que el diario Político describiera a la asesora como unas de las pocas personas "intocables" en el círculo cercano de Trump.

En declaraciones a Político, una persona cercana al magnate consideró que Hicks es una especie de "souvenir de la torre Trump" que el mandatario ha traído a la Casa Blanca para recordar su antigua vida y tener a alguien con quien, desde la nostalgia, hablar de los buenos tiempos de Nueva York.

Hicks dejará pronto la Casa Blanca y la cuestión, quizás, es cómo Trump vivirá sin ella.


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