/ martes 8 de diciembre de 2020

Intensamente | El teatrote de Jesusa Rodríguez

Para la directora de teatro, que hoy es senadora de la República, la tribuna es un escenario más en el que puede hacer política

La senadora usa el perfomance para llamar la atención sobre asuntos de interés general, como la defensa del petróleo, el maíz, la marihuana, el rechazo a la corrida de toros y el maltrato a los animales.

Ataviada con huipil, rebozo, sombrero de Sahuayo y morral de hilo de maguey, la actriz, directora de teatro, escenógrafa y también senadora, Laura María de Jesús Rodríguez Ramírez, más conocida como Jesusa Rodríguez, nos habla de las nuevas formas que ha encontrado de hacer política legislativa.

Recuerda sus días de gloria haciendo teatro y los espectáculos que realizaba, a los cuales considera de desobediencia civil: “Estábamos muy hartas del modelo político de México, de nunca conocer un presidente que no nos diera vergüenza, de una estructura que se iba corrompiendo más y más. Y ese era nuestro trabajo: denunciar lo que estaba pasando en el gobierno mexicano”.

Sobre su salto del espectáculo a la política, comenta que en el arte no siempre se ve el resultado inmediato, mientras que en la política hay resultados inmediatos en la población, sobre todo cuando se aplican políticas públicas. “Me ganó mucho ver que tu trabajo puede servir a los demás con resultados concretos”.

Suelo decir que estoy en el teatrote, porque el Senado te lo permite, es un escenario que aplica las reglas del teatro

Jesusa llegó al Senado como suplente de la actual secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero y desde el primer día de su toma de protesta, usó la tribuna parlamentaria para defender, denunciar y proponer.

Recuerda que conoció al presidente de México Andrés Manuel López Obrador en el teatro El Hábito, cuando el político tabasqueño fue a ver su espectáculo en 2001. En esa ocasión, dice, hablaron de un proyecto para una casa de refugio para las trabajadoras sexuales independientes de La Merced.

“Fue sensible, como nunca un político a una problemática de las señoras trabajadoras sexuales más pobres de La Merced, que hasta la fecha ahí está en la plaza Torres Quintero, se llama Casa Xochiquetzal, es un refugio para mujeres mayores que han dedicado su vida a ese trabajo”.

Sin embargo, también recalca que no siempre ha estado de acuerdo con él y que así lo ha expresado en su momento.

LA TRIBUNA DEL SENADO, UN TEATROTE

-¿Cómo ha armonizado su producción artística con lo político y lo social?

-Sigo haciendo lo mismo, suelo decir que ahora estoy en el teatrote, porque el Senado te lo permite, es un escenario que aplica las mismas reglas del arte y del teatro para hacer política de otra manera. Estamos transformando muchas cosas, la manera de hacer política también tenía que transformarse en México.

“He estado haciendo todo el tiempo perfomance, ahora en las redes sociales, en estos dos años innumerables videos performáticos donde hago personajes y textos, un trabajo igualmente arduo que el del teatro pero con un objetivo político específico. Y por otro lado, aquí en el Senado que es una tarea diferente, comunicarte con la sociedad, ir a comunidad y ayudar, todo eso lo estamos haciendo, pero se enlaza con el trabajo escénico, por ejemplo cuando presenté la iniciativa del maíz y pongo una instalación artística, que no se había hecho antes, pero es momento de hacerlo, de que el arte también tiene que ser parte de esta transformación política y social.

Tiene que ver con el oficio de cada quien, continúa. “El mío fue ser directora, escenógrafa, escritora de guiones y actriz; la historia, hacer todo el proceso y cuando llegó al Senado, ¿qué herramienta tengo? Mientras voy aprendiendo de técnica legislativa, mientras me voy informando de cómo, qué puedo aportar de mi profesión a esta tarea. Y descubro que puedo aportar performatividad y comienzo a utilizar lo que aprendí en 40 años, que es hacer perfomance político y mucha gente no se atreve porque es una ruptura con las convenciones anteriores y las rupturas siempre dan miedo a la gente, porque te van a criticar y te van a decir que estás loca, que cómo te atreves o que le faltas el respeto al Senado, pero importa mucho cómo lo haces y en qué momento.

“Aquí todavía es mucho más exigente que en el teatro, porque en el teatro político tienes que hablar de lo que pasó ese día, es un teatro periodístico, a nadie le importa el periódico de ayer, te ajustas a lo que está pasando hoy. Aquí, en el Senado, tienes que ser más oportuna, al día, al momento y a la hora, para no hacer cosas perjudiciales, irrespetuosas o fuera de lugar. Aquí el cuidado y la exigencia son mayores, pero el escenario está puesto.

Foto: Adrián Vázquez

DESOBEDIENCIA CIVIL PACÍFICA

La charla con Jesusa se desarrolla en un espacio del Senado en plena sesión, con mucho ajetreo legislativo, con cortes como los del teatro para acudir a votar y regresa enjundiosa a la tercera llamada.

Antes de 2005, dice la legisladora, la gente en México no sabía ni siquiera que quería decir resistencia civil ni la desobediencia civil pacífica, nunca se hizo popular el pensamiento de luchadores como Gandhi, Luther King, Mandela, Torok y tantos más que han planteado el deber de la desobediencia civil; es un deber, una obligación del ciudadano cuando hay un gobierno dictatorial, corrupto y entreguista, el pueblo tiene que desobedecer.

“Y es a partir del plantón de Reforma en 2006 que se comprende en México; no hay antecedentes, no hay cultura de desobediencia civil, y si acaso ocurría estaba invisibilizada; ahí comenzó la gente a entender qué significada la desobediencia civil.

“Había pequeños focos, como la interpelación de Porfirio Muñoz Ledo a Miguel de la Madrid en su Informe de Gobierno; un acto de desobediencia civil puede cambiar a un país, una sola persona o diez mil. Es un deber. Una herramienta extraordinaria que no se sabe usar.

“México es una sociedad enormemente conservadora en muchos aspectos. No sólo en lo sexual, sino en muchos temas. La influencia de las iglesias, en específico la católica es muy poderosa, es la herramienta que utilizó la conquista para someter, es la herramienta espiritual para el sometimiento.

La directora de teatro dice que tiene admiración por muchas personas. “Si hablamos de México, aquellos que han estudiado nuestra cultura antigua Paul Westheim, en arqueología al maestro (Alfredo) López Austin; de los grandes muralistas (José Clemente) Orozco extraordinario, Frida Kahlo como escritora tiene maravillas, le hicimos un homenaje que se llamó las cartas de Frida”.

En la literatura, Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis; en teatro Antonin Artaud; “todo me parece admirable menos lo que yo he hecho’’.

No sé si me gustaría volver a nacer homo sapiens, tal vez nacer en una piedra extraña, en una cueva extraña

“Tenemos a Luis Villoro y Reyes Heroles. El dilema de Octavio Paz, de apoyar al mercado y luego arrepentirse, aun siendo un poeta a la altura de Paz, a nivel político se empantana.

“Ahora que ya no está, podemos rescatar de él toda su obra, pero es como Salvador Novo, otra figura polémica difícil de entender en la política, hay quienes lo ensalzan y hay quienes lo desprecian. Pero no se puede ver nada más de un lado.

“A Renato Leduc lo admiro, puse una obra de él en escena: Prometeos y políticos de Leduc, es asombroso como poeta, como Carlos Pellicer. Lo que digo que envueltos en el priismo y panismo se empantanan en muchos aspectos, igual que seguramente yo me he empantanado mil veces, nadie puede tirar la primera piedra, porque en México apenas recién estamos construyendo una realidad que se salga de esa hipocresía, de esa simulación”.

Con la Cuarta Transformación, Jesusa reflexiona antes de abundar sobre el tema; “sabemos lo que no queremos, que ya era vergonzoso y humillante. En la corriente de pensamiento son muchas diferencias porque si hay libertad, hay diversidad. Por ejemplo, no estoy de acuerdo con lo que ocurre en la Secretaría de Agricultura con la ganadería, yo inmediatamente empezaría, en lugar de estar pagando una vacuna, estuviéramos haciendo la repoblación de la ganadería, de los pollos y pesca. El Covid es la antesala de muchas otras pandemias que vendrán de las granjas porcinas, de la pesca indiscriminada, de las fábricas de pollos, que ya mataron a 49 niños los bachocos hace tiempo”.

La maravilla de la cuatroté, dice, es que no es monolítica, estamos todos pensando, proponiendo y luchando por ideales diversos. El futuro que veo es prometedor y a ver si logramos continuar y consolidar. Si el pueblo ve que esto funciona, el pueblo manda.

“Ahora lo que trabajo más es el derecho de los animales o de las personas no humanas porque considero, aunque es una discusión que viene desde Pitágoras y Aristóteles, llegó la hora, estamos aquí tapados de la boca viviendo una pandemia por consumir animales. Dejar de comerlos porque estamos en esta tragedia mundial por esta razón.

“Consideramos a los animales de nuestra propiedad, cosas nuestras y mientras eso ocurra en la constitución del mundo estamos a la deriva, hacía un precipicio que va a matar a la humanidad.

“En el mundo es una exigencia, una alarma inmediata: o dejamos de comernos a los animales y de explotarlos o nos acabamos el único hábitat que conocemos, que es el planeta tierra”.

La senadora Jesusa Rodríguez ingresó con una planta de marihuana a las instalaciones del pleno del Senado de la República / Foto: Cuartoscuro

MARIHUANA Y PEYOTE

-¿Alguna vez fumo marihuana, peyote?

-Por supuesto, me parece una planta portentosa, maravillosa. Fui amiga de la doctora Helia Bravo Hollis, la gran cactologa, le pregunte qué pensaba del peyote y me dijo: ‘el peyote es una planta extraordinaria que no es droga, porque no crea adicción ¡claro que no es una droga!’ Lo que no podemos es satanizar a ninguna planta y están ahí para admirarlas y venerarlas; las consumimos, es tu responsabilidad, y no puedo entender cómo es posible que nos preocupe el consumo de una planta cuando estamos en medio de una pandemia por comer animales y no nos preocupe el consumo de animales, que son personales que merecen vivir tanto como tú y como yo y nos lo comemos tres veces al día con el único objeto de afirmar que somos superiores los seres humanos a todo lo demás.

-¿Qué cambiaría de su vida si volviera a nacer?

-Cambiaría de especie, no sé si me gustaría volver a nacer homo sapiens, tal vez nacer en una piedra extraña, en una cueva extraña, me llevo bien con las piedras…

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La senadora usa el perfomance para llamar la atención sobre asuntos de interés general, como la defensa del petróleo, el maíz, la marihuana, el rechazo a la corrida de toros y el maltrato a los animales.

Ataviada con huipil, rebozo, sombrero de Sahuayo y morral de hilo de maguey, la actriz, directora de teatro, escenógrafa y también senadora, Laura María de Jesús Rodríguez Ramírez, más conocida como Jesusa Rodríguez, nos habla de las nuevas formas que ha encontrado de hacer política legislativa.

Recuerda sus días de gloria haciendo teatro y los espectáculos que realizaba, a los cuales considera de desobediencia civil: “Estábamos muy hartas del modelo político de México, de nunca conocer un presidente que no nos diera vergüenza, de una estructura que se iba corrompiendo más y más. Y ese era nuestro trabajo: denunciar lo que estaba pasando en el gobierno mexicano”.

Sobre su salto del espectáculo a la política, comenta que en el arte no siempre se ve el resultado inmediato, mientras que en la política hay resultados inmediatos en la población, sobre todo cuando se aplican políticas públicas. “Me ganó mucho ver que tu trabajo puede servir a los demás con resultados concretos”.

Suelo decir que estoy en el teatrote, porque el Senado te lo permite, es un escenario que aplica las reglas del teatro

Jesusa llegó al Senado como suplente de la actual secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero y desde el primer día de su toma de protesta, usó la tribuna parlamentaria para defender, denunciar y proponer.

Recuerda que conoció al presidente de México Andrés Manuel López Obrador en el teatro El Hábito, cuando el político tabasqueño fue a ver su espectáculo en 2001. En esa ocasión, dice, hablaron de un proyecto para una casa de refugio para las trabajadoras sexuales independientes de La Merced.

“Fue sensible, como nunca un político a una problemática de las señoras trabajadoras sexuales más pobres de La Merced, que hasta la fecha ahí está en la plaza Torres Quintero, se llama Casa Xochiquetzal, es un refugio para mujeres mayores que han dedicado su vida a ese trabajo”.

Sin embargo, también recalca que no siempre ha estado de acuerdo con él y que así lo ha expresado en su momento.

LA TRIBUNA DEL SENADO, UN TEATROTE

-¿Cómo ha armonizado su producción artística con lo político y lo social?

-Sigo haciendo lo mismo, suelo decir que ahora estoy en el teatrote, porque el Senado te lo permite, es un escenario que aplica las mismas reglas del arte y del teatro para hacer política de otra manera. Estamos transformando muchas cosas, la manera de hacer política también tenía que transformarse en México.

“He estado haciendo todo el tiempo perfomance, ahora en las redes sociales, en estos dos años innumerables videos performáticos donde hago personajes y textos, un trabajo igualmente arduo que el del teatro pero con un objetivo político específico. Y por otro lado, aquí en el Senado que es una tarea diferente, comunicarte con la sociedad, ir a comunidad y ayudar, todo eso lo estamos haciendo, pero se enlaza con el trabajo escénico, por ejemplo cuando presenté la iniciativa del maíz y pongo una instalación artística, que no se había hecho antes, pero es momento de hacerlo, de que el arte también tiene que ser parte de esta transformación política y social.

Tiene que ver con el oficio de cada quien, continúa. “El mío fue ser directora, escenógrafa, escritora de guiones y actriz; la historia, hacer todo el proceso y cuando llegó al Senado, ¿qué herramienta tengo? Mientras voy aprendiendo de técnica legislativa, mientras me voy informando de cómo, qué puedo aportar de mi profesión a esta tarea. Y descubro que puedo aportar performatividad y comienzo a utilizar lo que aprendí en 40 años, que es hacer perfomance político y mucha gente no se atreve porque es una ruptura con las convenciones anteriores y las rupturas siempre dan miedo a la gente, porque te van a criticar y te van a decir que estás loca, que cómo te atreves o que le faltas el respeto al Senado, pero importa mucho cómo lo haces y en qué momento.

“Aquí todavía es mucho más exigente que en el teatro, porque en el teatro político tienes que hablar de lo que pasó ese día, es un teatro periodístico, a nadie le importa el periódico de ayer, te ajustas a lo que está pasando hoy. Aquí, en el Senado, tienes que ser más oportuna, al día, al momento y a la hora, para no hacer cosas perjudiciales, irrespetuosas o fuera de lugar. Aquí el cuidado y la exigencia son mayores, pero el escenario está puesto.

Foto: Adrián Vázquez

DESOBEDIENCIA CIVIL PACÍFICA

La charla con Jesusa se desarrolla en un espacio del Senado en plena sesión, con mucho ajetreo legislativo, con cortes como los del teatro para acudir a votar y regresa enjundiosa a la tercera llamada.

Antes de 2005, dice la legisladora, la gente en México no sabía ni siquiera que quería decir resistencia civil ni la desobediencia civil pacífica, nunca se hizo popular el pensamiento de luchadores como Gandhi, Luther King, Mandela, Torok y tantos más que han planteado el deber de la desobediencia civil; es un deber, una obligación del ciudadano cuando hay un gobierno dictatorial, corrupto y entreguista, el pueblo tiene que desobedecer.

“Y es a partir del plantón de Reforma en 2006 que se comprende en México; no hay antecedentes, no hay cultura de desobediencia civil, y si acaso ocurría estaba invisibilizada; ahí comenzó la gente a entender qué significada la desobediencia civil.

“Había pequeños focos, como la interpelación de Porfirio Muñoz Ledo a Miguel de la Madrid en su Informe de Gobierno; un acto de desobediencia civil puede cambiar a un país, una sola persona o diez mil. Es un deber. Una herramienta extraordinaria que no se sabe usar.

“México es una sociedad enormemente conservadora en muchos aspectos. No sólo en lo sexual, sino en muchos temas. La influencia de las iglesias, en específico la católica es muy poderosa, es la herramienta que utilizó la conquista para someter, es la herramienta espiritual para el sometimiento.

La directora de teatro dice que tiene admiración por muchas personas. “Si hablamos de México, aquellos que han estudiado nuestra cultura antigua Paul Westheim, en arqueología al maestro (Alfredo) López Austin; de los grandes muralistas (José Clemente) Orozco extraordinario, Frida Kahlo como escritora tiene maravillas, le hicimos un homenaje que se llamó las cartas de Frida”.

En la literatura, Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis; en teatro Antonin Artaud; “todo me parece admirable menos lo que yo he hecho’’.

No sé si me gustaría volver a nacer homo sapiens, tal vez nacer en una piedra extraña, en una cueva extraña

“Tenemos a Luis Villoro y Reyes Heroles. El dilema de Octavio Paz, de apoyar al mercado y luego arrepentirse, aun siendo un poeta a la altura de Paz, a nivel político se empantana.

“Ahora que ya no está, podemos rescatar de él toda su obra, pero es como Salvador Novo, otra figura polémica difícil de entender en la política, hay quienes lo ensalzan y hay quienes lo desprecian. Pero no se puede ver nada más de un lado.

“A Renato Leduc lo admiro, puse una obra de él en escena: Prometeos y políticos de Leduc, es asombroso como poeta, como Carlos Pellicer. Lo que digo que envueltos en el priismo y panismo se empantanan en muchos aspectos, igual que seguramente yo me he empantanado mil veces, nadie puede tirar la primera piedra, porque en México apenas recién estamos construyendo una realidad que se salga de esa hipocresía, de esa simulación”.

Con la Cuarta Transformación, Jesusa reflexiona antes de abundar sobre el tema; “sabemos lo que no queremos, que ya era vergonzoso y humillante. En la corriente de pensamiento son muchas diferencias porque si hay libertad, hay diversidad. Por ejemplo, no estoy de acuerdo con lo que ocurre en la Secretaría de Agricultura con la ganadería, yo inmediatamente empezaría, en lugar de estar pagando una vacuna, estuviéramos haciendo la repoblación de la ganadería, de los pollos y pesca. El Covid es la antesala de muchas otras pandemias que vendrán de las granjas porcinas, de la pesca indiscriminada, de las fábricas de pollos, que ya mataron a 49 niños los bachocos hace tiempo”.

La maravilla de la cuatroté, dice, es que no es monolítica, estamos todos pensando, proponiendo y luchando por ideales diversos. El futuro que veo es prometedor y a ver si logramos continuar y consolidar. Si el pueblo ve que esto funciona, el pueblo manda.

“Ahora lo que trabajo más es el derecho de los animales o de las personas no humanas porque considero, aunque es una discusión que viene desde Pitágoras y Aristóteles, llegó la hora, estamos aquí tapados de la boca viviendo una pandemia por consumir animales. Dejar de comerlos porque estamos en esta tragedia mundial por esta razón.

“Consideramos a los animales de nuestra propiedad, cosas nuestras y mientras eso ocurra en la constitución del mundo estamos a la deriva, hacía un precipicio que va a matar a la humanidad.

“En el mundo es una exigencia, una alarma inmediata: o dejamos de comernos a los animales y de explotarlos o nos acabamos el único hábitat que conocemos, que es el planeta tierra”.

La senadora Jesusa Rodríguez ingresó con una planta de marihuana a las instalaciones del pleno del Senado de la República / Foto: Cuartoscuro

MARIHUANA Y PEYOTE

-¿Alguna vez fumo marihuana, peyote?

-Por supuesto, me parece una planta portentosa, maravillosa. Fui amiga de la doctora Helia Bravo Hollis, la gran cactologa, le pregunte qué pensaba del peyote y me dijo: ‘el peyote es una planta extraordinaria que no es droga, porque no crea adicción ¡claro que no es una droga!’ Lo que no podemos es satanizar a ninguna planta y están ahí para admirarlas y venerarlas; las consumimos, es tu responsabilidad, y no puedo entender cómo es posible que nos preocupe el consumo de una planta cuando estamos en medio de una pandemia por comer animales y no nos preocupe el consumo de animales, que son personales que merecen vivir tanto como tú y como yo y nos lo comemos tres veces al día con el único objeto de afirmar que somos superiores los seres humanos a todo lo demás.

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