/ lunes 29 de junio de 2020

México presenta cuatro proyectos para desarrollar vacuna contra Covid-19

Entre enero y octubre de 2021 México podría contar con la primera vacuna de elaboración nacional, informó el canciller Marcelo Ebrard

Entre enero y octubre de 2021 México podría contar con la primera vacuna de elaboración nacional de los cuatro proyectos que hasta ahora buscan obtener recursos de la Colación para las Innovaciones en Preparación para Epidemias que se lanzó desde Noruega, dieron a conocer el canciller Marcelo Ebrard y el secretario de Salud, Jorge Alcocer.

Contrario a la que afirmó el jueves pasado el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, que dijo: “En México, hasta donde llega mi conocimiento, no existe un proyecto de creación de una vacuna, lo que tenemos es comunidades de investigación sobre todo en ciencias básicas que tienen experiencia en inmunología”.

El subsecretario puso como ejemplo de lo que se publica en medios y la realidad que “hace unos pocos días salió una noticia de que el Instituto Mexicano del Seguro Social estaba creando una vacuna y este es un ejemplo más de cómo entre la realidad y lo que finalmente permea a la sociedad puede haber una distancia muy grande”.

Sin embargo, hace unas horas la cancillería convocó a la Presentación de Desarrollos Mexicanos de Vacunas Participantes en el consorcio del gobierno del Noruega y con apoyo de la OMS para que las investigaciones mexicanas obtengan financiamiento.

Ahí el secretario Alcocer dijo que actualmente existen más de 100 proyectos de vacunas para SARS CoV2, agrupadas en cuatro grandes grupos basados en diferentes virus o partes virales.

En el proyecto de panorama de vacunas candidatas de la Organización Mundial de la Salud, se reporta al 28 de junio de 2020, 17 candidatos de vacunas en evaluación clínica y 131 candidatos de vacunas en evaluación preclínica, tres son las más prometedoras.

Una de esas iniciativas es la del consorcio internacional donde participa México y el gobierno de Noruega, que tiene hasta ahora la propuesta de 12 vacunas que buscan ser financiadas en los próximos meses.

El canciller Marcelo Ebrard anticipó que si en ese consorcio no son seleccionadas las propuestas mexicanas, el gobierno federal respaldará las iniciativas científicas.

“Siempre tendremos como primera posición el que México puede y debe desarrollar este tipo de vacunas, así como toda la infraestructura científica y tecnológica que determina hoy en día la salud pública.

Anunció que de forma paralela México busca traer los protocolos de las vacunas que ya se están desarrollando y sirven para probar de forma clínica los tratamientos hasta ahora impulsados.

Jorge Alcocer dijo que de las que se estudian, a la cabeza están una basada en un vector viral no replicante, que está en evaluación clínica fase 3. Otra que se basa en un vector viral no replicante de adenovirus tipo 5, en fase clínica 2 y, en el tercer puesto hay un prototipo de vacuna elaborada a partir de RNAm encapsulado, que se encuentra en fase clínica 2.

El secretario comentó que se necesita un riguroso monitoreo de seguridad en los ensayos clínicos de vacunas y medicamentos, aunque aún se desconoce la duración potencial de la inmunidad de la futura vacuna y si una dosis conferirá inmunidad, y tampoco existe una entidad mundial responsable de financiar u coordinar la fabricación de vacunas.

Consideró que México “cuenta con la capacidad científica y tecnológica, para impulsar el desarrollo de la investigación biomédica, farmacológica, de la genómica y proteómica”.

Esther Orozco, investigadora del Cinvestav, ex rectora de la Universidad de la Ciudad de México y coordinadora del consorcio explicó que el consorcio de instituciones se formó a invitación del gobierno de Noruega y participan cuatro equipos de instituciones como la UNAM, el IPN, el Tec de Monterrey, las universidades autónomas de Querétaro, de Baja California, el IMSS, el Instituto Nacional de Nutrición, así como empresarios, Avimex, Birmex, entre otros.

“El valor de la iniciativa radica en que se aquilata el talento y la generosidad de los científicos mexicanos, evidenciando el potencial de la colaboración en infraestructura y recursos humanos. La segunda es que se aprendió de nuevos caminos para responder a la emergencia. Tres ratifica la unión de esfuerzos de científicos, empresarios y gobierno para tener iniciativas con resultados… La consigna es generosidad y solidaridad social, no mezquindad y beneficios particulares”.

Laura Palomares, investigadora del Instituto de Biotecnología, de la UNAM, dijo que la propuesta de vacuna recombinante y basa en una plataforma desarrollada hace cinco años a partir del Desarrollo de vacunas virales contra Zika y dengue. No maneja el virus vivo que provoca Covid-19. Además de la universidad, participan el Tec de monterrey, el IMSS y el laboratorio Liomont. Ellos confían en que a más tardar en 18 meses puedan alcanzar resultados.

Bernardo Lozano, director de Avimex, presentó su propuesta basada en una plataforma de salud animal con el trabajo del IMSS, de la UNAM y el Cinvestav y, compiten con 15 grupos internacionales que trabajan en la misma línea. Dijo que los trabajos más avanzados en el mundo son los del laboratorio Moderna, que está invirtiendo 480 millones de dólares, la segunda es la de Oxford de la empresa Astra-Zeneca y la tercera es de Migal que también tiene una millonaria inversión en la segunda fase de estudio.

Indicó que en su caso podrían producir hasta 5 millones de dosis por semana. Avimex tiene capacidad para desarrollar vacunas vectorizadas para Covid-19, de manera que se garantice la seguridad, estabilidad, agilidad para su producción y fácil aplicación intranasal. Se estima que en noviembre, diciembre o muy temprano en enero de 2021 se podría contar con la vacuna. “Si no se obtienen recursos internacionales poder contar con el apoyo del gobierno mexicano”.

José Manuel Aguilar, quien presentó el proyecto del Tec de Monterrey la Universidad Autónoma de Baja California, del IPN, la Universidad de California en San Diego y la Universidad de Colonia en Alemania, un consorcio bajo el nombre del Instituto Gould-Stephano que se creó hace 106 días, trabaja para estudiar la enfermedad, desarrollar alternativas de tratamiento e implementar una vacuna con la más moderna tecnología de ADN, a fin de que sea producida, almacenada, distribuida y aplicada de manera simple y a bajo costo.

Se encuentra en fase de estudio preclínico, ha sido revisada por la Cofepris y se hacen los protocolos para que se puedan aplicar las pruebas en un grupo de mexicanos.

Su plan prevé que en la fase de evaluación participen investigadores de la UNAM, el IMSS y el Instituto Nacional de Nutrición. Explicó que se requiere un financiamiento de 110 millones de dólares con los cuales se podría acelerar el proyecto para iniciar pruebas clínicas en noviembre y aprobar la vacuna en octubre de 2021, con un lote inicial de 160 millones de dosis para 80 millones de personas y capacidad de producción de 20 millones de dosis mensuales.

Teresa García Gasca, rectora de la Universidad Autónoma de Querétaro, presentó la propuesta basada en péptidos desarrollada con recursos propios de la universidad, del gobierno estatal y donativos del sector privado. “Estamos trabajando a marchas forzadas”.

La vacuna está desarrollada a partir de proteínas quiméricas recombinantes para contrarrestar a Covid-19 a partir de la inmunogenicidad.

La propuesta busca obtener en el proyecto una inversión de 49 millones de dólares. El trabajo se desarrolla a partir de una colaboración entre el IPN, la UNAM, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, entre otras instituciones.

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Entre enero y octubre de 2021 México podría contar con la primera vacuna de elaboración nacional de los cuatro proyectos que hasta ahora buscan obtener recursos de la Colación para las Innovaciones en Preparación para Epidemias que se lanzó desde Noruega, dieron a conocer el canciller Marcelo Ebrard y el secretario de Salud, Jorge Alcocer.

Contrario a la que afirmó el jueves pasado el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, que dijo: “En México, hasta donde llega mi conocimiento, no existe un proyecto de creación de una vacuna, lo que tenemos es comunidades de investigación sobre todo en ciencias básicas que tienen experiencia en inmunología”.

El subsecretario puso como ejemplo de lo que se publica en medios y la realidad que “hace unos pocos días salió una noticia de que el Instituto Mexicano del Seguro Social estaba creando una vacuna y este es un ejemplo más de cómo entre la realidad y lo que finalmente permea a la sociedad puede haber una distancia muy grande”.

Sin embargo, hace unas horas la cancillería convocó a la Presentación de Desarrollos Mexicanos de Vacunas Participantes en el consorcio del gobierno del Noruega y con apoyo de la OMS para que las investigaciones mexicanas obtengan financiamiento.

Ahí el secretario Alcocer dijo que actualmente existen más de 100 proyectos de vacunas para SARS CoV2, agrupadas en cuatro grandes grupos basados en diferentes virus o partes virales.

En el proyecto de panorama de vacunas candidatas de la Organización Mundial de la Salud, se reporta al 28 de junio de 2020, 17 candidatos de vacunas en evaluación clínica y 131 candidatos de vacunas en evaluación preclínica, tres son las más prometedoras.

Una de esas iniciativas es la del consorcio internacional donde participa México y el gobierno de Noruega, que tiene hasta ahora la propuesta de 12 vacunas que buscan ser financiadas en los próximos meses.

El canciller Marcelo Ebrard anticipó que si en ese consorcio no son seleccionadas las propuestas mexicanas, el gobierno federal respaldará las iniciativas científicas.

“Siempre tendremos como primera posición el que México puede y debe desarrollar este tipo de vacunas, así como toda la infraestructura científica y tecnológica que determina hoy en día la salud pública.

Anunció que de forma paralela México busca traer los protocolos de las vacunas que ya se están desarrollando y sirven para probar de forma clínica los tratamientos hasta ahora impulsados.

Jorge Alcocer dijo que de las que se estudian, a la cabeza están una basada en un vector viral no replicante, que está en evaluación clínica fase 3. Otra que se basa en un vector viral no replicante de adenovirus tipo 5, en fase clínica 2 y, en el tercer puesto hay un prototipo de vacuna elaborada a partir de RNAm encapsulado, que se encuentra en fase clínica 2.

El secretario comentó que se necesita un riguroso monitoreo de seguridad en los ensayos clínicos de vacunas y medicamentos, aunque aún se desconoce la duración potencial de la inmunidad de la futura vacuna y si una dosis conferirá inmunidad, y tampoco existe una entidad mundial responsable de financiar u coordinar la fabricación de vacunas.

Consideró que México “cuenta con la capacidad científica y tecnológica, para impulsar el desarrollo de la investigación biomédica, farmacológica, de la genómica y proteómica”.

Esther Orozco, investigadora del Cinvestav, ex rectora de la Universidad de la Ciudad de México y coordinadora del consorcio explicó que el consorcio de instituciones se formó a invitación del gobierno de Noruega y participan cuatro equipos de instituciones como la UNAM, el IPN, el Tec de Monterrey, las universidades autónomas de Querétaro, de Baja California, el IMSS, el Instituto Nacional de Nutrición, así como empresarios, Avimex, Birmex, entre otros.

“El valor de la iniciativa radica en que se aquilata el talento y la generosidad de los científicos mexicanos, evidenciando el potencial de la colaboración en infraestructura y recursos humanos. La segunda es que se aprendió de nuevos caminos para responder a la emergencia. Tres ratifica la unión de esfuerzos de científicos, empresarios y gobierno para tener iniciativas con resultados… La consigna es generosidad y solidaridad social, no mezquindad y beneficios particulares”.

Laura Palomares, investigadora del Instituto de Biotecnología, de la UNAM, dijo que la propuesta de vacuna recombinante y basa en una plataforma desarrollada hace cinco años a partir del Desarrollo de vacunas virales contra Zika y dengue. No maneja el virus vivo que provoca Covid-19. Además de la universidad, participan el Tec de monterrey, el IMSS y el laboratorio Liomont. Ellos confían en que a más tardar en 18 meses puedan alcanzar resultados.

Bernardo Lozano, director de Avimex, presentó su propuesta basada en una plataforma de salud animal con el trabajo del IMSS, de la UNAM y el Cinvestav y, compiten con 15 grupos internacionales que trabajan en la misma línea. Dijo que los trabajos más avanzados en el mundo son los del laboratorio Moderna, que está invirtiendo 480 millones de dólares, la segunda es la de Oxford de la empresa Astra-Zeneca y la tercera es de Migal que también tiene una millonaria inversión en la segunda fase de estudio.

Indicó que en su caso podrían producir hasta 5 millones de dosis por semana. Avimex tiene capacidad para desarrollar vacunas vectorizadas para Covid-19, de manera que se garantice la seguridad, estabilidad, agilidad para su producción y fácil aplicación intranasal. Se estima que en noviembre, diciembre o muy temprano en enero de 2021 se podría contar con la vacuna. “Si no se obtienen recursos internacionales poder contar con el apoyo del gobierno mexicano”.

José Manuel Aguilar, quien presentó el proyecto del Tec de Monterrey la Universidad Autónoma de Baja California, del IPN, la Universidad de California en San Diego y la Universidad de Colonia en Alemania, un consorcio bajo el nombre del Instituto Gould-Stephano que se creó hace 106 días, trabaja para estudiar la enfermedad, desarrollar alternativas de tratamiento e implementar una vacuna con la más moderna tecnología de ADN, a fin de que sea producida, almacenada, distribuida y aplicada de manera simple y a bajo costo.

Se encuentra en fase de estudio preclínico, ha sido revisada por la Cofepris y se hacen los protocolos para que se puedan aplicar las pruebas en un grupo de mexicanos.

Su plan prevé que en la fase de evaluación participen investigadores de la UNAM, el IMSS y el Instituto Nacional de Nutrición. Explicó que se requiere un financiamiento de 110 millones de dólares con los cuales se podría acelerar el proyecto para iniciar pruebas clínicas en noviembre y aprobar la vacuna en octubre de 2021, con un lote inicial de 160 millones de dosis para 80 millones de personas y capacidad de producción de 20 millones de dosis mensuales.

Teresa García Gasca, rectora de la Universidad Autónoma de Querétaro, presentó la propuesta basada en péptidos desarrollada con recursos propios de la universidad, del gobierno estatal y donativos del sector privado. “Estamos trabajando a marchas forzadas”.

La vacuna está desarrollada a partir de proteínas quiméricas recombinantes para contrarrestar a Covid-19 a partir de la inmunogenicidad.

La propuesta busca obtener en el proyecto una inversión de 49 millones de dólares. El trabajo se desarrolla a partir de una colaboración entre el IPN, la UNAM, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, entre otras instituciones.

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