/ domingo 15 de mayo de 2022

Acuífero Maya: así se procesa el agua de las cuevas subterráneas que atraviesan el sureste mexicano

Una extensa red de cuevas inundadas soporta el desarrollo social y económico de municipios como Cancún y Puerto Morelos

Cancún, Q. Roo.- A lo largo y ancho de la Península de Yucatán se extiende uno de los más grandes y complejos depósitos subterráneos de agua en el mundo, conformado por una infinita red de cuevas inundadas que da sustento a miles de personas que viven en el sureste mexicano (Campeche, Yucatán y Quintana Roo) a las actividades agropecuarias y, sobre todo, a la industria turística. Es el gran acuífero peninsular o acuífero maya.

Aunado a lo anterior, el acuífero contribuye a la preservación de material arqueológico, paleontológico y al desarrollo de delicados ecosistemas que se conectan entre sí. Por ello, uno de los desafíos más preocupantes por el ritmo actual de desarrollo económico de la zona es la propia captación de la misma agua subterránea, pues es la única fuente de agua dulce disponible en toda la Península.

El aprovechamiento del recurso hídrico implica un complejo proceso de extracción, distribución, desecho y reaprovechamiento. Es por ello que las autoridades federales y estatales otorgan concesiones para la explotación de agua, con el objetivo de que sean personas físicas o morales quienes se encarguen de todo el proceso del ciclo urbano del agua.

Concesiones

Cesar Alejandro Espinosa Rodríguez, gerente de Planificación, Proyectos y Desarrollos Hidráulicos de Cancún Aguakan, explica que los esquemas concesionados tienen muchas ventajas, pero es necesario primero “romper el paradigma de que lo que está concesionado es el agua, que eso como un lema político vende o como un reclamo social vende, la realidad es que lo que se concesiona es el servicio de agua potable”.

“El agua como tal es un bien nacional. No puede ser concesionada, porque es un bien que es de la Federación y que delega en los estados para su aprovechamiento, también para dar los servicios a los municipios de cada estado”, agrega.

La planta de tratamiento de agua, en Quintana Roo.

En términos simples, la concesión o el proceso del ciclo urbano del agua es “producir el agua, conducirla, desinfectarla, llevarla a las casas, que sea descargado el drenaje, limpiar y mantener ese drenaje, operar los cárcamos, operar las plantas.

Esa actividad es la parte que está concesionada al igual que la parte de la operación comercial”.

Desde 1994 la empresa DHC-Aguakan opera los servicios de agua potable, alcantarillado y saneamiento en los municipios de Benito Juárez (que tiene como cabecera a Cancún), Isla Mujeres y Puerto Morelos. A partir de 2015 se suma el municipio de Solidaridad. Actualmente, la concesionaria atiende a un millón 418 mil 789 habitantes de estas localidades.

Proceso de purificación

Durante una visita a la zona del acuífero maya en Quintana Roo, El Sol de México constató el proceso: El agua de la lluvia pasa a través de fracturas de la roca caliza de carbonato de calcio que predomina en la zona. Una vez que el líquido llega a las miles de cuevas subterráneas que hay en la región, se deposita en enormes galerías y miles de túneles interconectados que ha dado lugar a la reserva más grande de agua dulce en México y de donde Aguakan extrae el líquido, y luego lo regresa una vez que ha sido utilizado y purificado en los estándares.

Datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) refieren que más de 95 por ciento del agua que se consume a diario en los estados de Yucatán y Quintana Roo proviene del subsuelo. Por su parte, la Comisión Nacional del Agua calcula que el acuífero maya tiene un valor de recarga natural en 21 mil 813 hectómetros cúbicos, con una disponibilidad de dos mil 386.82 hectómetros cúbicos al año.

Foto: Roberto Hernández | El Sol de México

“Afortunadamente hay mucha (agua) en la región. No tenemos el problema de escasez de otras zonas. Aquí el acuífero es muy grande. El tema es que está muy lejos. No podemos tratar el agua aquí, porque el agua es de un entorno urbano, por los pozos de infiltración pluvial se contaminan, entonces no hay posibilidad de usarlos y nuestra zona de captación está a 30 kilómetros de distancia. Entonces es un reto enorme moverla, desinfectarla y luego traerla hasta acá”, dice Espinosa.

Sobre el proceso de desinfección de agua, Aguakan tiene 14 plantas de tratamiento de aguas residuales. La Norte puede limpiar hasta 350 litros de agua por segundo, además brinda el mayor saneamiento de las aguas sucias de la zona.

De inicio a fin, la empresa se encarga de recolectar el “agua negra” a través de un sistema de alcantarillado para hacerla llegar a las plantas de tratamiento. Al ingresar a las plantas, el “agua negra” pasa por un proceso que separa los materiales sólidos y se combina con oxígeno para estimular que los organismos vivos que están aún en ella, crezcan.

Foto: Roberto Hernández | El Sol de México

Una vez finalizada esta etapa se combina con gas de cloro para purificar el agua, punto en el cual la empresa se encarga de inyectarla de nueva cuenta a más de 100 metros de profundidad en el manto salino para que vuelva a su proceso natural. Los residuos sólidos son depositados en grandes rellenos sanitarios para reducir el impacto ambiental.

“El tratamiento de las aguas residuales es toda una estrategia ambiental, porque eso nos permite darles un tratamiento adecuado y regresarlas a la naturaleza sin generar problemas de contaminación. Esto nos permite asegurar la salud hacia la población, nos permite generar un mejor estilo de vida en todos los sentidos”, señala Alejandra Mayorga, encargada del área de responsabilidad social de Aguakan.

Para este año, la concesionaria del servicio de agua potable Aguakan anunció una inversión de 722 millones de pesos que servirá para echar a andar dos nuevas plantas de tratamiento de aguas residuales llamadas Polígono Paraíso y Norponiente Dos, con las que calculan alcanzar una capacidad de 600 y 400 litros por segundo, respectivamente, y duplicar o superar el trabajo de la planta Norte. Es una “meta sin precedentes para nosotros”, destaca Espinosa.

Foto: Roberto Hernández | El Sol de México

Agua salada

Otro proyecto que Aguakan tiene en puerta es la construcción de una nueva planta de ósmosis inversa, es decir, una instalación potabilizadora de agua salada para aprovechar el agua de mar que se mete a la parte continental de los mantos acuíferos y se puede transformar para consumo humano.

La concesionaria cuenta también con tres plantas de osmosis en Playa del Carmen y Puerta Aventuras en Solidaridad.

Se trata del “único municipio del país que tiene tres plantas desalinizadoras en operación para el sistema”, señala Jorge Montoya Suárez, gerente general de Aguakan en Solidaridad.

En una primera etapa, a través de un sofisticado sistema de extracción de agua del subsuelo, la empresa se encarga de extraer el agua salina de una profundidad de 12 metros. Una vez extraída, esta pasa por unos tubos con grandes filtros que logra separar los componentes salados de los dulces, logrando que ésta sea transformada en agua para su completo uso humano.

Foto: Roberto Hernández | El Sol de México

“Eso es lo que hay que cuidar mucho. La exposición de las aguas de rechazo. Es decir, el agua que ya no cumple con la calidad, pues se retira del sistema y se inyecta en pozos que tenemos allá fuera de la instalación, a 112 metros de profundidad, esto para no alterar el ecosistema”, dice Montoya.

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A la pregunta de si es posible utilizar esta tecnología en otros estados del territorio, responde que sería muy recomendable porque la calidad del agua que ofrece es muy superior a la que brinda cualquier otro sistema de potabilización. Sin embargo, admite, es un sistema muy costoso y muchos organismos públicos no tienen la capacidad para invertir y se limitan a lo que hay: sistemas de potabilización tradicionales.

En su conjunto, la empresa prevé que con la inversión para este año sean beneficiados 315 mil habitantes más de la zona del estado de Quintana Roo.

Cancún, Q. Roo.- A lo largo y ancho de la Península de Yucatán se extiende uno de los más grandes y complejos depósitos subterráneos de agua en el mundo, conformado por una infinita red de cuevas inundadas que da sustento a miles de personas que viven en el sureste mexicano (Campeche, Yucatán y Quintana Roo) a las actividades agropecuarias y, sobre todo, a la industria turística. Es el gran acuífero peninsular o acuífero maya.

Aunado a lo anterior, el acuífero contribuye a la preservación de material arqueológico, paleontológico y al desarrollo de delicados ecosistemas que se conectan entre sí. Por ello, uno de los desafíos más preocupantes por el ritmo actual de desarrollo económico de la zona es la propia captación de la misma agua subterránea, pues es la única fuente de agua dulce disponible en toda la Península.

El aprovechamiento del recurso hídrico implica un complejo proceso de extracción, distribución, desecho y reaprovechamiento. Es por ello que las autoridades federales y estatales otorgan concesiones para la explotación de agua, con el objetivo de que sean personas físicas o morales quienes se encarguen de todo el proceso del ciclo urbano del agua.

Concesiones

Cesar Alejandro Espinosa Rodríguez, gerente de Planificación, Proyectos y Desarrollos Hidráulicos de Cancún Aguakan, explica que los esquemas concesionados tienen muchas ventajas, pero es necesario primero “romper el paradigma de que lo que está concesionado es el agua, que eso como un lema político vende o como un reclamo social vende, la realidad es que lo que se concesiona es el servicio de agua potable”.

“El agua como tal es un bien nacional. No puede ser concesionada, porque es un bien que es de la Federación y que delega en los estados para su aprovechamiento, también para dar los servicios a los municipios de cada estado”, agrega.

La planta de tratamiento de agua, en Quintana Roo.

En términos simples, la concesión o el proceso del ciclo urbano del agua es “producir el agua, conducirla, desinfectarla, llevarla a las casas, que sea descargado el drenaje, limpiar y mantener ese drenaje, operar los cárcamos, operar las plantas.

Esa actividad es la parte que está concesionada al igual que la parte de la operación comercial”.

Desde 1994 la empresa DHC-Aguakan opera los servicios de agua potable, alcantarillado y saneamiento en los municipios de Benito Juárez (que tiene como cabecera a Cancún), Isla Mujeres y Puerto Morelos. A partir de 2015 se suma el municipio de Solidaridad. Actualmente, la concesionaria atiende a un millón 418 mil 789 habitantes de estas localidades.

Proceso de purificación

Durante una visita a la zona del acuífero maya en Quintana Roo, El Sol de México constató el proceso: El agua de la lluvia pasa a través de fracturas de la roca caliza de carbonato de calcio que predomina en la zona. Una vez que el líquido llega a las miles de cuevas subterráneas que hay en la región, se deposita en enormes galerías y miles de túneles interconectados que ha dado lugar a la reserva más grande de agua dulce en México y de donde Aguakan extrae el líquido, y luego lo regresa una vez que ha sido utilizado y purificado en los estándares.

Datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) refieren que más de 95 por ciento del agua que se consume a diario en los estados de Yucatán y Quintana Roo proviene del subsuelo. Por su parte, la Comisión Nacional del Agua calcula que el acuífero maya tiene un valor de recarga natural en 21 mil 813 hectómetros cúbicos, con una disponibilidad de dos mil 386.82 hectómetros cúbicos al año.

Foto: Roberto Hernández | El Sol de México

“Afortunadamente hay mucha (agua) en la región. No tenemos el problema de escasez de otras zonas. Aquí el acuífero es muy grande. El tema es que está muy lejos. No podemos tratar el agua aquí, porque el agua es de un entorno urbano, por los pozos de infiltración pluvial se contaminan, entonces no hay posibilidad de usarlos y nuestra zona de captación está a 30 kilómetros de distancia. Entonces es un reto enorme moverla, desinfectarla y luego traerla hasta acá”, dice Espinosa.

Sobre el proceso de desinfección de agua, Aguakan tiene 14 plantas de tratamiento de aguas residuales. La Norte puede limpiar hasta 350 litros de agua por segundo, además brinda el mayor saneamiento de las aguas sucias de la zona.

De inicio a fin, la empresa se encarga de recolectar el “agua negra” a través de un sistema de alcantarillado para hacerla llegar a las plantas de tratamiento. Al ingresar a las plantas, el “agua negra” pasa por un proceso que separa los materiales sólidos y se combina con oxígeno para estimular que los organismos vivos que están aún en ella, crezcan.

Foto: Roberto Hernández | El Sol de México

Una vez finalizada esta etapa se combina con gas de cloro para purificar el agua, punto en el cual la empresa se encarga de inyectarla de nueva cuenta a más de 100 metros de profundidad en el manto salino para que vuelva a su proceso natural. Los residuos sólidos son depositados en grandes rellenos sanitarios para reducir el impacto ambiental.

“El tratamiento de las aguas residuales es toda una estrategia ambiental, porque eso nos permite darles un tratamiento adecuado y regresarlas a la naturaleza sin generar problemas de contaminación. Esto nos permite asegurar la salud hacia la población, nos permite generar un mejor estilo de vida en todos los sentidos”, señala Alejandra Mayorga, encargada del área de responsabilidad social de Aguakan.

Para este año, la concesionaria del servicio de agua potable Aguakan anunció una inversión de 722 millones de pesos que servirá para echar a andar dos nuevas plantas de tratamiento de aguas residuales llamadas Polígono Paraíso y Norponiente Dos, con las que calculan alcanzar una capacidad de 600 y 400 litros por segundo, respectivamente, y duplicar o superar el trabajo de la planta Norte. Es una “meta sin precedentes para nosotros”, destaca Espinosa.

Foto: Roberto Hernández | El Sol de México

Agua salada

Otro proyecto que Aguakan tiene en puerta es la construcción de una nueva planta de ósmosis inversa, es decir, una instalación potabilizadora de agua salada para aprovechar el agua de mar que se mete a la parte continental de los mantos acuíferos y se puede transformar para consumo humano.

La concesionaria cuenta también con tres plantas de osmosis en Playa del Carmen y Puerta Aventuras en Solidaridad.

Se trata del “único municipio del país que tiene tres plantas desalinizadoras en operación para el sistema”, señala Jorge Montoya Suárez, gerente general de Aguakan en Solidaridad.

En una primera etapa, a través de un sofisticado sistema de extracción de agua del subsuelo, la empresa se encarga de extraer el agua salina de una profundidad de 12 metros. Una vez extraída, esta pasa por unos tubos con grandes filtros que logra separar los componentes salados de los dulces, logrando que ésta sea transformada en agua para su completo uso humano.

Foto: Roberto Hernández | El Sol de México

“Eso es lo que hay que cuidar mucho. La exposición de las aguas de rechazo. Es decir, el agua que ya no cumple con la calidad, pues se retira del sistema y se inyecta en pozos que tenemos allá fuera de la instalación, a 112 metros de profundidad, esto para no alterar el ecosistema”, dice Montoya.

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A la pregunta de si es posible utilizar esta tecnología en otros estados del territorio, responde que sería muy recomendable porque la calidad del agua que ofrece es muy superior a la que brinda cualquier otro sistema de potabilización. Sin embargo, admite, es un sistema muy costoso y muchos organismos públicos no tienen la capacidad para invertir y se limitan a lo que hay: sistemas de potabilización tradicionales.

En su conjunto, la empresa prevé que con la inversión para este año sean beneficiados 315 mil habitantes más de la zona del estado de Quintana Roo.

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