/ sábado 15 de septiembre de 2018

Cada presidente, un grito de independencia diferente

De acuerdo a su ideología se ha impuesto alguna frase adicional a la arenga durante la ceremonia

Controvertidos, variados y multifacéticos han sido los tradicionales "Gritos de Independencia". La primera conmemoración de esta ceremonia la llevó a cabo Ignacio López Rayón, quien fuera secretario particular del cura Miguel Hidalgo, en Huichapan, Hidalgo en 1812, después de haberse iniciado la justa independentista.

Miguel Hidalgo y Costilla, dio el “Grito” a las 2 de la madrugada del 16 de septiembre de 1810 en Dolores Hidalgo, Guanajuato, con algunos vivas a la Virgen de Guadalupe, exaltando la religión católica y al rey Fernando VII. Además, expresó: “muera el mal Gobierno".

Foto: Daniel Hidalgo

Más tarde, José María Morelos, en uno de los 23 puntos que conforman Los Sentimientos de la Nación, propuso al Congreso de Chilpancingo que en la Constitución en la que por entonces se trabajaba “igualmente se solemnice el día 16 de septiembre todos los años, como el día aniversario en que se levantó la voz de la Independencia y nuestra santa libertad comenzó, pues en ese día fue en el que se desplegaron los labios de la nación para reclamar sus derechos con espada en mano para ser oída; recordando siempre el mérito del grande héroe, el señor don Miguel Hidalgo y su compañero, don Ignacio Allende”.

Finalmente, se declaró el 16 de septiembre como día de fiesta nacional en la Constitución de Apatzingán; medida que fue ratificada por los congresos constituyentes de 1822 y 1824.

Foto: Mónica Vega

En 1825 fue la primera ocasión en que el 16 de septiembre tomó forma de fiesta nacional. Las autoridades de la Ciudad de México publicaron un bando en el que se pidió a los ciudadanos iluminar sus casas, ventanas y balcones con cortinas, flámulas y gallardetes.

El presidente de la República, Guadalupe Victoria, recibió felicitaciones de diplomáticos y corporaciones eclesiásticas y civiles. Después se efectuó un desfile que llegó a Palacio Nacional. Por la tarde se realizó un paseo en la Alameda y bailes de cuerda, en los que participaron músicos militares. Por la noche hubo fuegos artificiales.

Los primeros gritos tenían un carácter, en un tiempo, cívico y religioso, ya que participaban tanto las autoridades políticas como las eclesiásticas. El escritor, Luis González Obregón, señala que "los días 17 de septiembre era costumbre celebrar en nuestra gran Basílica una misa de gracias por los héroes muertos. La fiesta del 16 tomó un carácter enteramente laico a partir de 1857”.

La celebración se suspendió en 1847, durante la intervención estadunidense en México, aunque “en muchas poblaciones de la República el 'Grito' fue conmemorado dignamente”. Durante la Segunda Intervención Francesa en México, Maximiliano de Habsburgo oficializó la celebración y en 1864 se trasladó a Dolores, donde dio el "Grito" desde la ventana de la casa de Hidalgo.

En esta tradición, Porfirio Díaz Morí ofrecía la tradicional arenga la madrugada del 16 de septiembre, pero el Senado de la República legisló para que la ceremonia se efectuará el 15 de septiembre por la noche y con ello hacerlo coincidir con el cumpleaños de don Porfirio.

De ahí para el real, la Ceremonia del Grito de Independencia se ofrece a las 11 de la noche de los 15 de septiembre en todo el país. Aunque, por lo regular se daba en el Balcón Presidencial de Palacio Nacional, fue Adolfo López Mateos en el año de 1963, quien decide realizar este acto en Dolores Hidalgo, Guanajuato, lugar donde se inició la gesta de Independencia.

Cada presidente, una versión diferente

Cada presidente le ha dado un toque personal a esta ceremonia, donde se dan cita miles de mexicanos en la Plaza de la Constitución o el Zócalo de la Ciudad de México. Cada 15 de septiembre el mandatario en turno agrega o modifica la arenga que se ofrece.

Por ejemplo, Lázaro Cárdenas incluyó en la arenga un “¡Viva la revolución social!”; mientras que Adolfo López Mateos externó un ¡Viva la Revolución mexicana!.

Foto: Mónica Vega

En tanto que Luis Echeverría gritó ante los mexicanos ¡Viva Hidalgo, el Padre de la Patria!, ¡Viva Morelos, el Siervo de la Nación!, ¡Viva Guerrero, el consumador de la Independencia!, ¡Viva Juárez, Benemérito de las Américas!… ¡Vivan los países del tercer mundo!.

A su vez, José López Portillo arengó: ¡Viva nuestra soberanía!, ¡Viva nuestra autodeterminación!, ¡Vivan nuestras libertades!, ¡México ha vivido, México vive, México vivirá!

Carlos Salinas modificó la tradicional arenga para expresar: ¡Vivan los Niños Héroes!, ¡Viva Juárez!, ¡Viva el caudillo revolucionario, Emiliano Zapata!.

Ernesto Zedillo tuvo a bien decir en la última ceremonia que encabezó en el Palacio Nacional: ¡Viva nuestra libertad! ¡Viva nuestra democracia!

Foto: Archivo Cuartoscuro

Ya en el 2000, con un Gobierno emanado del Partido Acción Nacional (PAN), Vicente Fox arengó ¡Viva Leona Vicario! (incluyéndola por primera vez); ¡Viva nuestra democracia!, ¡Vivan nuestras instituciones!, y ¡Viva la unidad de las y los mexicanos!

El único que ha dado el "Grito" tanto en Dolores como en Palacio, es Felipe Calderón Hinojosa, pues en los festejos del Bicentenario dio el "Grito" la noche del 15 de septiembre en el Zócalo y durante la madrugada del día 16 se trasladó a Dolores y expresó: ¡Viva el Bicentenario de la Independencia! y ¡Viva el Centenario de la Revolución!.

Peña Nieto, apegado a la tradición

Enrique Peña Nieto, desde el inicio de su administración en estas ceremonias se ha apegado a lo que marca la tradición, sin incluir frases que vayan más allá de lo que es. Siempre ha externado la arenga original.

Peña Nieto ha llagado al Patio de Honor de Palacio Nacional. Poco antes de las 11 de la noche del 15 de septiembre. Luego sube por los 53 escalones de una escalera alfombrada que lo lleva hasta la Galería de los Presidentes, que a su vez lo conduce directamente al despacho presidencial.

Foto: Cortesía Presidencia

Ahí se coloca la banda tricolor en el pecho. Luego cruza el Salón de Acuerdos y la biblioteca, para ingresar al Salón Azul, donde recibe el primer saludo de los invitados especiales a la ceremonia. Luego cruza otros cuatro salones: el Verde, el Morado, el Embajadores, donde se encuentra el cuadro Alegoría de la Constitución de 1857, pintado por Petronila Monroy, y el de Recepciones, donde una escolta de cadetes del Heroico Colegio Militar, de la Heroica Escuela Naval Militar o de la Escuela Militar de Aviación, le hacen entrega de la Bandera e inmediatamente sale al Balcón Central del Palacio, grita la arenga y posteriormente toca la campana.

Foto: Cuartoscuro

Después de esto se presenta un espectáculo de fuegos pirotécnicos y comienza la verbena popular entre los que se dan cita en el Zócalo.

En esta administración, se ha decidido cancelar las cenas que se ofrecían con motivo de esta ceremonia por los planes de austeridad que ha impulsado su Gobierno.

Además de que el jefe del Ejecutivo no estuvo presente en las cenas, ya que en el 2013 los huracanes “Ingrid” y “Manuel” golpearon con fuerza a Guerrero lo que motivo su ausencia.

En el 2014, se repitió la misma situación ya que el paso del huracán “Odile” por Baja California Sur obligó a que Peña Nieto se retirara de la cena con el fin de atender las acciones de emergencia para la zona.

También en 2017. Centró su atención en encabezar las acciones de apoyo a los damnificados por el sismo de 8.2 grados que sacudió el sur y centro del país, pero con mayores afectaciones en Oaxaca y Chiapas.

Controvertidos, variados y multifacéticos han sido los tradicionales "Gritos de Independencia". La primera conmemoración de esta ceremonia la llevó a cabo Ignacio López Rayón, quien fuera secretario particular del cura Miguel Hidalgo, en Huichapan, Hidalgo en 1812, después de haberse iniciado la justa independentista.

Miguel Hidalgo y Costilla, dio el “Grito” a las 2 de la madrugada del 16 de septiembre de 1810 en Dolores Hidalgo, Guanajuato, con algunos vivas a la Virgen de Guadalupe, exaltando la religión católica y al rey Fernando VII. Además, expresó: “muera el mal Gobierno".

Foto: Daniel Hidalgo

Más tarde, José María Morelos, en uno de los 23 puntos que conforman Los Sentimientos de la Nación, propuso al Congreso de Chilpancingo que en la Constitución en la que por entonces se trabajaba “igualmente se solemnice el día 16 de septiembre todos los años, como el día aniversario en que se levantó la voz de la Independencia y nuestra santa libertad comenzó, pues en ese día fue en el que se desplegaron los labios de la nación para reclamar sus derechos con espada en mano para ser oída; recordando siempre el mérito del grande héroe, el señor don Miguel Hidalgo y su compañero, don Ignacio Allende”.

Finalmente, se declaró el 16 de septiembre como día de fiesta nacional en la Constitución de Apatzingán; medida que fue ratificada por los congresos constituyentes de 1822 y 1824.

Foto: Mónica Vega

En 1825 fue la primera ocasión en que el 16 de septiembre tomó forma de fiesta nacional. Las autoridades de la Ciudad de México publicaron un bando en el que se pidió a los ciudadanos iluminar sus casas, ventanas y balcones con cortinas, flámulas y gallardetes.

El presidente de la República, Guadalupe Victoria, recibió felicitaciones de diplomáticos y corporaciones eclesiásticas y civiles. Después se efectuó un desfile que llegó a Palacio Nacional. Por la tarde se realizó un paseo en la Alameda y bailes de cuerda, en los que participaron músicos militares. Por la noche hubo fuegos artificiales.

Los primeros gritos tenían un carácter, en un tiempo, cívico y religioso, ya que participaban tanto las autoridades políticas como las eclesiásticas. El escritor, Luis González Obregón, señala que "los días 17 de septiembre era costumbre celebrar en nuestra gran Basílica una misa de gracias por los héroes muertos. La fiesta del 16 tomó un carácter enteramente laico a partir de 1857”.

La celebración se suspendió en 1847, durante la intervención estadunidense en México, aunque “en muchas poblaciones de la República el 'Grito' fue conmemorado dignamente”. Durante la Segunda Intervención Francesa en México, Maximiliano de Habsburgo oficializó la celebración y en 1864 se trasladó a Dolores, donde dio el "Grito" desde la ventana de la casa de Hidalgo.

En esta tradición, Porfirio Díaz Morí ofrecía la tradicional arenga la madrugada del 16 de septiembre, pero el Senado de la República legisló para que la ceremonia se efectuará el 15 de septiembre por la noche y con ello hacerlo coincidir con el cumpleaños de don Porfirio.

De ahí para el real, la Ceremonia del Grito de Independencia se ofrece a las 11 de la noche de los 15 de septiembre en todo el país. Aunque, por lo regular se daba en el Balcón Presidencial de Palacio Nacional, fue Adolfo López Mateos en el año de 1963, quien decide realizar este acto en Dolores Hidalgo, Guanajuato, lugar donde se inició la gesta de Independencia.

Cada presidente, una versión diferente

Cada presidente le ha dado un toque personal a esta ceremonia, donde se dan cita miles de mexicanos en la Plaza de la Constitución o el Zócalo de la Ciudad de México. Cada 15 de septiembre el mandatario en turno agrega o modifica la arenga que se ofrece.

Por ejemplo, Lázaro Cárdenas incluyó en la arenga un “¡Viva la revolución social!”; mientras que Adolfo López Mateos externó un ¡Viva la Revolución mexicana!.

Foto: Mónica Vega

En tanto que Luis Echeverría gritó ante los mexicanos ¡Viva Hidalgo, el Padre de la Patria!, ¡Viva Morelos, el Siervo de la Nación!, ¡Viva Guerrero, el consumador de la Independencia!, ¡Viva Juárez, Benemérito de las Américas!… ¡Vivan los países del tercer mundo!.

A su vez, José López Portillo arengó: ¡Viva nuestra soberanía!, ¡Viva nuestra autodeterminación!, ¡Vivan nuestras libertades!, ¡México ha vivido, México vive, México vivirá!

Carlos Salinas modificó la tradicional arenga para expresar: ¡Vivan los Niños Héroes!, ¡Viva Juárez!, ¡Viva el caudillo revolucionario, Emiliano Zapata!.

Ernesto Zedillo tuvo a bien decir en la última ceremonia que encabezó en el Palacio Nacional: ¡Viva nuestra libertad! ¡Viva nuestra democracia!

Foto: Archivo Cuartoscuro

Ya en el 2000, con un Gobierno emanado del Partido Acción Nacional (PAN), Vicente Fox arengó ¡Viva Leona Vicario! (incluyéndola por primera vez); ¡Viva nuestra democracia!, ¡Vivan nuestras instituciones!, y ¡Viva la unidad de las y los mexicanos!

El único que ha dado el "Grito" tanto en Dolores como en Palacio, es Felipe Calderón Hinojosa, pues en los festejos del Bicentenario dio el "Grito" la noche del 15 de septiembre en el Zócalo y durante la madrugada del día 16 se trasladó a Dolores y expresó: ¡Viva el Bicentenario de la Independencia! y ¡Viva el Centenario de la Revolución!.

Peña Nieto, apegado a la tradición

Enrique Peña Nieto, desde el inicio de su administración en estas ceremonias se ha apegado a lo que marca la tradición, sin incluir frases que vayan más allá de lo que es. Siempre ha externado la arenga original.

Peña Nieto ha llagado al Patio de Honor de Palacio Nacional. Poco antes de las 11 de la noche del 15 de septiembre. Luego sube por los 53 escalones de una escalera alfombrada que lo lleva hasta la Galería de los Presidentes, que a su vez lo conduce directamente al despacho presidencial.

Foto: Cortesía Presidencia

Ahí se coloca la banda tricolor en el pecho. Luego cruza el Salón de Acuerdos y la biblioteca, para ingresar al Salón Azul, donde recibe el primer saludo de los invitados especiales a la ceremonia. Luego cruza otros cuatro salones: el Verde, el Morado, el Embajadores, donde se encuentra el cuadro Alegoría de la Constitución de 1857, pintado por Petronila Monroy, y el de Recepciones, donde una escolta de cadetes del Heroico Colegio Militar, de la Heroica Escuela Naval Militar o de la Escuela Militar de Aviación, le hacen entrega de la Bandera e inmediatamente sale al Balcón Central del Palacio, grita la arenga y posteriormente toca la campana.

Foto: Cuartoscuro

Después de esto se presenta un espectáculo de fuegos pirotécnicos y comienza la verbena popular entre los que se dan cita en el Zócalo.

En esta administración, se ha decidido cancelar las cenas que se ofrecían con motivo de esta ceremonia por los planes de austeridad que ha impulsado su Gobierno.

Además de que el jefe del Ejecutivo no estuvo presente en las cenas, ya que en el 2013 los huracanes “Ingrid” y “Manuel” golpearon con fuerza a Guerrero lo que motivo su ausencia.

En el 2014, se repitió la misma situación ya que el paso del huracán “Odile” por Baja California Sur obligó a que Peña Nieto se retirara de la cena con el fin de atender las acciones de emergencia para la zona.

También en 2017. Centró su atención en encabezar las acciones de apoyo a los damnificados por el sismo de 8.2 grados que sacudió el sur y centro del país, pero con mayores afectaciones en Oaxaca y Chiapas.

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