Abel Muñoz Bravo, presidente del Consejo Directivo de Productores del Sistema Producto Trigo, dijo que el desafío central que enfrentará la industria agroalimentaria en el 2024, es el logro de un ordenamiento territorial efectivo, pues aseguró que la falta de este orden ha ocasionado daños a las tierras de cultivo en los últimos años, generando más complicaciones que beneficios para los productores.
En entrevista para la Organización Editorial Mexicana, el presidente del Consejo Directivo de Productores del Sistema Producto Trigo detalló que a agricultura en Guanajuato ha experimentado cambios significativos en su dinámica territorial en los últimos años, pues dijo que el desorden en la distribución de tierras de cultivo ha llevado a situaciones problemáticas, afectando la productividad y generando consecuencias negativas para los agricultores y la seguridad alimentaria en la región.
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Abel Muñoz Bravo mencionó que la pérdida de ordenamiento territorial ha resultado en un uso ineficiente de las tierras, con áreas aptas para la siembra y cosecha de productos desperdiciadas o, en el peor de los casos, dañadas por prácticas agrícolas no sostenibles; este fenómeno ha llevado a una disminución en la calidad de los cultivos y, en última instancia, a una reducción en la rentabilidad de los productores.
“En los últimos meses e incluso años hemos visto como se ha visto afectado productos como el trigo o el maíz, que no son productos de temporada, por otras cosechas de temporal por diferentes razones, por ejemplo con el Agave, lo cual ha ocasionado que tengamos que mover la siembra de estos cereales a estos espacios en donde además de todo lo que ya nos aqueja nos afecta el clima, ya sea porque es muy frío o muy caluroso”, dijo.
El presidente del Consejo Directivo de Productores del Sistema Producto Trigo agregó la necesidad urgente de implementar un ordenamiento territorial que defina claramente los espacios aptos para la agricultura; con ello, no sólo buscará recuperar el equilibrio en el uso de la tierra, sino que también promoverá prácticas agrícolas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.
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“Aquí urge que haya un ordenamiento territorial, que se establezca qué espacios son para qué siembra y se pueda mejorar la calidad de las producciones, pues de lo contrario se seguira invadiendo y al final del día sólo traerá perdidas al campo”, agregó.
