CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- Con la presencia del Obispo de la Diócesis de Celaya, Monseñor Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, se llevó a cabo el brindis y la toma de protesta de cinco sacerdotes que asumirán nuevas responsabilidades en la curia diocesana.
Como Vicario General, entrega el padre Daniel Huerta y asume el padre José de Jesús Palacios Torres; como Secretario Canciller, entrega el padre Juan Galván Sánchez y asume el padre Juan Manuel Mejía Moctezuma.
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Como Vicario de Pastoral, entrega el padre Jesús Palacios Torres y asume el padre Israel Hernández Carmona; como Vicario Judicial, entrega el padre Juan Manuel Mejía Moctezuma y asume el padre Crisanto Rico Argote; y como Vicario para la Vida Consagrada, entrega Fray Hugo Córdoba Padilla O.F.M., y asume Fray Álvaro Rodríguez Vázquez, O.F.M.
Al inicio se realizó la lectura de la palabra en la capilla ubicada en las instalaciones del Obispado, al finalizar, cada uno de aquellos que asumieron los nuevos cargos presentaron sus compromisos frente al Santísimo Sacramento.
Posteriormente, Obispo de la Diócesis de Celaya, agradeció a los sacerdotes que dejaron el cargo por todos los años de servicio, a la vez que les entregó un reconocimiento; mientras que, a aquellos que asumieron el cargo les dio la bienvenida y les expresó que ahora tienen “un compromiso que deben realizar con alegría, entusiasmo y sobre todo con y por amor a Dios”.
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“A los que reciben el oficio les pido que lo hagan con amor y servicio a la Iglesia, con servicio sacrificado, generoso, entusiasta, amable. Cuentan con la ayuda de todos nosotros para que desempeñen su labor con dignidad y sobre todo con un gran amor a la Iglesia diocesana”.
Explicó que entre las funciones que tiene el vicario general es el ser una extensión del Obispo en la diócesis, representarlo en distintos oficios, trabajos pastorales, en oficina y en todo aquello que Monseñor le delegue.
Para el secretario canciller implica mucho trabajo, tenacidad, estar pendiente de muchos asuntos, entre otras cosas; el vicario pastoral, entre otras cosas, tiene que promover y coordinar las tareas comunes de las comisiones diocesanas con sus dimensiones.
El vicario judicial, debe estar pendiente del tribunal, llevando las causas de justicia, ser promotor de justicia en la parte delicada de la diócesis junto con el equipo del Tribunal eclesiástico; mientras que el vicario para la vida consagrada, debe estar pendiente de los 466 religiosos de los distintos carismas, de sus casas y los capítulos que llevan.