ACÁMBARO, Gto. (OEM-Informex).- El investigador acambarense Leonardo Amezcua Ornelas, descubrió dentro de las casonas de la ciudad, el palacio de Don Pedro Romero de Terreros, el cual se encuentra en perfectas condiciones.
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Don Pedro Romero de Terreros, fue un destacado empresario minero, hacendado y comerciante, considerado en sus tiempos el hombre más rico del mundo por la inmensa cantidad de propiedades que tenía en la Nueva España (fue el fundador del Monte de Piedad de México).
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En el siglo 18 se hizo de la hacienda de San Cristóbal que se ubica a un costado del Río Lerma y que, en su momento, llegó a tener más de 10 mil hectáreas de campo de cultivo, además de bosques, montañas y cientos de empleados.
El investigador y maestro en Restauración de Edificios, Leonado Amezcua Ornelas, refirió que hasta esta fecha nadie había inferido donde se ubicaba la casona de Don Pedro Romero, en la zona centro de la población, “nadie se tomó la molestia de visualizar cuál era esa casona del marquesado de San Francisco, lo cierto es que, de una manera evidente, este palacio se ubica entre las calles Leona Vicario y Benito Juárez, que era la esquina de las antiguas calles de San Francisco y de lo que era la calle de Alcalá”.
Dijo que esta casona de dos niveles tiene 20 metros de frente por 50 de fondo, “es una casona que, por sus características arquitectónicas, se puede ver que data de la segunda mitad del siglo 18, es una casa que marca la transición entre estilo barroco al neoclásico, de tal suerte que esta casona se caracteriza por el uso de marcos de cantería gris y coronaros en la parte alta de cantería de color beis; estos balcones que tiene la parte alta cuenta con coronamientos que tienen en el centro escudos y un entablamiento que tiene un friso, cornisa y gárgolas de bajada de agua de las azoteas y debió haber estado coronado por pináculos, esta especie de macetones que coronan las construcciones de abolengo; en la planta baja tiene cantería de color gris, pero ciertamente la planta baja solamente era para renta de factorías y para la entrada de los criados”.
Agregó que nadie se había tomado la molestia de hacer un análisis estilístico de esta casona “esta casona no es común y corriente, tiene las características propiamente de un palacio; en la entrada principal cuenta con lo que es una especie de escudo, propiamente enmarcado por cortinajes al estilo barroco, un decorado muy profuso, ahí debió haber estado el escudo de la familia de Don
Pedro Romero de Terreros. Se dice que por la consumación de la guerra de la Independencia
todos los escudos de estas familias de nobles fueron retirados de las casonas y templos, justamente para olvidarse de ese pasado virreinal que en ese tiempo querían ser una nación
independiente, aunque esta casona perdió el escudo sigue el marco donde estuvo el escudo”.
Indicó que esta casona, por sus características, por su importancia, es una verdadera joya para Acámbaro y de la región, “esto nos habla de un periodo histórico de lo que fue la Nueva España y de la riqueza que tuvo en esta región centro del País, el gran bajío”.
Resaltó que esta casa se ha conservado en buenas condiciones hasta el día de hoy; sin embargo, merecería ser dignificada aún más “yo considero que se debería hacer investigaciones históricas más a fondo en los Archivos de la Nación, para poder demostrar, a través de documentos, que efectivamente estas propiedades pertenecieron no solo en específico al marquesado de San Francisco sino muchos más edificios que tenemos en esta zona y que no los tenemos catalogados de forma correcta”.
Don Pedro Romero de Terreros tuvo una hija, que fue Doña María Micaela Romero de Terreros y Trebuesto, quien es conocida de forma popular en la zona como la Condesa, “mujer que era cruel, que torturaba a sus empleados, los asesinaba, hay toda una historia de terror en torno a ella; ella heredó todas las riquezas de su padre Don Pedro Romero. Se dice que ella no encontró el amor como quería, lo que la convirtió en una mujer amargada, déspota, que torturaba a sus empleados; de tal suerte que, existen en el Archivo de la Nación, evidencias de demandas que puso el pueblo de Acámbaro en contra de ella por la crueldad inhumana que le causaba a sus trabajadores, es un personaje vivo que existió por los años de 1770 y que se dice que murió en 1820”.