CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- Este domingo la Iglesia Católica llevó a cabo la Jornada de Oración por la Paz, para pedir por cada uno de los sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos que han muerto a causa de la violencia en México, por lo que, Monseñor Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, Obispo de la Diócesis de Celaya, pidió por el eterno descanso de todos ellos y por la conversión de los asesinos.
El pasado 9 de enero, El Sol del Bajío publicó que de acuerdo con la Unidad de Investigaciones Especiales del Centro Católico Multimedia (CCM), en México entre 1990 y 2021, 79 sacerdotes y religiosos fueron asesinados, sin embargo, esta cifra incrementó a 82 este 2022 con los asesinatos de tres presbíteros más que fueron:
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El padre José Guadalupe Rivas, quien fue reportado como desaparecido la tarde del 15 de mayo y después fue encontrado sin vida el 17 de mayo en un rancho cercano a Hacienda Santa Verónica en Tecate, Baja California; posteriormente, el 20 de agosto fueron asesinados los padres Jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, dentro de su Iglesia ubicada en la comunidad Cerocahui, en el municipio de Urique, Chihuahua.
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Ante esta ola de violencia, en la que también se ha visto afectada la ciudadanía en general, el Obispo de la Diócesis de Celaya, rogó a Dios “por los sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos que murieron siendo víctimas de la violencia”, y pidió por la conversión de los corazones de los asesinos que están causando mucho daño y dolor.
También exhortó a retomar en los templos de la Diócesis la oración por la paz, la cual rezó al finalizar la misa de 10:00 que presidió en Catedral. También anunció que el próximo 31 de julio “haremos algo muy especial, una oración muy intensa para pedir por esas personas que causan este dolor, sufrimiento, muerte, pobreza y todas estas situaciones difíciles en nuestras comunidades”.
“Como Iglesia es lo que podemos hacer, nos sentimos impotentes en muchas cosas, todos quisiéramos que nos pudiéramos sentar a la mesa para poder tomar grandes acuerdos ciudadanos con las grandes organizaciones sociales, la ciudadanía organizada, los gobiernos de los tres niveles, la Iglesia Católica y otras asociaciones religiosas, para que en forma conjunta operáramos y trabajáramos por el bien de la paz”.
Recordó que es importante que toda la población desde donde estén sean constructores de paz, a través de los pensamientos, palabras, gestos y acciones, ya que “nuestra voz no cambia si nuestros pensamientos siguen siendo discriminatorios, de oposición o fragmentación, es imposible”.
Tampoco “si nuestros gestos siguen siendo de odio, exclusión o de rechazo de unos con otros por las razones que sean de vida sexual, económica o cultural. Que nuestras acciones sean de respeto que aprendamos a darnos cuenta de que somos hermanos todos, que vivimos en una misma sociedad y somos corresponsables de sacar adelante a este país, a todos nos toca”.
Indicó que seguirá pidiendo para que las personas que hacen el mal se conviertan y explicó que la conversión significa arrepentirse de sus faltas, que se tome conciencia de que está mal lo que hacen, que si están engañados, alucinados, si son mercenarios por alguna situación, se den cuenta que todos “somos hermanos y también tenemos derecho a vivir y trabajar en una sociedad en paz”, concluyó el obispo.