Monterrey, N. L. (OEM-Informex).- El médico anestesiólogo Víctor Escamilla, no sabe dónde contrajo el virus del Covid-19, pero si estaba seguro de que moriría, pero, dice, un milagro me salvó.
Estuvo casi un mes internado en un hospital privado -gracias a un seguro de gastos médicos- alcanzó a despedirse de su familia, de su esposa, aunque le faltaba la bendición de su madre.
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"Ahora se que existen los milagros, tuve un 30 por ciento de separación de oxígeno cuando debe estar por arriba de los 90, había pulmones inflamados. Sabía que me moriría", revela.
El anestesiólogo no le desea a nadie esta infección, tampoco que se les introduzca un grueso tubo por la tráquea y la sonda por la nariz.
Recuerda que todo empezó el 7 de abril con los primeros síntomas de diarrea, tos seca, luego fiebre, un cuadro respiratorio.
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Inclusive se automedicó con un antibiótico, pero no le funcionó y tuvo que ir al hospital. "Estuve intubado, yo lo he hecho en otras personas, pero ahora me tocó a mí, que me sedaran. Pregunté si tenían todo lo indicado a los compañeros médicos y me dijeron que sí, que no preocupara".
"Sabía de las estadísticas nacionales de muerte y creía que me tocaría a mí. Hagan conciencia a cualquiera le puede pasar", externa.
La cama que dejó el doctor Escamilla en el hospital privado, es hoy ocupada por otro médico contagiado, confiesa.