JUVENTINO ROSAS, Gto.- Debido a la necesidad que tiene la gente de ser atendida, Monseñor Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, Obispo de la Diócesis de Celaya, presidió la ceremonia de erección canónica de la parroquia de la Santa Cruz y el Señor de la Guía, ubicada en Rincón de Centeno, Juventino Rosas. Con este nombramiento la diócesis suma 86 parroquias.
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Sobre el tema, el obispo comentó que la erección de una nueva parroquia es un evento muy relevante para una Diócesis, ya que “una parroquia por muy organizada que esté, por muy trabajador que sea un padre o dos padres es imposible atender debidamente, es decir, no nada más es ir a oficiar misa, es atender con lo que implica el cuidado pastoral a esos fieles y los fieles cristianos católicos tienen derecho a ser atendidos”.
“El pastor, en este caso el obispo, a través de una consulta con el decanato, ve las parroquias involucradas, hace un estudio, se consulta al presbiterio y una vez que se hacen los límites, se hace la consulta, el obispo hace un decreto de erección de una nueva parroquia para que se empiece a atender mejor a esa comunidad pastoralmente”.
Explicó que después de un análisis exhaustivo, se decidió que el templo de la Santa Cruz se convirtiera en parroquia, porque ya funcionaba como tal y, agregó que, el padre Juan Manuel Sánchez Colorado, ya estaba atendiendo el lugar, sin embargo, ahora se le otorgó el rango de párroco.
Por otra parte, durante la misa, la cual fue concelebrada y presidida por Monseñor Aguilar Ledesma, el padre Juan Manuel Mejía Moctezuma, secretario Canciller, leyó el decreto con el que se erige la nueva parroquia, así como el nombramiento del primer párroco.
Posteriormente, el padre Juan Manuel se arrodilló y pronunció su juramento de fidelidad. Después, el obispo le entregó el evangeliario y las llaves del templo. Se dirigieron al campanario para que el sacerdote las tocara para llamar a los fieles. Luego se hizo la incensación de la pila bautismal y tomó posesión de la sede penitencial.
Al finalizar, Monseñor Aguilar Ledesma le entregó las llaves del sagrario, luego el párroco besó el altar en señal de respeto, se le hizo entrega de la sede presidencial y se dirigió al consejo parroquial para saludarlo.