CELAYA, Gto.- La Casa de Ejercicios Espirituales de Atotonilco, fue sede de la semana de formación sacerdotal, en la cual dos sacerdotes de la Universidad Pontificia de México impartieron el curso de Actualización Teológico Pastoral: “La actualidad y retos de las constituciones del Concilio Vaticano II”, el objetivo, de acuerdo con Monseñor Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, Obispo de la Diócesis de Celaya, fue que el presbiterio estudiara, repasara y profundizara las bases de la Iglesia, a fin de llevarlas a la práctica para beneficio de la sociedad.
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El obispo explicó que durante cinco días los sacerdotes hicieron una relectura de las constituciones del Concilio Vaticano II, el cual se lleva a cabo desde 1965. Este concilio, dijo, tiene cuatro constituciones importantes que son: “la primera, sobre la identidad de la Iglesia y su misión, es decir, qué es la Iglesia y cuál es nuestra misión. La Iglesia es el pueblo de Dios, todos nosotros caminando en comunión para cumplir la misión que es evangelizar”.
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“El segundo fue Gozo y Esperanzas, se refiere a la Iglesia frente al mundo, a cómo la Iglesia es servidora de la humanidad, especialmente promoviendo la dignidad de la persona humana, la persona humana no solamente tiene derechos, tiene dignidad, se ve todo lo que tiene que ser la Iglesia respecto a la verdad, la antropología cristiana, es decir, qué es el hombre, el hombre es una criatura de Dios y estamos llamados a trascender y cómo el progreso, la ciencia y todo deben ayudarnos a hacer cada día mejor seres humanos”.
“Tiene mucha actualidad todo esto, hay muchas cosas con las que sí vamos caminando, tenemos muchos gozos y esperanzas, pero también hay muchas sombras, creo que hemos caminado mucho en ciencia, en tecnología, pero en humanidad todavía nos falta mucho. Entonces la Iglesia nos acompaña al mundo sirviéndole para que tome conciencia de su dignidad a la que está llamada toda la humanidad”.
La tercera, dijo, fue sobre la Sagrada Liturgia, la cual habla de cómo la Iglesia celebra su fe, del misterio por el que Dios ha salvado a la humanidad por medio de Jesucristo, lo cual se celebra, de manera especial, en los sacramentos como fuente y culmen en la eucaristía.
“Todos los sacerdotes estamos llamados a celebrar con dignidad, con decoro y junto con nuestros fieles deben participar todos en la celebración, por ejemplo, ya no se dice oír misa o el padre a decir misa, sino que se dice, vamos a celebrar la eucaristía, porque todos participan y la participación debe ser activa, fructosa, consciente. La idea no es hacer bonitas celebraciones, ni hacerlas fashion como quiere la gente, se trata de hacer celebraciones dignas”.
La cuarta y última, mencionó, fue sobre la Palabra de Dios, es decir, sobre la biblia, la importancia de la palabra de Dios en cada persona, sobre cómo hay que escucharla, leerla, saberla interpretar dentro del contexto de la Iglesia, de la tradición, cómo es que hay que orar con ella para al final poder vivir de acuerdo con esta palabra, “porque también es normativa para nuestra vida”.
Al concluir el curso, los sacerdotes sacaron conclusiones. Posteriormente, tuvieron un encuentro por grupo generacional, donde interactuaron y se interrelacionaron para sacar algunos compromisos como grupos de sacerdotes dentro de la diócesis.
El obispo mencionó que estos cursos se realizan cada año de manera obligatoria, debido a que “los sacerdotes también corren el riesgo de estarse empolvando, de olvidarse de muchas cosas y, aunque algunas cosas sí las estudian, es importante recordarlas. Si no vuelve uno a los libros, se nos olvidan”.
“Todos necesitamos estar constantemente formándonos, el ideal en la formación permanente es que realmente nos autoformemos, que sigamos leyendo, estudiando, ahora hay muchas formas de hacerlo, por ejemplo, de manera online, podemos bajar libros, audiolibros, hay muchísimas herramientas hoy para que podamos seguir formándonos”.
Para concluir, destacó que para la Diócesis de Celaya es prioritario seguir dando formación permanente, así como promover la autoformación sacerdotal, a fin de tener mejores herramientas que beneficien a la sociedad tan necesitada de dirección espiritual.