CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- Bajo el carisma de los religiosos combonianos y con el firme deseo de llegar a África para salvar almas, el padre Crisóforo Contreras Ramírez, originario de Rincón de Tamayo, emitió hace 50 años su profesión religiosa y, para conmemorar esta fecha, este sábado concelebrará una misa de acción de gracias en el Templo de San Francisco en la que se espera una participación del Obispo de la Diócesis de Celaya, Monseñor Víctor Alejandro Aguilar Ledesma.

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El sacerdote de 79 años de edad, platicó que: “cuando era niño, conocí que el fundador de los misioneros combonianos, San Daniel Comboni, dejó al instituto su espíritu que es salvar a África. Con esa misma inquietud, decidí entrar con ellos. Afortunadamente tuve oportunidad de salir a Kenia en 1985, sin embargo, en 1987 tuve que regresar a México debido a que necesitaba un trasplante de córnea”.

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“Al año siguiente que me recuperé, ya estaba hasta con el boleto comprado para regresarme a Kenia, pero el ojo nuevamente presentó los síntomas. El doctor me dijo que si quería irme lo hiciera y le llamara por cualquier cosa, pero al final ya no me fui y me quedé animando con el espíritu misionero a las diferentes comunidades cristianas”.

Contó que en todos estos años de trabajo pastoral se ha dedicado a formar nuevos misioneros, además trabajó alrededor de 15 años en preparatoria a nivel Filosofía, donde salieron varios candidatos que se quedaron trabajando en el instituto. También estuvo en varios lugares de Baja California Sur durante dos periodos, lugar donde llegaron los primeros misioneros Combonianos en 1948.

“También estuve en Oaxaca en los chinantecos y mazatecos. Desde que inicié el primer año se tuvo una respuesta muy bonita, recuerdo que una de las comunidades indígenas tenía fama de ser agresiva, pero casi al final de ese periodo, la misma gente y a pesar de que el español lo hablaban a medias, se organizaron para recolectar firmas, con el propósito de mandarlas al obispo porque no querían que me cambiaran. Esas misiones finalmente las entregamos a la diócesis de ese lugar.”.

Comentó que también estuvo en Guadalajara iniciando una casa para los misioneros ancianos y enfermos. Actualmente y desde hace seis años, dijo, desempeña su ministerio en Temixco, Morelos. Por otra parte, destacó que toda encomienda que ha tenido y todo servicio misionero que ha entregado a la Iglesia es obra de Dios.

Refirió que “en estos 50 años de misión lo que más me ha ayudado es la generosidad de la gente y su respuesta. El mismo impulso y el entusiasmo que tienen me ha animado y me ha alimentado para salir adelante y seguir trabajando, no siempre se dan los frutos, a veces se tiene que trabajar en terreno estéril”.

“Para conmemorar todos estos años de trabajo y servicio a Dios, fue que llegué a Celaya para concelebrar una misa en el Templo de San Francisco a las 11:00 horas, no sé cuántos sacerdotes puedan venir. Está invitado el Obispo Monseñor Víctor Alejandro, él no estará en toda la celebración, pero se espera que esté en la primera parte para dar un mensaje por el evento que se celebra y después se retira”.

ES IMPORTANTE PROPONERSE METAS Y VALORES

De igual forma, quiso dirigir un mensaje a todos los jóvenes que se cuestionan qué sentido darle a la vida. Dijo que en los 50 años en los que Dios le ha permitido vivir como sacerdote y misionero, “puedo decir que vale la pena desgastar la vida por un ideal que me ha llenado, que me ha dado la forma de realizarme como persona”.

“Eso mismo les digo a los jóvenes, busquen algo que les guste, busquen hacer algo bueno por los demás, eso es lo que realmente llena el espíritu. La educación actual a veces solo se enfoca en hacer cosas solo para mí, pero eso no debe ser, hay que canalizar la vida en un ideal, en un proyecto o en una vocación que se dé al servicio del otro, porque si nos enfocamos solo en lo material, aunque el joven lo tenga todo, indudablemente va a sentir el vacío interior”.

Indicó que las estadísticas a nivel mundial en torno al suicidio de los jóvenes son alarmantes, sobre todo, porque se está dando en aquellos que lo tienen todo, más no en los que viven en la pobreza o en la miseria, por tal motivo, reiteró que es importante que trabajen en ellos mismos, que busquen servir a los demás, que abracen un ideal que les ayude a superarse, crecer y proponerse metas.

“Hay personas que han sido líderes y que han hecho mucho bien a la sociedad, ejemplo claro, Nelson Mandela, él fue un político y qué cambiazo le dio a Sudáfrica, por eso es importante proponerse metas y valores más arriba, querer superarse y querer crecer en la vida”.

PRÓXIMOS PROYECTOS

Por otro lado, el sacerdote informó que dentro de sus próximos proyectos se encuentra el celebrar misas del 11 al 14 de septiembre en el Mercado El Dorado y el 15 de septiembre en la parroquia de la Resurrección. Para el 23 de septiembre estará viajando a Guadalajara, el 1 de octubre visitará la Parroquia del Sagrado Corazón en la Paz, Baja California y el 7 de octubre regresará a Temixco Morelos.

RESEÑA BIOGRÁFICA

Es importante destacar que el padre Crisóforo nació en Rincón de Tamayo el 12 de abril de 1944. Es el último de 16 hermanos. Crecieron 8 y sobreviven tres a parte de él: Carlos, Benjamín y Eusebio. Sus padres fueron el señor Juan Contreras y la señora Pantaleona Ramírez.

Inició sus estudios primarios en el Asilo de Niños y los continuó en el colegio Don Bosco. Cursaba el sexto año de primaria cuando pasaron por el colegio diversos promotores vocacionales y sólo con el padre José Flores, promotor vocacional de los Misioneros Combonianos, sintió que Dios lo llamaba a ser algo diferente.

Recibió la visita del padre José Flores que le dio instrucciones para que se presentara en el seminario Comboniano de Sahuayo Michoacán el 31 de enero de 1960. En 1966-1969 hizo su Noviciado y estudios de Filosofía en Xochimilco.

El 9 de septiembre de 1968 emitió su profesión religiosa como Misionero Comboniano. En 1969 viajó a Italia donde hizo sus estudios de Teología. El 2 de abril de 1973 hizo su consagración perpetua a la Misión y fue ordenado sacerdote el 8 de septiembre de 1973 en Celaya por el Señor Obispo Majin Torre Blanca, obispo de Texcoco. Durante 50 años el sacerdote ha trabajado en las diversas tareas que la congregación le ha encomendado.