CELAYA, Gto.- Luego de la ola de violencia que se registró en la ciudad en las últimas dos semanas, el Obispo de la Diócesis de Celaya, Monseñor Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, invitó a los fieles católicos a elevar una oración a Dios para que “nos conceda vivir en paz”, además les pidió ser constructores y promotores de paz, a través de sus pensamientos y actividades. A las autoridades también les solicitó cumplir con su trabajo y misión que es procurar la seguridad de todos.
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En este tiempo en que se acrecienta la violencia en muchos ámbitos y, que, en consecuencia, ha provocado que muchos ciudadanos tengan temor, Monseñor Aguilar Ledesma, les envió unas palabras de aliento y esperanza para que recuerden que no están solos, sino que Dios está con ellos.
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“Sabemos que últimamente se ha incrementado la violencia, sobre todo, estas últimas dos semanas ha habido crímenes nuevamente en contra de policías, ha habido situaciones muy dolorosas en bastantes comunidades”, sin embargo, los invitó “a elevar nuestra oración a Dios, pidiendo que nos conceda vivir en paz”.
También dijo que es importante que todos se conviertan en constructores y promotores de paz con sus pensamientos y actividades, les pidió no tener miedo y confiar en Dios para que Él “junto con el Ayuntamiento, la ciudadanía, los fieles y todos nosotros podamos crear un clima de paz en el que podamos desarrollar nuestro día a día en la vida cotidiana”.
“Al mismo tiempo, quiero invitar a las autoridades para que también cumplan con su trabajo y su misión que es procurar la seguridad en el ayuntamiento y en la ciudadanía, a ellos les toca también procurar la justicia, promover la seguridad y crear un clima de paz en las comunidades, especialmente, en el comercio, en los transeúntes, para que todos experimenten la paz”.
También pidió a la población en general a que se cuiden y a que eviten lugares donde se incrementan los momentos de tensión y violencia. “Los invito mejor a recurrir a Dios, a los templos, a misa, a acercarse a Dios, tenemos que orar y pedir a Dios que convierta nuestros corazones, porque los tenemos muy duros, empedernidos y obstinados en el mal”.
De igual forma, comentó que algo que casi no se reflexiona y no se tiene en cuenta es la gran cantidad de estupefacientes y drogas que se consumen, se trafican y que también son generadores de violencia.
“Este es un tema que habrá que abordar junto con las autoridades, con la ciudadanía, las universidades, los académicos y más, para ver cómo evitar que mucha de esa droga llegue, sobre todo, a los jóvenes adolescentes y se conviertan así en parte de la violencia y de situaciones dolorosas que estamos viviendo”.
Para concluir, el obispo reiteró su llamado a no tener miedo, a acercarse a Dios y a vivir en armonía para que la sociedad pueda alcanzar la paz que tanto necesita en el corazón, la familia, el trabajo y en la sociedad.