CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- La Iglesia católica no apoya a ningún partido político, sin embargo, el libro ‘Construyendo ciudadanía para el bien común’, publicado en 2018 (y sigue vigente) por parte de la Provincia Eclesiástica del Bajío, que incluye a la Diócesis de Querétaro, Celaya, Irapuato y León, indica que un católico debe votar, preferentemente, por un candidato que respete la vida desde su concepción, hasta la muerte natural, que combata la corrupción, la pobreza, que luche contra la inequidad y brinde atención a los grupos vulnerables.
ENSEÑANZA DE LA IGLESIA
El documento explica que los fieles católicos pueden afiliarse y votar libremente por el partido político y candidato que no contradiga sus convicciones morales y religiosas, que responda por el bien común de los ciudadanos.
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Indica que los fieles están obligados a ser coherentes con su fe en público y privado, por lo que, no pueden adherirse o votar por un candidato contrario a sus convicciones religiosas y exigencias morales.
Recuerda que los sacerdotes, diáconos y obispos, no pueden afiliarse a partidos políticos, ni apoyar a alguien en particular, sino que, es “su derecho y deber proponer los principios morales que deben regir el orden social y, en privado, votar por quien quieran”.
POR TANTO, UN CATÓLICO
En esta parte del texto explica que los católicos no pueden votar por un partido o candidato que no respete la vida humana desde la concepción, hasta la muerte natural, como sería el aborto, eutanasia o manipulación de embriones.
Indica que no pueden votar por quien no se comprometa por promover la dignidad de la familia, el matrimonio monogámico entre personas del sexo opuesto, a combatir la violencia, la drogadicción, la injusticia institucionalizada, la corrupción pública y que no haga propuestas creíbles en favor de los más necesitados.
Tampoco por quien no respete la dignidad de la persona, es decir, quien defienda o promueva la prostitución, uniones homosexuales, la pornografía, clonación humana, uso o tráfico de drogas, venta discriminada de alcohol, machismo, discriminación étnica y racial, así como los anticonceptivos físicos o químicos.
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El fiel no puede votar por quien no respete el derecho de practicar en privado o público, individualmente o en grupo, sus creencias religiosas, ni por quien obstaculice la enseñanza de la religión, ni por quien prohíba las manifestaciones públicas de fe o se oponga a la instalación de los lugares para el culto que pida la comunidad.
De igual forma no pueden votar por quien se oponga o niegue el derecho de los padres de familia a escoger el tipo de educación que quieran para sus hijos, de acuerdo a sus convicciones, ni por quien no garantice que utilizará de manera honesta el dinero y bienes públicos; que va a cumplir lo que promete; que buscará el bien común y no el provecho propio y de sus colaboradores.
AL CONTRARIO, UN CATÓLICO
Aquí el libro explica que se debe votar preferentemente por quien “respalde con su ejemplo las virtudes humanas y cristinas como lo son el respeto a los demás, el saber escuchar, el diálogo, el decir la verdad, la honestidad, la vida morigerada, la fidelidad conyugal y el amor a su familia”.
Menciona que el candidato o partido debe demostrar con hechos su espíritu de servicio a los demás, sobre todo hacia los pobres, y que siempre defienda la dignidad de la persona; también debe tener cualidades de gobierno y que garantice la vigencia del estado de derecho mediante la aplicación de la ley, sin excepción de personas o de cargos.
UN CATÓLICO SABE
Se menciona que el abstencionismo es un pecado de omisión, por lo que, el fiel debe emitir su voto libre, secreto, personal, informado y pensando en el bien común; además de que es pecado grave el comprar o vender votos, así como colaborar en el fraude electoral, de cualquier manera.
También está obligado a conocer los principios morales, la doctrina de los partidos, de los candidatos y no dejarse manipular, debe conocer su fe y formar su conciencia de acuerdo con las enseñanzas de la iglesia, la moral ética.
En caso de que no encuentre “un partido o candidato que concuerde con sus principios religiosos y morales, debe votar, según su juicio y en conciencia, por el menos malo”. También debe brindar a “las instituciones ciudadanas que participan y cuidan de los procesos democráticos su respeto y apoyo. La democracia es un bien que todos debemos proteger”.
UN CATÓLICO DEBE TENER EN CUENTA
Refiere que los principios doctrinales son válidos para todos los católicos, por lo que, el fiel que actúa según los criterios, contribuye al bien del país y “nadie puede sentirse ofendido, porque se
trata de la aplicación de principios que emanan de la ley natural común a todo ser humano”.
Pero aclara que quien puede sentirse ofendidos son los católicos que “pagan impuestos y son usados con frecuencia para atacar los principios fundamentales de su fe y de la moral católica”.
También destaca que la iglesia es anterior a cualquier partido político, además de que la fe trasciende las ideologías.
“Que estos principios, por ser expresión de la ley natural y estar grabados por Dios en el corazón humano, obligan a todos por igual. Si algunos coinciden con la moral católica y muchos coinciden, esto se debe a que la verdad es una y no a querer imponer un estado católico o un gobierno confesional”.
Finalmente, indica que el “querer apartar a los católicos de la vida política por el hecho de manifestarse coherentes con su fe es una forma de intolerancia y discriminación religiosa, violatoria de los derechos humanos. Por tanto, un católico que vota según estos principios está contribuyendo a la maduración de un auténtico estado laico y democrático”.