CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- El coordinador del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional, Juan Carlos Romero Hicks, aseguró que no hay un sólo mexicano de bien que se oponga a terminar con el robo de combustibles, de una vez por todas. En la práctica esto es un reconocimiento al Presidente de la República, pero otra cosa es que lo haga afectando las actividades honestas y cotidianas de todos.
Reclamó que no es concebible escuchar que mientras un funcionario federal ofreció que el problema estaría resuelto en tres días, el Presidente de la República componga la plana y en su propósito recurra a ambigüedades e imprecisiones, olvidándose de su compromiso con el ciudadano que exige información certera y transparente.
Juan Carlos Romero Hicks
Mencionó el líder panista que hay total coincidencia en que la violencia y la inseguridad tienen que ver con el “huachicol” o robo de combustible, pero la ejecución de las correcciones no son poca cosa, ni se pueden dejar en manos inexpertas: “hoy vemos las consecuencias en miles de personas que caminan por las calles en busca de gasolina.
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La gran paradoja es que, no sólo no bajó la gasolina, sino que ahora no existe, olvidando que no hay producto más caro que el que no se consigue”.
Consideró que el problema no solamente comenzó esta semana, como muchos piensan, sino que las molestias empezaron desde antes del 24 de diciembre en la zona del Bajío, en el centro del país, donde mientras algunos ciudadanos compraban los alimentos para la Cena de Navidad, otros tenían que ver cómo se las arreglaban para conseguir gasolina.
Si bien, el problema de la distribución de gasolina se sintió con mayor magnitud en el centro del país, es una realidad que evidenció el desconocimiento de los funcionarios del nuevo gobierno, exhibiéndose entre ellos los mensajes encontrados, al grado tal que la ciudadanía hoy exige explicaciones, sin simulaciones, y apegadas a la realidad, dijo el diputado.
Tampoco es aceptable que vean a los ciudadanos como pasivos receptores de las acciones de gobierno y “agradezcan” la paciencia de la población al hacer largas filas afuera de las estaciones de gasolina o que les pidan comprensión, como si con eso se corrigen los daños a la economía, los retardos de los empleados a las oficinas, la falta de atención en urgencias médicas, entre otras actividades de la vida cotidiana.
En la crisis de la distribución de combustibles, al gobierno actual le ha faltado empatía con los ciudadanos, abusa de la comunicación gubernamental, porque pide comprensión y en el fondo nos lleva a aceptar como “normal” la improvisación y los experimentos de sus funcionarios; millones de ciudadanos nos resistimos a que se juegue con el destino de nuestras familias.