CELAYA, Gto.- La celebración de Corpus Christi, una de las festividades más importantes del calendario litúrgico católico, se llevó a cabo con gran fervor y devoción en la ciudad de Celaya. Corpus Christi, que significa "Cuerpo de Cristo", es una festividad que honra la presencia de Jesucristo en la Eucaristía y se celebra 60 días después del Domingo de Resurrección. Esta celebración tiene un profundo significado para los creyentes, ya que es un momento para reafirmar la fe y la unión en torno a la figura central del cristianismo.
➡️ Suscríbete a nuestra edición digital
El evento comenzó a las 5:30 de la tarde con una misa solemne en el templo de San Francisco. Desde temprano, cientos de fieles devotos se congregaron en el templo, ansiosos por participar en esta importante ceremonia. El templo pronto se llenó hasta su máxima capacidad, con muchos más fieles esperando fuera, extendiéndose hasta la icónica bola del agua. La misa fue oficiada por el obispo Víctor Alejandro Aguilar Ledezma, quien destacó en su homilía la importancia de la Eucaristía como símbolo de la presencia viva de Cristo en la comunidad.
La misa fue un momento de profunda reflexión y oración. Los cantos, las lecturas y las oraciones fueron seguidos con gran atención y reverencia por los presentes. Durante la homilía, el obispo Aguilar Ledezma habló sobre la importancia de la unidad y la solidaridad en tiempos de dificultad, recordando a los fieles la necesidad de vivir en comunión con los principios cristianos de amor y servicio al prójimo. Su mensaje resonó profundamente entre los asistentes, muchos de los cuales se vieron visiblemente conmovidos.
Una vez concluida la misa, se dio inicio a la tradicional procesión de Corpus Christi. Los fieles, llevando velas encendidas y cantando himnos, siguieron la Eucaristía por las calles de Venustiano Carranza, Francisco I. Madero, Benito Juárez, Miguel Hidalgo y terminando en la calle Independencia. La procesión fue un testimonio visible de fe, con más de 2 mil personas participando en el recorrido. Inicialmente, más de mil fieles comenzaron la caminata, y conforme avanzaban, más personas se fueron sumando al contingente. Las calles de Celaya se llenaron de una atmósfera de solemnidad y devoción, mientras los participantes caminaban lentamente, siguiendo la custodia que contenía la hostia consagrada.
Durante el trayecto de la procesión, se realizaron tres paradas significativas. La primera parada fue en el templo del Carmen, donde se dio gracias y se pidió por la ciudad de Celaya y todos sus habitantes. En este lugar, los fieles rezaron por la paz y el bienestar de la comunidad, recordando la importancia de la oración en la vida diaria. La segunda parada se hizo a un costado del Andador Colunga, un lugar céntrico y concurrido, donde nuevamente se elevaron oraciones y se dieron gracias por las bendiciones recibidas. La tercera y última parada tuvo lugar frente al Jardín, en la calle Miguel Hidalgo. Aquí, en un entorno natural y sereno, se hizo una última oración antes de continuar hacia la Calzada Independencia.
El recorrido concluyó en la Calzada Independencia, donde una vez más se dieron gracias y el obispo Aguilar Ledezma ofreció un mensaje final a los ciudadanos. En su discurso, el obispo enfatizó la importancia de la Eucaristía como fuente de vida espiritual y como un llamado a la acción comunitaria. Hizo un llamado a los fieles a vivir su fe de manera activa, ayudando a los necesitados y promoviendo la justicia y la paz en su entorno. Su mensaje final fue un recordatorio poderoso de la responsabilidad de cada cristiano de ser un testigo vivo del amor de Cristo en el mundo.
La celebración de Corpus Christi en Celaya no solo fue un evento religioso, sino también un momento de comunidad y solidaridad. La participación masiva de los fieles demostró el profundo arraigo de esta tradición en la ciudad y la importancia de la fe en la vida diaria de sus habitantes. La procesión y las paradas a lo largo del recorrido permitieron a los participantes reflexionar sobre su fe y renovar su compromiso con los valores cristianos.
Además, es importante destacar que la procesión se desarrolló con saldo blanco, sin incidentes que lamentar. La coordinación entre los elementos de seguridad y la comunidad permitió que el evento transcurriera en un ambiente de paz y respeto, asegurando la seguridad de todos los asistentes.
En resumen, la celebración de Corpus Christi en Celaya fue un día marcado por la fe, la devoción y la comunidad. Desde la misa solemne en el templo de San Francisco hasta la procesión por las calles de la ciudad, cada momento fue una manifestación del fervor religioso y la unidad de los fieles. El evento culminó con un mensaje inspirador del obispo Aguilar Ledezma, quien recordó a todos los presentes la importancia de vivir la fe de manera activa y comprometida. La celebración de Corpus Christi en Celaya reafirmó una vez más la profunda espiritualidad y el sentido de comunidad de sus habitantes.