CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- Después de 27 años en que los gobiernos de México, Estados Unidos y Canadá, establecieron el primer Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y el segundo llamado T-MEC, en 2020, no se ha tomado en cuenta la opinión y participación de 140 mil pequeños ganaderos lecheros mexicanos, “quienes desde el principio fueron marginados y empujados al exterminio”, afirmó Álvaro González Muñoz, presidente del Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche.
Jamás los funcionarios mexicanos, negociadores de ambos acuerdos comerciales con EU y Canadá, analizaron con seriedad y de manera conjunta y directa, problemas relacionados con el intercambio relacionado con el desarrollo productivo, industrialización y comercialización de leche de vaca: “Para ellos sólo contaron las grandes empresas productoras, importadoras y procesadoras de leche”, dijo.
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El dirigente afirmó que 140 mil familias dedicadas por generaciones a la actividad lechera productiva tuvieron la esperanza de que, en cada cambio de gobierno (hasta llegar a seis), mejorara su situación de desarrollo social y económico, “pero nunca fuimos escuchados”, dijo.
Lo más preocupante es que los últimos seis presidentes de México no hayan creado condiciones favorables para fortalecer la economía de los pequeños productores de leche de 20 estados mexicanos, sino que se da preferencia a la importación de lácteos, explicó mediante un comunicado.
Estos gobiernos crearon una empresa reguladora para el apoyo productivo y comercio de leche, entre otros alimentos, hoy Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), con el propósito de adquirir leche a pequeños productores a un precio justo y distribuirla barata vía LICONSA, dentro de sus programas sociales y, así, beneficiar a familias en estado de pobreza alimentaria y pobreza extrema.
Por otra parte, dijo Álvaro González, al gobierno se le olvida que es necesario actualizar el precio que ellos establecieron desde el principio de su gestión, en función del índice inflacionario anual que, en promedio, es de 4 por ciento.
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Otro agravante que afecta seriamente la economía de los pequeños productores de leche genuina, enfatizó, consiste en la “competencia desleal” por la aparición, “como por arte de magia”, de decenas de marcas lácteas (que no son leche) que prácticamente invadieron todo tipo de comercios: pequeños, medianos y grandes tiendas de autoservicio.
Estas presentaciones “ultra-pasteurizadas”, llamativas, que ofrecen en todo tipo de negocios como leche, son en realidad “revolturas” de agua con agregados de vitaminas, minerales, saborizantes y colorantes que representan un alto riesgo para la salud de los consumidores.
Los productores y consumidores de leche en casi todo el país, “estamos expuestos a sufrir adulteraciones y engaños, tanto de empresas productoras de esos alimentos, como de entes comerciales que participan de un mercado sin supervisión por parte del gobierno”, apuntó el dirigente de los pequeños ganaderos lecheros. Se dan casos de que, en muchos lugares comerciales, el litro de leche alcanza 26.00 pesos.
Agregó que la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) , dependiente de la Secretaría de Economía, añadió, se ha especializado en “hacer escaramuzas” cada vez que productores de leche hacen denuncias, pero “termina la faramalla” y todo sigue igual”.
La importación de “lácteos en polvo”, añadió, es otra falsedad solapada por las autoridades, el producto que se compra principalmente a EU o a otros países, es en realidad “polvo de leche”. Sí, porque el país de origen la deshidrata quitándole nutrientes, los que utilizan para la fabricación de otros alimentos, a precios muy por arriba de lo que vale la leche auténtica.