CIUDAD DE MÉXICO. (OEM-Informex).- Por el lado que se vea, el gobierno del presidente López Obrador ha sido un fracaso. Mucha razón tuvieron quienes acuñaron aquello de que sería un peligro para México toda vez que, en tan sólo un año, ha llevado la economía a la recesión, elevó históricamente las cifras de inseguridad, decepcionó a muchos que votaron por él y ha alentado fobias que hoy tienen dividido al país.
En los últimos doce meses el país ha ido de mal en peor. Lo afirmamos con datos duros. A pesar de los amparos impuso su capricho por construir un Aeropuerto en Santa Lucía, dejando inconclusas las obras del Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco, con pérdidas multimillonarias en lo interno y de credibilidad en lo externo.Juan Carlos Romero Hicks
Los resultados demuestran que le quedó grande el puesto. Así lo señaló el coordinador del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional, Juan Carlos Romero Hicks, al hacer un balance del primer año de gobierno, donde destacó la persistente obsesión por el desmantelamiento institucional, fundamentalmente los órganos autónomos, cuya construcción costó años de esfuerzo, no a la clase política, sino a la sociedad mexicana en su conjunto.
“En varios frentes vemos tensiones que no provocan cambios positivos, más bien generan desazón. Hoy hay crisis democrática e institucional, en seguridad, en materia económica, en política social, en política exterior y busca resolver todo con el protagonismo promocional de las conferencias de prensa matutinas así como con giras por todo el país plagadas de metáforas, símbolos y referencias a la historia”, precisó.
Para los diputados panistas, el presidente no ha cambiado su discurso de candidato, político en campaña. Continúa vendiendo sueños, ideas y frases simples; culpando a las anteriores administraciones, a la oposición o a la conquista de los españoles; negándose a hacer diagnósticos serios para llegar al origen real de los problemas y, de esta forma, crear una estrategia eficaz para atacarlos de raíz.
En este año, los que amamos a México no aceptamos la terquedad presidencial en la que lo único válido es la realidad que él quiere ver y busca que todos crean que su fantasía es la verdad
En el Poder Judicial Federal también impuso la designación, como Ministra de la Suprema Corte de Justicia a Yasmín Esquivel Mossa, sin importar que es cónyuge del principal constructor del Aeropuerto de Santa Lucía.
Junto con esto una presión mediática y social ocasionó que el Ministro Eduardo Medina Mora renunciara sorpresivamente para seguramente abrir el espacio a un magistrado leal a la cuarta transformación.
En un organismo autónomo como la Comisión Reguladora de Energía (CRE) presionó la renuncia de su presidente Guillermo García Alcocer. Lo mismo ocurrió con Gonzalo Hernández Licona, Secretario Ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
No podemos dejar de mencionar la burda maniobra por capturar la Comisión Nacional de los Derechos Humanos con la designación de Rosario Piedra Ibarra, en un grotesco proceso de elección, lleno de ilegalidades y sin importar que “la elegida” por los senadores de Morena y sus aliados había “renunciado” a su militancia partidista unas horas antes de su designación.