CELAYA, Gro.- La Tradicional de Salgado montó un altar de Día de Muertos dedicado a sus antepasados y que cautivó a quienes lo visitaron y en el que rindieron un homenaje a figuras significativas para sus tradiciones. Esta actividad la llevaron a cabo las cajeterías de la ciudad, convocadas por el Consejo de Turismo de Celaya.
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El altar de la Tradicional de Salgado fue uno de los destacados con una decoración única que envolvía toda la tienda en la atmósfera del Día de Muertos.
Además de su altar, la experiencia ofrecida fue completa, brindando a los visitantes una degustación especial de aperitivos tradicionales, entre ellos una singular agua de sabor a pan de muerto y buñuelo, que se ofrecía como complemento perfecto para los nuevos sabores de su célebre Cajeta de Celaya de temporada: pan de muerto, buñuelo y ponche.
La Tradicional de Salgado no solo ofreció una experiencia gastronómica, sino un espacio de memoria y respeto hacia los que ya no están.
SEMBLANZA DE SU ALTAR
Hace más de un siglo, en el año 1860, en la encantadora casa que ahora ocupa La Tradicional de Salgado habitaban las distinguidas "Señoritas Aguilar". Estas nobles damas eran renombradas por sus exquisitas creaciones culinarias, que incluían las tradicionales cajetas, panqués, merengues, ates, jamoncillos y otros manjares que deleitaban a toda la comunidad.
El legado de estas recetas pasaba de generación en generación, siendo responsabilidad de una tía elegir a la sobrina que continuaría la noble tradición.
En los tiempos tumultuosos de la Revolución en 1915, sus dulces eran tan codiciados que, para preservar su fortuna y continuar con su labor, las Señoritas Aguilar gastaban rápidamente sus ganancias en los ingredientes necesarios, conscientes de que guardar dinero en billetes o monedas podía llevar a su pérdida debido a la inestabilidad política.
La historia toma un giro en 1980, con el fallecimiento de María Guadalupe Aguilar Pérez, conocida cariñosamente como Pitita, a los 86 años. Fue ella quien pasó la receta a María de Jesús, apodada Chucha o Moñe, quien contó con el apoyo incondicional de Raquel, conocida como la Nana. Raquel comenzó a trabajar con las Señoritas Aguilar a la temprana edad de 13 años y continuó su compromiso con la calidad de los dulces y cajetas hasta los impresionantes 94 años, garantizando que la tradición se mantuviera intacta.
Finalmente, en 1988, Moñe heredó el legado a su sobrina Coco, quien nació en la misma casa hace 61 años. Al día de hoy, Coco y su familia continúan con esta dulce y valiosa tradición, honrando a las legendarias Señoritas Aguilar y compartiendo el sabor de generaciones pasadas con el mundo.
En este altar, se distinguen tres fotografías: Pitita, Moñe y la Nana.
Ángeles protectores cuidando a la familia y asegurando que continúen preservando la dulce y arraigada herencia que para Celaya se confió.
Con estas actividades, Celaya reafirma su compromiso de promover y preservar sus costumbres, mostrando a visitantes y locales que el Día de Muertos es mucho más que una celebración; es una manifestación de amor y memoria que nos conecta con nuestras raíces y nos invita a saborear, literalmente, la esencia de esta tierra.