CELAYA,Gto.- (OEM-Informex).- La milenaria tradición de la quema de los judas en Semana Santa se perdió en Celaya a partir del llamado Domingo Negro, septiembrede 1999, en donde quedó prohibido la comercialización y uso de todo tipo de juego pirotécnico.

“La tradición de los judas, no sólo comprendía a los diablitos, sino que los artesanos de cartón también hacían personajes mexicanos, como Cantinflas, Capulina, y todas las figuras que hizo por medio de su música Francisco Gabilondo Soler: Muchos de los personajes que nosotros los artesanos de la cartonería elaboramos eran personajes mexicanos, dedicados muchos de ellos a los niños que querían su juguete de cartón”, dijo Mario Tierrablanca, presidentes de la Unión de Jugueteros.

Sin embargo, amplió, el diablito era para la gente mayor que tronaba los diablos o judas como símbolo y promesa a renunciar al mal en Semana Santa. Los judas se hacen con base de moldes, pero en otros lados, los judas enormes se hacen con estructuras de carrizo.

“Desde que yo tengo uso de razón, desde que yo de muy pequeño le ayudaba a mi papá y a mis tíos a vender una figura en la calle, el cohete nunca se le dio a un niño. Los juegos artificiales siempre se les entregaban a los adultos que eran los que compraban los judas. Los niños también se llevaban sus judas, pero nunca con cohetes porque eran peligrosos”,aclaró.

Explicó que la quema de los judas fue parte de la evangelización, desde el Virreinato o la Colonia española, como lo fueron los Nacimientos del Niño Dios, y la quema de judas significa el castigo a la traición, la renuncia al pecado, el compromiso de estar siempre con el bien, a través del mensaje de Jesús, el Cristo.

Después empezaron a solicitarse la elaboración de judas, pero con figuras de políticos a los que se les quemaba con mucho júbilo del pueblo, y se recuerdan políticos como Salinas y Fox, por mencionar algunos.

“En Celaya se arraigó la artesanía, el oficio de la cartonería se extendió por varios barrios de Celaya, y en su momento de mayor apogeo, a mediados del pasado siglo, debieron de haber hasta unos 150 talleres, porque en mi familia hubo hasta 15 cartoneros, ya que había gente que se dedicaba a forrar lo que eran los moldes, gente que se dedicaba a pintar y personas que se dedicaban al decorado”, contextualizó.

Entre las familias que han promocionado la cartonería, se encuentra el señor Salvador Zúñiga, la familia Tierrablanca, Lemus, Camargo, Uribe, entre otros.