CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- Una de las tradiciones más importantes y arraigadas en el Barrio de San Miguel es la representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, la cual se realiza desde hace 64 años. El Sol del Bajío tuvo la oportunidad de entrevistar a Juan Manuel Mandujano González, quien durante 30 años representó a Jesús en esta escenificación, con la particularidad de que fue el primero en la historia del barrio en hacerlo.
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A sus 75 años, Manuel Mandujano recordó que desde muy pequeño se acercó a la Iglesia, pero en ese tiempo no se hacía la representación de las tres caídas. Fue hasta que tenía 11 años cuando un viejito conocido como Don Gabriel tuvo la iniciativa y comenzaron a elegir a quienes interpretarían los diferentes papeles.
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“En un inicio me eligieron para representar a Mario, personaje que lleva el caballo del cieguito llamado Longino. Muchos intentaron tomar el papel de Jesús, pero no todos aguantaron porque es una persona muy fuerte y sentimental. Durante los ensayos don Gabriel se dio cuenta que me sabía los diálogos de Cristo y me pidió que lo interpretara. El señor Clemente, que era el apuntador, se sorprendió y dijo que yo solo era un niño, pero como yo era alto eso no se notó y al final me quedé con el papel durante 30 años”.
Para interpretar a Jesús, recordó, se preparó física, mental y espiritualmente, a través del ejercicio para poder cargar la cruz de tres metros que pesaba 40 kilos, con el repaso de sus diálogos y acudiendo a confesarse y a misa para comulgar y poder entrar en el papel.
“Cuando empezó la tradición de las tres caídas, el recorrido salía de la parroquia de San Miguel Arcángel y pasaba por las calles 10 de Mayo, Río Lerma, Emeteria Valencia, Boulevard Adolfo López Mateos y regresaba al atrio del barrio”.
“Yo iba descalzo, el suelo era muy caliente, pero como mis pies ya no eran míos sino los de Cristo, sentía como si caminara en una especia de algodón, me dolía poquito pero seguía meditando en el pasaje bíblico que seguía. Al llegar al atrio, la gente me hacía ver que estaba chorreando de sangre de las plantas de los pies, pero no importó porque todo lo hice en nombre de Dios”.
Recordó que en esa ocasión tuvieron que llevarlo al sanatorio donde le pusieron una membrana que dan las mujeres en el parto y se le hizo el injerto, desde entonces ha vivido con ella. Sobre el vestuario, indicó que él lo hacía desde cero, incluyendo la corona de espinas, la cual también le hizo sangrar de la cabeza.
“Algo que recuerdo mucho era cuando la gente me decía que al interpretar a Cristo me cambiaba la voz, me decían que me transformaba, que se transformaba mi rostro, que se daban cuenta que no era yo el que hablaba y que irradiaba la paz que solo Cristo puede dar”.
Por otra parte, mencionó que actualmente y en medio de la violencia e inseguridad que se vive en la sociedad es importante que los padres de familia impulsen a sus hijos para que vivan la Semana Santa con fe y devoción, que no los dejen solos, que les inculquen respeto a Dios y la sabiduría para no meterse en cosas ilícitas de cualquier índole.
“Ahora vemos que los jóvenes solo quieren tener dinero a manos llenas sin trabajar. No se vale que le hagan daño a la gente, solo porque quieren tener una mejor forma de vivir, lo que deben hacer es prepararse para la vida. Los padres a veces son los que los llevan a delinquir, tienen que ser conscientes de que eso no está bien, hay que cuidar el espíritu y lo eterno, ni lo temporal, ni las riquezas del mundo”.
Finalmente, invitó a los jóvenes a salir adelante, que estudien, que salgan a trabajar para que aprendan a sobrevivir con los obstáculos que les pone la vida. “A todos ustedes los bendigo mucho y los invito a que regresen a Dios, él los ama y los espera siempre”.