CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- Desde hace un año y medio el padre José Juan Cruz González, se ha desempeñado como exorcista de la Diócesis de Celaya, misión que realiza dentro de la Pastoral de Consolación, donde no solo trata las cosas demoníacas, sino también las contaminaciones espirituales. El sacerdote contó en exclusiva para El Sol del Bajío que de las 100 personas que atiende al mes, en ocasiones solo una es identificada como una auténtica posesión demoníaca.
PASTORAL DE LA CONSOLACIÓN
El padre mencionó que, por encomienda del Obispo emérito, Monseñor Benjamín Castillo Plascencia, se le indicó que estaría a cargo del ministerio del exorcismo mientras el padre Marco Antonio González de León, quien era el exorcista, viajara a Tierra Santa durante un mes, sin embargo, al regreso del sacerdote, se le otorgó su nombramiento, por lo que la Diócesis tuvo dos exorcistas.
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Al fallecer el padre Marco Antonio debido a la Covid-19 el 6 de enero de 2021, se quedó como el único exorcista en la Diócesis de Celaya, en donde encabeza la Pastoral de la Consolación la cual tiene como objetivo acompañar y atender a la gente.
DE 100 PERSONAS ATENDIDAS UNA PUEDE ESTAR POSESA
Mencionó que cuando recibe a una persona siempre respeta los protocolos de sanidad, después les hace una entrevista para conocer quién es, cómo se llama, si es soltera, casada por la Iglesia o solo por lo civil, si tiene hijos, casa propia, trabajo, enfermedades físicas, si está confesada, si frecuenta continuamente la Iglesia, entre otras cosas para darse cuenta si reúne alguno de los presupuestos comunes que se requieren para determinar que una persona está totalmente posesa.
“En el mes atiendo 100 personas, a lo mejor una puede ser una auténtica posesión, porque no cumple con los presupuestos como las contaminaciones espirituales de las que hablaremos más adelante”.
“Me he topado más con gente enferma, por eso la Pastoral de la Consolación tiene que ver con este hecho de atender a los enfermos, de orar por ellos, y de ofrecerles lo que la Iglesia da cada viernes primero que es la unción de los enfermos a las 11:00 horas, nos ponemos a confesar y celebramos la eucaristía para que recuperen su vida por el poder y gracia de Dios”.
Contó que por día regularmente atiende 10 fichas, ya que es muy cansado, sin embargo, dijo que hay casos que se resuelven rápidamente, debido a que no tienen que ver con el ministerio de exorcista, por ello que tenga que canalizarlos con los psicólogos, psiquiatras, psicoterapeutas e incluso con los médicos internistas, generales para que sean atendidos.
“Dentro del cuerpo de la Iglesia tenemos gente profesionista, médicos, enfermeras, psicólogos, psiquiatras y con ellos los canalizamos. Es muy raro que veamos ciertos casos que tengan que ver con la acción extraordinaria del maligno, es decir, los casos que tienen que ver con la infestación, posesión demoniaca, vejación, sugestión demoniaca”.
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Indicó que también acuden las familias porque no tienen trabajo, porque tienen problemas con los hijos o de adicción, siendo estos últimos, si así lo quieren, canalizados a un proceso de rehabilitación con los ‘Drogadictos Anónimos Grupo La Esperanza en Morelia’, para que recuperen su vida.
“También hay otras situaciones con las familias como cuando se habla de desaparecidos, homicidios, asesinatos cuando fueron a comer tacos y les tocó una bala perdida, y entonces con esta situación traumática de dolor, pena, tristeza, enojo, rabia e impotencia que sufren las familias, es con lo que les ayudamos, para eso es la pastoral, para consolarlos de la realidad y ayudarlos a caminar”.
Refirió que hay acciones ordinarias como actúa el maligno y es la tentación, ya que todo el tiempo la gente es tentada, con el propósito de que hagan el mal, que dañen a los demás, que se olviden a amar, de perdonar, de ser solidarios, amigables, colaboradores, subsidiarios, de tener proyectos comunes.
“La tentación siempre está en el encerrarnos en el egoísmo, la avaricia, la pereza, la ira, la violencia, la corrupción, la tentación, la lujuria. Lo que me preocupa más no es la acción extraordinaria del maligno como el caso de una afectación sino esto. Nos hemos dado cuenta que la humanidad necesita del amor de Dios, porque está sufriendo de diferentes maneras y es ahí donde tenemos que atender”.
LA MAYORÍA DE LA GENTE ACUDE POR SUPERSTICIÓN
Refirió que la mayoría de las personas que acuden lo hacen porque piensan que les hicieron brujería, lo cual le preocupa mucho, porque al parecer los pastores están olvidando la Evangelización y por ello hay mucha ignorancia al respecto, ya que en ocasiones la gente solo quiere sanar para seguir igual, no cambian su estilo de vida y así no pueden avanzar.
“Detrás de todo esto no solo está la necedad, sino la ignorancia, y ésta solo se puede disipar con el conocimiento a través de la evangelización. Cuando todos los sacerdotes, religiosos y en general los cristianos nos comprometamos en verdad en conocer y amar nuestra fe y darla a conocer, esta superstición se irá”.
“La gente primero quiere creer que lo que le está pasando es porque alguien le está haciendo mal, que si no logra algo es porque alguien le hace mal, pero no se centra en sí mismo, no va a la causa, ni a la raíz”.
ES UN MINISTERIO SACRIFICADO
Platicó que el ministerio que desempeña es muy sacrificado, ya que trabaja siempre en el tema de las relaciones públicas y al estar escuchando y atendiendo a la gente se cansa de una forma distinta a cuando se va a un gimnasio o a un trabajo. Para recuperar su energía dijo que se acerca al sacramento de la Eucaristía, además de que pasa un tiempo con Jesús para que restablezca sus fuerzas.
“Dios es la verdadera obra, yo solo soy una partícula inútil, soy el instrumento idóneo para seguir sanando, curando, liberando y exorcizando. Para poder llevar esta encomienda se requiere una vida de penitencia, oración, sacrificio y ayuno, para que el ministerio sea conforme a la voluntad de Dios. Yo no estoy solo, la Iglesia está conmigo”.
Refirió que cuenta con grupos de fieles que le ayudan a rezar, a realizar oración de sanación, liberación, que interceden por los hombres y mujeres que acuden a recuperar su vida.