CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- Con la finalidad de llevar consuelo, ayuda, orientación, fe y esperanza a las comunidades que han quedado dañadas y atemorizadas a causa de la violencia ocasionada por los cárteles y el crimen organizado, a partir de agosto se llevarán a cabo misas callejeras, las cuales estarán a cargo de la Pastoral Social de cada parroquia, informó el Obispo de la Diócesis de Celaya, Monseñor Víctor Alejandro Aguilar Ledesma.
El obispo puntualizó que de los 11 municipios que conforman la diócesis, los focos rojos se encuentran en Celaya, Villagrán, Juventino Rosas, Apaseo el Grande y Apaseo el Alto, después de ellos, la inseguridad que se vive en San Miguel de Allende, Dolores Hidalgo, San Diego de la Unión, Comonfort, Cortazar y San Luis de la Paz es menor.
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Indicó que se buscará que los sacerdotes en las parroquias donde se han celebrado aniversarios luctuosos, donde ha habido un asesinato en la calle o hubo un momento crítico, acudan a celebrar la eucaristía incluso en la misma calle, para llevar la palabra de Dios, la eucaristía y el consuelo a esas comunidades que quedaron dañadas y atemorizadas por lo que sucedió en el lugar.
Ejemplificó que existen algunas parroquias que están cerca de los mercados, en los que los comerciantes están sufriendo a causa de la extorsión y los homicidios, “tenemos que acercarnos con ellos a bendecir, a celebrar alguna eucaristía en honor a la Virgen de Guadalupe, al Sagrado Corazón. Tenemos que ofrecer ayuda, consuelo y confianza a la gente, es parte de lo que tenemos que generar en este movimiento de proximidad, cercanía y ternura a nuestras familias que están sufriendo”.
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Refirió que esto se estará promoviendo a través de la Pastoral Social y de Cáritas Diocesanas, además dijo, estas misas se realizarán de acuerdo a lo que las circunstancias lo permitan, ya que hay lugares más peligrosos que otros, por tal motivo, se tendrá prudencia y en caso de ser necesario se pedirá permiso al ayuntamiento cuando así se requiera.
“Si lo vemos con fe y esperanza se puede ayudar mucho a las personas que han sido traumatizadas por la violencia, sobre todo aquellos que quedan vulnerables espiritual, física o hasta materialmente, después de un evento de esta magnitud que sufre una familia”.
“La Iglesia queremos estar cercana, ofrecer ternura, consuelo, orientación y hasta donde nos lleguen las fuerzas. Tenemos limitaciones, no tenemos todos los recursos para poder ayudar, pero sí tenemos toda la disposición y la voluntad de querer ayudar hasta donde nos sea posible”.
Mencionó que para determinar en qué lugares se acudirá a realizar la misa callejera, cada parroquia realizará un análisis con el Consejo de Pastoral Parroquial. Destacó que en la diócesis están interesados a no solo ser una Iglesia Samaritana que lleva comida, vestido y medicamentos a los necesitados, sino también una espiritual para apoyar a las personas que sufren en su interior por la inseguridad.
Finalmente, el diácono Jorge Luis Mendoza Mendoza, indicó que este proyecto que presentó el obispo y que pronto él desempeñará al convertirse próximamente en sacerdote será un reto, porque al salir a las calles “nos enfrentamos a muchas cosas”.
“Ciertamente habrá lugares que seremos bienvenidos, no se diga en la zona norte, quizá aquí (zona sur) sea más complicado, pero este es el reto, animarnos, perder el miedo y estar con la gente, porque es lo que necesitan en ese momento de dolor y desesperación, que estén con ellos”, concluyó Mendoza Mendoza.