CELAYA, Gto.- (OEM-Infofmex).- Entre flores, cantos y plegarias fue el velorio de Graciela Mendoza Luna, quien falleció a los 52 años de edad, y en el vecino país del norte estuvo en calidad de desconocida por más de dos años; pero ahora le dan el último adiós los familiares, amigos y conocidos de Guanajuato, Ciudad de México, Cuernavaca, así como de Chicago, Atlanta y Dalton Georgia, Estados Unidos, donde será enterrada este viernes, 17 de diciembre, después de una misa de cuerpo presente que se llevará a cabo a las 12 del mediodía.
Rosa María Gantes Luna y Salvador Mendoza Plaza (1949-2005), también de Salvatierra, procrearon cinco hijos: Graciela, la mayor, Salvador, María del Refugio, Gerardo y Nancy (Que por problemas del Acta de Nacimiento llevan el segundo apellido: Luna).
Graciela Mendoza Luna nació el 23 de diciembre de 1969, en Salvatierra, Guanajuato. Y tenía 17 años de edad cuando sus padres, en busca del sueño americano, emigraron a los Estados Unidos. Años después, Graciela se casó con Nazario León Cortés, con quien tuvo tres hijos: Erick León Mendoza, actualmente de 23 años de edad y con carrera como técnico; Alexis, de 21 años, con carrera de Medicina; y Kimberli, de 19 años de edad, estudiante de lo que en México es el nivel medio superior; y todos viviendo en Dalton Georgia, E.U.
En el año de 2005 falleció Salvador Mendoza en un accidente, por lo que su esposa consiguió una visa humanitaria con la que pudo viajar a Salvatierra para ver y cuidar a su padre Norberto Gantes, de 96 años de edad, junto con sus hermanas Cecilia, y ocasionalmente se suman Luz María y Beatriz Gantes.
El amor a Salvatierra, a su abuelo Norberto, a los tíos y tías, y con ese gran anhelo de respirar los aromas de la cocina y de la huerta para revivir los recuerdos de infancia, motivó a que en el 2018 Graciela retornara a su tierra natal: Salvatierra.
Siempre, con un tierno y dulce amor que la caracterizaba, Graciela visitó a cada familia de los Gantes: A su hermana Nancy, en Chamácuaro, Acámbaro; a su hermano Salvador, en Celaya, en donde a dos calles estuvo también en casa de la tía Beatriz; a la tía Cecilia y Francisco, en el Molino de Ávila, Salvatierra.
Acompañada de su mamá, Rosa María, también visitó a María Candelaria en lo que antes era el Distrito Federal, así como a las tías Socorro, en la Naranja; y Luz María, en Cuautitlán Izcalli, Estado de México; al tío Antonio, en Cuernavaca; y a familiares de su esposo Nazario.
Un par de meses después tuvo que emprender el retorno para reencontrarse con sus hijos y su esposo que la extrañaban demasiado. Salió de Chamácuaro, y sus dos últimas llamadas fue en Matamoros, Tamaulipas, y después, cuando ya había pasado la frontera; pero de un momento a otro se perdió todo contacto.
La profunda preocupación e incertidumbre de los familiares de Graciela fue por meses, hasta que un día las autoridades de Texas informaron que habían encontrado en un monte el cuerpo de una mujer con las características de quien había sido reportada como desaparecida.
“Dejamos que Dios haga justicia en aquellos hombres que le arrancaron la vida a mi hermana”, dijo Salvador, entre lágrimas.
El esposo Nazario León viajó de Dalton Georgia al sur de Texas, junto con uno de los hijos, a quien le hicieron varios estudios para comparar el ADN. Aquel procedimiento para obtener el resultado llevó más de dos años, una eternidad de esperanza de que aún estuviera con vida.
Rosa María se encontraba cuidando a su padre, cuando recibió la llamada en donde confirmaban que era su hija a la que dos años antes habían encontrado sin vida, a orillas de un monte; pero también le informaron que en 15 días les entregarían los restos de Graciela.
De inmediato, y profundamente dolida e inconsolable, Rosa hizo sus maletas y un familiar la acompañó al aeropuerto de la Ciudad de México. Ya en Estados Unidos la recibieron Nazario y los nietos, con el mismo dolor de quien ha perdido al ser más querido.
Esos quince días en que se había prometido llevar los restos, se convirtió en dos meses. Y apenas el pasado miércoles 15 de diciembre llegaron los restos de Graciela. Por la tarde se ofreció una ceremonia religiosa, se veló toda la noche y madrugada, en donde por medio de videollamadas los familiares de todas partes ofrecieron sus condolencias y se unieron a las plegarias.
A las 12 del mediodía de este viernes 17 de diciembre es la misa de cuerpo presente, y después el doloroso y último adiós entre flores, cantos y plegarias. Los Gantes están de luto, y por nueve días elevarán sus oraciones para que cada plegaria forme un camino al cielo y Graciela habite en el Corazón de Dios y así se mantenga en un descanso eterno lleno de luz.