CELAYA, Gto. – (OEM-Informex). -El obispo de la Diócesis, Benjamín Castillo Plascencia, invitó a los celayenses a vivir la fiesta de la patrona de Celaya, la Purísima Concepción, con una devoción que permita trascender en espíritu, pero también con acciones que hagan bien a la persona, a la familia y a la sociedad.

Durante la Misa Solemne, la máxima autoridad de la Iglesia Católica en Celaya y la región, dijo que espera que la fiesta los deje más unidos como pueblo, con una vida más justa y con la bendición para superar tantos problemas que aquejan a la ciudad. Reiteró el compromiso de no quemar cohetes, pues no es lo esencial de la fiesta religiosa.

Expuso que no se puede celebrar una fe que no lleve a obrar conforme a la voluntad de Dios; no se pueden llamar cristianos, si no se actúa con el ejemplo de Cristo, si no se busca desde el amor, comenzando desde la familia, con amor con los hermanos; no preguntar qué me toca a mí, sino qué voy a dar; y de qué forma se puede contribuir para tener una mejor sociedad.

No se puede vivir llenos de egoísmo, cerrándonos a los demás, sin amor a los demás. Que la fiesta a la patrona de Celaya sea el inicio para avanzar para una integración social, que inicia en el corazón del hombre, en la familia en donde nos formamos, y nace la vida”, expuso. Benjamín Castillo Plascencia

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"Se nos va la fiesta en cosas más simples, que nos dejan igual o peor. Si el Proyecto de Dios es salvarnos por medio de su Hijo Jesucristo que entregó su vida por nosotros, y nos enseñó que por medio del amor se cambia la familia y la sociedad”, manifestó.

Afirmó también que la fiesta de la Purísima Concepción y de la Virgen de Guadalupe son una preparación a celebrar el nacimiento de Cristo; pero el nacimiento de Cristo nos lleva a vivir sus enseñanzas, hacer la voluntad de Dios.

“Los problemas que actualmente vivimos en la sociedad, son problemas que nacen, porque se hace a un lado a Dios para hacer lo que se les da la gana. Transformar la realidad de la persona, de la familia, de la sociedad, está en escuchar a Dios que nos habla”, agregó ante miles de feligreses que llenaron el templo de San Francisco.

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Acompañado de hermanos franciscanos, el obispo afirmó que la violencia, los actos ilícitos que se cometen todos los días, los robos, son el resultado de que se ha dejado a Dios a un lado.

Reiteró que no se puede seguir celebrando una fiesta de fe, mientras no se asuma el compromiso de un cambio real para trascender en espíritu a través de la fe, y con ello ser en Dios para mejorar a la persona, a la familia y a la sociedad.

Para concluir, dijo que espera y estas fiestas, tanto la celebración de la patrona de Celaya, la Purísima Concepción, así como la fiesta de la Virgen de Guadalupe, prepare al pueblo de Dios para recibir el nacimiento de Jesús, el Cristo.

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