CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- Fernando Estrada Ramírez fue uno de los cientos de peregrinos que a diario pasan por Celaya llenos de fe para llegar a San Juan de los Lagos, y dijo que su manda la hace con devoción porque fue bendecido con un milagro, encontrar a su hijo que estuvo en calidad de desaparecido.
Originario de la alcaldía Iztapalapa, Estrada dijo que antes no podía entender el sentido de la peregrinación, porque se cuestionaba, en ese entonces con cierta burla, para qué caminar largas distancias por tanto tiempo, si existían medios de transporte.
➡️ Llegan peregrinos a San Miguel de Allende
En varias ocasiones fue invitado por vecinos, amigos y hasta familiares, y siempre salía con las mismas preguntas, para qué caminar tanto, si Dios está en todas partes, y los vecinos, amigos y familiares coincidían en decirle que tenía que experimentar para saber el verdadero sentido de la peregrinación.
➡️Suscríbete a nuestra edición digital
Un día salió su hijo y no volvió más. La angustia que sufría toda la familia no tenía forma para describir el vacío e incertidumbre, y el único camino que su esposa le enseñó, fue la oración. Y lo hizo con fervor, y una semana después de que había salido su hijo de casa, regresó sano y salvo.
No contó detalles de la desaparición, pero dijo que el haber recuperado a su hijo era suficiente motivo para hacer un sacrificio, y eligió peregrinar, sin comprender el caminar largas distancias.
Pero fue exactamente durante el recorrido que entendió que peregrinar era ir al lado del otro, ser en los demás, acompañar e ir acompañado, no sentirse solos ni dejar que otros sufran la soledad; peregrinar predicar con el sacrificio de soportar el calor, el frío, la noche, el viento, las ampollas, el dolor de las articulaciones, la fatiga extrema.
“Pero es ahí donde la fe ayuda a recuperar fuerzas”, agregó en un receso que hizo en Celaya, y añadió que hasta participar en la peregrinación, supo que es mucho más que caminar, era orar, era reflexionar, era ser mejor por medio del dolor.
Estrada Ramírez cargó sobre su espalda las imágenes, que no son tan pesadas como la incertidumbre que sufrió al tener desaparecido a su hijo, pero sí es gratificante como cuando toda la familia volvió a estar junta.