CELAYA,Gto.- A los 80 años de edad fallece el artesano Francisco Álvarez Rodríguez, quien tenía más de 22 años realizando figuras de cartón y pinturas en todo tipo de objetos pequeños, desde piedras, flores de papel y hasta en discos; y ahora, su espacio en donde acostumbraba realizar su concentrada labor artística, en el andador Góngora, fuera de un expendio de café, se encuentra vacío, y quien lo recuerda, lo imaginará siempre trabajando con creatividad y motivado por el placer de crear imágenes de Don Quijote, la Bola del Agua y los atardeceres de Celaya.

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Por medio de redes sociales y familiares se confirmó el fallecimiento del señor Francisco Álvarez Rodríguez, quien por más de dos décadas realizaba pinturas y figuras de cartón, desde una flor hasta una motocicleta fuera del establecimiento de Carmeel inn coffee de la zona centro, y en dichas redes sociales, además de lamentar el hecho tan triste que pone de luto a Celaya, informan que estará siendo velado en Guanajuato, en donde tiene parte de su familia.

El trabajo de don Francisco Álvarez es muestra clara de que toda expresión artística es reflejo del alma, sobre todo porque, como siempre se le vio, lo hacía con pasión y con el gusto por dejar memoria de los grandes monumentos de Celaya en pequeños objetos.

Único en sus artesanías, el señor Francisco Álvarez Rodríguez, tenía más de 22 años realizando figuras de distintos tamaños y materiales, así como pinturas en material reciclable, artículos que vendió a los turistas y celayenses en el Pasaje Góngora.

En entrevista a El Sol del Bajío, hace cuatro años, el señor Francisco compartió que su habilidad para realizar figuras en cartón delgado, fue un oficio que lo aprendió en Guanajuato capital, por parte de un arquitecto estadounidense y que desde ese momento se dedicó a realizar y desarrollar para hacer de él una forma de vida.

Más allá de lo que podía ganar para vivir, llegó a contar que sentía un gran placer el dejar imágenes de Celaya en un disco, en una piedra, en una flor hecha de cartón, y le daba gusto que la gente se llevara uno de sus trabajos, no por el dinero que representaba, sino porque alguien se llevaba su memoria, parte de su corazón.

En el tiempo que él se dedicó a realizar figuras y pinturas tuvo la oportunidad de conocer a Spencer Tunick, fotógrafo estadounidense reconocido, quien fotografió una de sus pinturas del Callejón del Beso, que reposaba en el pecho de la modelo que lo acompañaba.

A través de sus trabajos artesanales, también mostró su gusto por las motocicletas, misma que realizó frecuentemente en diferentes tamaños y que además fueron bien recibida por sus clientes. Es importante destacar que con los años su trabajo se fue diversificado, ya que también llegó a realiza algunos motivos que pudieron gustarle a las parejas, como corazones y flores de papel.

La comunidad de artesanos de cartón de las distintas expresiones artísticas, así como familiares, compañeros, amigos, vecinos y clientela que lo recuerdo como un hombre ejemplo de trabajo, se encuentran de luto.