SAN MIGUEL DE ALLENDE, Gto. (OEM-Informex).- Hoy la artista Josefina Membrila recibirá a exposición multicultural, “Lo uno y lo otro”, cuenta que todo está listo para recibir los siete artistas que expondrán su obra.
Señaló cada artista con su obra, como; Adrián Caldera, quien insiste sobre los pasos de Moholy Nagy, es maestro de la Bauhaus, con sus experimentos de la fotografía sin cámara, pero desde los procesos contemporáneos del color y el abstraccionismo. Adepto a la fotografía química designa como caldegrafías a sus piezas, término que busca un lugar entre las schadografías de Christian Schad o los rayogramas de Man Ray. Pero sus preocupaciones nada tienen que ver con la impresión de objetos sobre material fotosensible, en lugar de atrapar esas huellas tenebrosas de lo real, como dijera Man Ray sobre sus fotogramas, Caldera nos propone un espejo donde contemplarnos desde la poesía de lo abstracto.Josefina Membrila
La exposición “Lo uno y lo otro” será en la galería “Josefina Membrila Fine Art” en San Miguel de Allende del 02 de agosto al 31 de agosto 2019, justo frente a la Parroquia de San Miguel Arcángel, con una inauguración en punto de las 19:00 horas con acceso totalmente gratuito.
“Adrián Caldera, Alfredo Téllez “Bandido”, Antonio Ochoa, Cristina Gardea, Josefina Membrila, Mario Ortiz “Mortiz” y Mario Parra, son los artistas que presentarán su obra internacional” dijo Josefina Membrila.
Expuso que “Lo uno y lo otro” es un sugestivo muestrario de la producción plástica de siete artistas visuales radicados en Ciudad Juárez. Este colectivo agrupa a creadoras y creadores muy diversos en cuanto a técnicas y temáticas. Tienen en común la indagación en territorios y corrientes del arte universal que los aleja, del regionalismo y lo típico.
Alfredo Téllez, señaló es un bandido sin duda es uno de los creadores con mayor permanencia en el ámbito fronterizo. Sus gouaches habitan un territorio entre el interés plástico y el expresionismo figurativo. De su pintura directa emergen personajes intemporales, retratos y autorretratos debatiéndose en la angustia existencial, dibujados a pincel con una destacada carga de gris que mata los efectos del color.
En ese mismo sentido, Mario Ortiz, utiliza el medio surrealista de la mancha, quien hace brotar personajes de estampa gótica, mercaderes, sabios en diálogo, sueños, alegorías del tiempo que transcurre en azules sobre madera. Una extraña arquitectura parece surgir del colorido, mismo que, contrario a Téllez, lo emparenta con los fauves.
Con Antonio Ochoa, llama la atención que es realizado con el programa digital PhotoShop, una herramienta digital con un gran arsenal de recursos y efectos plásticos. Ochoa no sucumbe a la tentación de echar mano de estos subterfugios, su formación de dibujante y grabador lo lleva a explorar las cualidades y calidades de la línea digital. El trazo vectorial en negro deja un rastro que, bien sea por acumulación o ritmos, produce piezas orgánicas cual tejidos vegetales vistos al microscopio o bien otras de carácter planetario que completan la metáfora del micro y el macrocosmos.