CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- Con el transcurso de los años la inocencia que caracterizaba a los niños se ha desplazado hacia el morbo, y es que, se ha observado que en los lugares donde se registra una muerte violenta, son los primeros en acudir a ver cómo quedó la persona e incluso a tomarle fotografías, ante esta situación, el Obispo de la Diócesis de Celaya, Monseñor Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, exhorta a los padres de familia a cuidar a sus hijos, alejarlos de la violencia que ven y a recordarles que cada persona tiene dignidad y no debe ser objeto de morbo.

Monseñor Aguilar Ledesma, mencionó que el alto nivel de violencia y asesinatos que actualmente observan los niños en las series, películas y novelas, los ha llevado a un alto grado de insensibilización, que los ha orillado a no tener temor de las situaciones que ocurren en la vida real, sino por el contrario, a tener morbo, debido a que se han acostumbrado a la criminalidad al ver la programación violenta desde sus casas, y, algunos inclusive, al acompañar a sus familiares a ver los sucesos sangrientos que pasan por su calle o colonia.

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“Al acostumbrarlos, al hacerlos insensibles, de alguna mera están potenciando a que sean ellos, en un tiempo no muy largo, parte de esa situación. Nos estamos acostumbrando a ver la violencia, somos insensibles al dolor, al sufrimiento humano, lo vemos como si fuera algo normal”.

“Antes tú pasabas y encontrabas un lugar donde vendían pollo, lo estaban destazando y comprabas piezas, ya nada más falta que ahora de todo lo que se está destazando, que se encuentre en bolsas, la gente recoja cosas, o exponer eso para que los animalitos que andan en la calle se lo lleven”.

“Estamos llegando a niveles de deshumanización terribles, tenemos que poner lo mejor para que sepamos respetar la dignidad humana, es una persona aunque esté destrozada, maniatada, golpeada, no es para el morbo, para ver qué pasó, qué le hicieron”.

El Obispo exhortó a los padres de familia a que eviten que sus hijos vean todo tipo de programación violenta, que no los lleven a ver los sucesos sangrientos a tan temprana edad, sino que, deben enseñarles a que sean sensibles, que ayuden a las personas, que los cuiden, que les recuerden que cada persona tiene dignidad y no debe ser objeto de morbo, ni para la curiosidad malsana.