CELAYA, Gto.- La sequía podría no dar tregua durante 2024. Al menos eso es lo que estimó el presidente del Consejo de la Cuenca Lerma-Chapala, Roberto Castañeda Tejeda, quien dijo que hace unos días sostuvo una reunión con personal de la Comisión Nacional del Agua y los pronósticos no son nada halagüeños.
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“Hace algunos días me reuní con personal especializado de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en donde reportaron, de acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional, efectivamente se espera otro año por debajo de la media”, aseguró en entrevista con Organización Editorial Mexicana.
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Aclaró que aunque es un pronóstico prematuro, porque la Conagua tiene información más certera tres meses antes de la temporada de lluvia, que inicia en junio, por lo que en abril ya se tendrán pronósticos más precisos de cómo viene la temporada pluvial, aunque las condiciones no son nada positivas.
“De acuerdo con los fenómenos que están presentes en este momento, se espera un tercer año no muy bueno; si la tendencia se repite, por lo menos otro año pudiera ser de sequía”, indicó.
Esto, dijo, afectará a la región que comprende la Cuenta Lerma-Chapala, que a pesar de que la extensión territorial de ésta es apenas de 4.5% de la superficie del país, en esta región que corre por el Estado de México, Querétaro, Guanajuato, Michoacán y Jalisco genera 20% del Producto Interno Bruto del país, pues cuenta con más de 11 mil industrias y es una de las cuencas con mayor producción agroalimentaria del país.
Roberto Castañeda informó que a lo largo de la cuenca habitan 14 millones de personas que reciben agua de ésta, pero además dota de líquido a seis millones de personas en la Ciudad de México y aunado a ello se le proporciona del vital líquido a otros cuatro millones de habitantes de Guadalajara, que está fuera de dicha cuenca, ya que está después del Lago de Chapala, por lo que en total son 24 millones de personas las que dependen de dicha cuenca.
Detalló que en la Cuenca tiene una aportación anual de 450 millones de metros cúbicos de aguas superficiales, más de seis mil 200 millones de metros cúbicos de aguas subterráneas de las que se dispone cada año.
CRÍTICA SITUACIÓN HÍDRICA
Roberto Castañeda enfatizó que la situación hídrica actual de la Cuenca Lerma-Chapala tiene tres términos: la escasez hídrica, la sequía y la calidad del agua. Del primer término, explicó que la mitad de los acuíferos tienen importante sobreexplotación, en especial en las zonas de Toluca, Querétaro y todo Guanajuato.
“En agua superficial, nos encontramos con un supuesto de escasez de agua importante, a razón de dos años de malas precipitaciones, por debajo de la media, que han estado entre 450 a 500 milímetros anuales, cuando la precipitación de la Cuenca está en 720 milímetros”, explicó.
Señaló que esto ha provocado que las presas estén por debajo del 45% de su capacidad, que es un tema complejo, porque para este periodo, como se almacenan las aguas y no se utilizan para uso agrícola, sino para el siguiente ciclo, casi siempre están las presas llenas, pero en este momento está por debajo del 45% de su capacidad.
La otra situación es la sequía y debido al dato oscilatorio, se trae un par de años de malas lluvias, y según la gráfica histórica, se estaría esperando otros dos años más de sequía.
“Está el cambio climático, en donde se ven lluvias en menor cantidad de días y en zonas más puntuales. Hace 20 o 30 años llovía parejo en toda la Cuenca, en todo Guanajuato, llovía despacito, pero parejo y por periodos prolongados y eso era benéfico, porque humedecía la tierra y ayudaba a la agricultura y a la recuperación de los acuíferos”, puntualizó.
Sin embargo, ahora se registran precipitaciones muy puntuales en tiempo y lugar y por ello se desequilibra la parte hídrica del Estado de Guanajuato.
MEJOR USO DEL AGUA, EL RETO
Roberto Castañeda señaló que ante esta situación, el compromiso es de todos, pues se tiene que hacer un uso eficiente del agua, sobre todo en sectores como la agricultura, la industria y el agua que llega a los hogares.
Por ejemplo, el sector agrícola tiene dos fuentes de abastecimiento para su actividad, la superficial y la subterránea. De la superficial, se tienen que supeditar a lo que les da el año, en donde en una buena temporada de lluvia los almacenamientos se dan bien, y en consecuencia pueden establecer buenos cultivos, pero si se dan precipitaciones malas como ahora sucede, se tienen que adaptar.
“En este ciclo no hubo otoño-invierno y solamente van a tener agua para el punteo, el riego inicial para establecer sus cultivos, primavera-verano, y esperar que las lluvias les ayuden para el resto de su cultivo”, dijo.
Para el caso de aguas subterráneas, los productores que tienen derecho a pozo, siguen produciendo normal, pero como no hay precipitaciones, se estresan más los mantos acuíferos.
“El compromiso que debe haber en el sector agrícola, y que es urgente no sólo en la Cuenca, sino en todo centro y norte del país, es que exista un patrón de cultivos en donde se piense en cultivos más sustentables, de baja demanda de agua, como es el caso de la producción de la alfalfa, que consume mucha agua y debería estar prohibida”, explicó.
En el sector industrial, en la Cuenca se consume el 4%, además que usa de forma responsable el agua porque se les cobra caro, 24 pesos por cada metro cúbico, y cuidan que sus procesos sean bajos consumidores de agua, pero también la reutilizan, mientras que para el campo el vital líquido está subsidiado.
“De las 11 mil industrias, solamente 30% de éstas que hay en la Cuenca tratan sus aguas, alrededor de tres mil 300 están cumpliendo y siete mil 700 no están tratando sus aguas, por lo que hay una brecha de 70% y se debe a que el tratamiento de agua es costoso, pero no queda de otra”, explicó.
En la parte urbana, a lo largo de la Cuenca hay 14 millones de habitantes que usan, ensucian y tiran agua, de los cuales el primer reto es bajar el consumo por persona, en agua directa e indirecta, en donde la primera es la que se utiliza para bañarse, para el sanitario, lavarse los dientes, la ropa, áreas verdes, en tanto que el agua indirecta es la que se utiliza para producir lo que se consume, por ejemplo, se utiliza mucha agua para el proceso de una cerveza, cien litros por cerveza.
Consideró importante establecer hábitos de consumo. Un ejemplo para ahorrar agua, es concentrar el agua fría que sale de la regadera antes de que salga la caliente, y esa agua usarla para lavar ropa, y después el agua que sale de la lavadora se puede utilizar para las áreas verdes.
Por último, hizo un llamado a los tres sectores, agrícola, industrial y habitacional a bajar el consumo de agua, no sólo por el año de sequía que se espera y la sobreexplotación de los mantos acuíferos, sino por cultura del cuidado del agua, origen y principio de la vida.