CELAYA, Gto.- Actualmente, el mundo enfrenta una crisis de falta de respeto a la vida humana y se requiere que la educación sea un acto de amor. Es necesario formar personas capaces de valorar su propia vida y la vida de los demás; mientras que la Iglesia debe ser un instrumento de reconciliación, de respeto y de caridad fraterna, lo cual no es fácil, ya que desafortunadamente la influencia de la incultura ha penetrado en la sociedad y arrancado el orden, la paz y la fraternidad.
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Así lo manifestó el cardenal Alberto Suárez Inda, durante la reunión que sostuvo con integrantes de la primera generación de seminaristas (1974-1985) del seminario Diocesano, de quienes fue su rector. El propósito fue convivir y dialogar fraternalmente.
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Durante el encuentro, se le hicieron algunas preguntas a Don Alberto, entre las que destacan el cómo resistir a los ataques que se hacen en contra de la Iglesia y del Papa Francisco, además de cómo sobrellevar la violencia y el odio que actualmente se vive, no solo en Celaya, sino en el mundo entero.
La reunión se realizó en las instalaciones del Seminario Diocesano, lugar al que se dieron cita 35 personas, entre las que se encuentran exseminaristas y sacerdotes. Al comenzar, los asistentes se presentaron, platicaron brevemente la experiencia que les marcó y recordaron las palabras que el cardenal les dedicó para mejorar su vida, mientras éste se desempeñaba como rector.
SER RECTOR DEL SEMINARIO “MARCÓ MI VIDA”: SUÁREZ INDA
Posteriormente, el cardenal expresó que “para mí la experiencia de haber estado encargado del seminario 11 años fue algo que marcó mi vida. Antes había estado en comunidades como Valle de Santiago, Morelia, Pátzcuaro, aquí en Celaya en el barrio del Zapote. Esos años en el seminario fueron sin duda años en donde experimenté cómo la gracia de Dios hace que se multipliquen los dones”.
Agradeció a los asistentes por sus palabras y muestras de cariño, por tal motivo, dijo: “no fue estéril aquel acompañamiento, realmente convivíamos y compartíamos la vida. No hay dos ocasiones idénticas, compartimos, desde luego, la fe, pero cada uno tiene un camino personal, único delante de Dios que nos ama a todos, Él nos ha dado oportunidades y nos ha señalado caminos”.
“Mi camino fue dando servicio en la iglesia de aquí, después en Tacámbaro donde estuve nueve años y un poco más, luego en Morelia 23 años encargado de la diócesis ahora como jubilado emérito llevo siete años, si no me equivoco. Mientras Dios nos dé vida es una oportunidad de crecer en la experiencia y es un motivo de gratitud”.
PREGUNTAS
Al finalizar su mensaje, los exseminaristas realizaron una ronda de preguntas, entre las que destacaron, cómo resistir a los ataques que se hacen en contra de la Iglesia y del Papa Francisco, además de cómo sobrellevar la violencia y el odio que actualmente se vive, no solo en la ciudad, sino en todo el mundo.
Esta primera pregunta, el cardenal la respondió diciendo que lo que aún hace falta mucho dentro de la Iglesia y en la sociedad “es la capacidad de diálogo con el que no piensa idéntico que yo, nos sentimos adversarios cuando debemos más bien sentirnos colaboradores y complementarios con nuestras diversidades”.
“Somos muy fáciles de estar unos contra otros, de ponernos en una actitud de poco diálogo. ¿Cómo le podemos hacer?, pedirle a Dios el don de la caridad fraterna. En esta semana vamos a iniciar la jornada de oración por la unidad de los cristianos y tenemos que empezar por la propia casa, no podemos atraer a los que están fuera de nuestra Iglesia si no damos el ejemplo de caridad fraterna, de respeto mutuo, de diálogo y de aceptación de nuestras diferencias para complementarnos”.
Otra cosa que se puede hacer, dijo, es orar mucho por el Papa, hablar a favor de las cosas que está enseñando, ya que “hay puntos esencialmente delicados, donde se necesita mayor capacidad de comprensión y de saber distinguir lo que la gente dice y lo que realmente el Papa pronuncia o dice, porque se malinterpreta fácilmente”.
Ante la segunda pregunta, Suárez Inda respondió que desafortunadamente en el mundo existe una crisis de falta de respeto a la vida humana, por tal motivo, el Papa Francisco ha denunciado que el dinero de las armas que han traído momentos de muerte podría utilizarse para saciar el hambre que hay en muchas partes del mundo.
“¿Cómo podemos realmente superar esto?, se requiere, en primer lugar, la educación que es un acto de amor. Es necesario formar personas capaces de valorar su propia vida y la vida de los demás. También, la oración porque es un arma que muchas veces no valoramos. La oración ayuda a alcanzar de Dios lo que humanamente vemos casi imposible, pero sin duda que el ejemplo puede ayudar en la familia, el barrio y en la sociedad”.
De igual forma, mencionó que como Iglesia se requiere que sean instrumentos de reconciliación, de respeto y de caridad fraterna, lo cual no es fácil, ya que desafortunadamente la influencia de la incultura ha penetrado en la sociedad y arrancado el orden, la paz y la fraternidad, por lo tanto, es que recomienda que no permitan que se pierda la paz, “que en el corazón no perdamos la confianza en Dios y tratemos de ser instrumentos, ya lo decía San Francisco de Asís, donde haya guerra, donde haya odio poder llevar la paz”.
NUEVOS RETOS
Por otro lado, el padre Gilberto Rico, rector del seminario comentó que la formación de los jóvenes en el seminario ha cambiado mucho conforme pasa el tiempo, por tal motivo, actualmente existe un nuevo reto por el cambio generacional. “No estamos empeñando en tratar de hacer las cosas de manera adecuada. Don Víctor Alejandro Aguilar Ledesma me encomendó que quizá lo más importante es formar cristianos, si de esos cristianos algunos se ordenan sacerdotes que bueno, ya los demás servirán en el mundo, en la iglesia”. Pidió a los asistentes que sigan orando por las vocaciones y el seminario.
CELEBRAN ENCUENTRO CON EUCARISTÍA Y CONVIVIO
Al finalizar esta actividad, un exseminarista le entregó al cardenal un crucifijo elaborado por un artesano de Apaseo el Alto en representación de todos los compañeros. Suárez Inda, dijo sentirse muy agradecido por el regalo. Posteriormente, se acordó que se pondrá una fecha para que se lleve a cabo otro encuentro, pero esta vez en Morelia, Michoacán.
Después, los asistentes se dirigieron a la capilla del seminario menor, donde se concelebró la sagrada eucaristía, la cual fue presidida por el cardenal. Al concluir, todos se reunieron en el comedor para tener otro momento de convivencia, mientras degustaban los alimentos.