CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- “Yo tengo que ayudar a las personas a encontrar una luz para que mantengan el sentido de su vida”, dice el médico Juan Carlos Rosel Palacios, quien desde hace 18 años ejerce la psiquiatría, atendiendo a pacientes que padecen esquizofrenia, bipolaridad, depresión, ansiedad crónica y secuelas por drogas, pero principalmente a suicidas.
Las enfermedades mentales son todo un reto y para atenderlas se necesita un don, asegura. La importancia está en ganarse la confianza del paciente y “en el hospital tuve la oportunidad de aprender a desarrollar esa habilidad”, ya que durante dos años hizo prácticas en el Hospital psiquiátrico San Fernando, ubicado en la Ciudad de México.
En el Hospital San Fernando, Juan Carlos tuvo la satisfacción de haber ayudado a muchas personas perdidas en su propia mente a encontrar su humanidad y a encontrar la luz para dar sentido a su vida, por ello destacó que su profesión es un don y es la rama más humana de la medicina.
VOLUNTARIOS, INVOLUNTARIOS Y FORZOSOS, SON LOS TRES TIPOS DE INTERNOS
Desde 2006, año en que comenzó su residencia en el hospital psiquiátrico San Fernando, ahora conocido como Hospital Regional de Psiquiatría H. Tovar Acosta, se ha regido bajo la Norma Oficial Mexicana 025 de la Secretaría de Salud, en donde se establece, entre otras cosas, que la atención a los pacientes y médicos se basa en el respeto de los derechos humanos.
Dijo que durante sus prácticas en el hospital trabajó con personas que decidieron internarse de manera voluntaria, con quienes llegaron de forma involuntaria, debido a que no tenían la facultad de ejercer su personalidad jurídica y por el problema mental que tenían representaban un riesgo para sí mismos o los demás; y con aquellos que ingresaron de manera forzosa, es decir, luego de que un juez determinara su internamiento de larga duración y supervisión.
Refirió que hasta la fecha, los casos de pacientes agudos con cuadros de ansiedad, depresión, o psicosis son internados de dos a cuatro semanas; los pacientes crónicos con enfermedades como esquizofrenia y aquellos que tenían una recaída se quedan de uno a dos meses; y los internamientos forzosos varían, ya que los dictamina el propio juez.
CRITERIOS DE INTERNAMIENTO
Mencionó que para el protocolo de admisión realizaba una entrevista para conocer si el paciente tenía criterio de internamiento, los cuales son tres: riesgo suicida, riesgo homicida o psicosis, y si cumplían con alguno de ellos eran internados.
Una vez ingresado el paciente, se le pasaba al área de hombres o mujeres, se le asignaba una de las 80 camas que hay (40 para cada sector), se le daba un uniforme o bata para mantenerlo en observación y se iniciaba el tratamiento farmacológico, el cual se vigilaba en cada turno de enfermería (matutino, vespertino y nocturno).
“Cuando están internados los pacientes tienen una rutina, primero se les administran medicamentos en cuanto se despiertan, viene el pase de visita, tiene entrevista con el médico, algunos tienen visitas de familiares que se les designa dependiendo de la evolución, en la tarde se tienen actividades de rehabilitación como manualidades, talleres, luego es la toma de medicamentos y a dormir”.
Dijo que, en la estancia de cada paciente, el personal de enfermería los observa de forma minuciosa y se dan a conocer a los médicos los cambios que tiene cada uno, la evolución de su pensamiento, de su lenguaje, la regulación de sus emociones o control de su conducta, lo cual es la base para determinar qué tanto va mejorando el paciente, “a esto se le denomina Semiología Psiquiátrica”.
LA MAYORÍA SON PACIENTES SUICIDAS
Comentó que en la época de verano e invierno es cuando se registra el mayor número de internamientos, por lo que, el 50% eran pacientes suicidas entre hombres y mujeres, mientras que el otro 50% se distribuía entre pacientes con esquizofrenia, bipolaridad, depresión, ansiedad crónica y secuelas de drogas.
Indicó que los pacientes que se aceptan son de 18 a 60 años y en promedio la edad de quienes son atenidos son los denominados en edad productiva, es decir, los que van de los 25 a 45 años, esto porque dijo, son quienes al estar precisamente en la etapa productiva tienen mayor estrés y tienen mayor probabilidad de desarrollar un problema de salud mental y, por ende, una necesidad de estancia en el hospital psiquiátrico.
Por ello destaca que es importante que las personas acudan con un psicólogo o psiquiatra a realizarse una evaluación de salud mental por lo menos dos veces al año, porque a partir de esto se puede determinar en qué momento los síntomas tienen una severidad que no se puede controlar y que va a requerir de apoyo especializado.
EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO NO ES UNA CÁRCEL
Platica que el primer día de ingreso es el más difícil para los pacientes, ya que llegan con la creencia de que el hospital es una especie de cárcel, un manicomio, que los van a maltratar, o que no van a salir nunca, pero dijo, “nada eso no es cierto”, ya que explicó que este tipo de hospital es de alta especialidad, el cual está regulado por la Secretaría de Salud y por todo un marco normativo.
Indicó que para cualquier gobierno tener un paciente en el lugar representa un gasto de 40 mil pesos entre personal, medicamentos, instalaciones, por eso el internamiento es breve.
PRINCIPALES RETOS
Indicó que uno de los principales retos a los que se enfrentó fue a la falta de compromiso del paciente y de sus familiares al no seguir con el tratamiento cuando son dados de alta, es decir, no toman sus medicamentos, ni acuden a su seguimiento semanal, por ello que salgan y entren en repetidas ocasiones, ya que en el hospital los avances que tienen son grandes y al volver a salir recaen y deben volver a empezar.
Mencionó que otra situación es cuando el paciente representa un riesgo para él mismo y los demás, de aquí que se utilice la medida conocida como contención, para evitar que la persona se haga daño y dañe a los demás.
“La contención puede ser a través del diálogo y la lógica para que no se lastime, ni lastime a los demás, si no funciona se usan las medidas de contención farmacológicas, con medicamentos que a veces se deben poner en contra de la voluntad del paciente porque está violento”.
“Las medidas de contención mecánica se utilizan cuando lo anterior no funcionó y tenemos que resguardar nuestra seguridad, la del paciente y tenemos que sujetarlo, para eso existen cuartos aislados que se tienen en observación porque no se puede dejar a un paciente con contención mecánica sujeto más de cuatro horas porque se puede lastimar. Todo esto está reglamentado y hay protocolos específicos para su manejo”.
SER PSIQUIATRA IMPLICA TENER UN DON
Destacó que en su profesión se necesita tener mucha vocación y sobre todo un don, ya que es importante ganarse la confianza del paciente.
“En la psiquiatría nos enfrentamos al suicidio, por ello es que solo haya dos tipos de psiquiatras, a los que se nos va a matar un paciente y al que ya se le mató, afortunadamente yo pude ayudarlos y eso me dejó una gran satisfacción”.
Indicó que trabajar en el hospital es algo humanizante, en el sentido amplio de la palabra “porque puedo entender a la persona que desnuda su alma ante mí y me cuenta todos sus secretos, yo tengo que ayudarle a encontrar una luz para que mantenga el sentido a su vida, por eso creo que la psiquiatría es la rama más humana de la medicina, porque hay que encontrar la humanidad de la persona perdida en su propia mente, por ello que sea uno de los trabajos más reconfortantes que he tenido”.
ACTUALMENTE ACUDE A LOS HOSPITALES A CONOCER LAS DISPOSICIONES POR LA COVID-19
Mencionó que, además del Hospital H. Tovar Acosta, también ha visitado el Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino y el Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente”, donde pudo observar que con la pandemia provocada por la Covid-19 el porcentaje de internamiento disminuyó un 30%.
Además, dijo que en enero y febrero de 2021 se suspendieron las consultas externas para evitar contagios, pero hace pocos meses fueron retomadas cumpliendo las medidas sanitarias, por lo que, los pacientes que salieron del hospital ya pueden acudir al seguimiento que tienen cada mes o dos meses hasta que se les dé de alta.