Celaya, Gto.-La Casa Rotaria fue el escenario de una velada memorable donde se llevó a cabo una cata de vinos a cargo de Gabriela Arellano, reconocida importadora y especialista en vinos españoles. Con 13 años de experiencia en el sector a través de su negocio, La Manchega Española, Gabriela ofreció una sesión que no solo deleitó los paladares de los presentes, sino que también los instruyó sobre la rica cultura del vino, una tradición que combina arte, historia y gastronomía.
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El evento inició con una degustación de tres tipos de vinos: tinto, rosado y blanco, cada uno acompañado de un platillo cuidadosamente seleccionado para resaltar sus características. La primera combinación fue un vino tinto robusto, acompañado de una tostada de carne de puerco y jamón de jabalí. Este maridaje fue ideal para destacar los taninos del vino, que, como explicó Gabriela, actúan como "limpiadores del paladar" cuando se combinan con la grasa de las carnes rojas.
El segundo vino fue un rosado, presentado junto a un tradicional chile en nogada. Este vino, fresco y afrutado, complementó perfectamente la complejidad del platillo mexicano, sin opacar los sabores delicados de la nogada ni el dulzor de la granada. Gabriela destacó que los vinos rosados suelen ser subestimados, pero que su equilibrio entre acidez y frescura los hace ideales para platos con contrastes de sabor.
El cierre de la noche vino con el vino blanco, maridado con un postre ligero. Este tipo de vino es conocido por su acidez vibrante y sus notas afrutadas, lo que lo convierte en un acompañante ideal para pescados, mariscos o, en este caso, postres. Gabriela explicó que los vinos blancos permiten cerrar una comida con una sensación refrescante en el paladar.
Uno de los momentos más destacados de la noche fue cuando Gabriela enseñó a los asistentes sobre la técnica de cata envolvente, que consiste en masticar un bocado del platillo y luego tomar un sorbo de vino, permitiendo que los sabores se combinen y se integren en el paladar. “La clave está en que la comida y el vino se complementen sin que uno domine al otro. El vino debe resaltar lo mejor de cada platillo y viceversa”, mencionó Gabriela, quien subrayó la importancia de elegir el vino de acuerdo al menú.
Además de la cata, Gabriela ofreció una plática sobre la importancia de conocer la cultura del vino. “No se trata solo de elegir un vino por su color o por su popularidad. Es importante entender de dónde viene, qué uvas se usaron, y cómo fue producido. Cada botella cuenta una historia, y cuando entendemos esa historia, nuestra experiencia al degustar el vino se enriquece enormemente”, explicó. También recalcó que el vino es una parte integral de muchas culturas, especialmente en Europa, donde se ha perfeccionado su producción a lo largo de los siglos. En países como España, Francia e Italia, el vino no es solo una bebida, sino un símbolo de hospitalidad, tradición y celebración.
Gabriela también dio un consejo que sorprendió a muchos: pedir el vino antes que la comida. Según explicó, elegir primero el vino permite ajustar el menú para que los sabores se equilibren y se pueda disfrutar al máximo la experiencia gastronómica.
Los rotarios asistentes coincidieron en que fue una noche espectacular, llena de aprendizajes, buena compañía y, por supuesto, excelentes vinos. La cata no solo les permitió degustar grandes etiquetas, sino también aprender sobre el arte de maridar el vino con la comida y disfrutar de la verdadera esencia de la cultura vinícola. Sin duda, fue una experiencia inolvidable que los dejó con un mayor conocimiento y aprecio por el mundo del vino.