CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- El déficit de árboles en Celaya es de 200 mil, unidades, y lo ideal, para amortiguar las altas temperaturas de un violento cambio climático, es de 500 mil, tomando en cuenta que en el municipio sólo hay un registro de 50 mil árboles.
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Como parte del Día Mundial del Árbol que se celebra este miércoles 28 de junio, Andrés Espinoza Carmona, integrante de la Red Ambiental en el Estado de Guanajuato, dijo que en Celaya hay un gran déficit de árboles, y es uno de los factores de las altas temperaturas, porque si en Celaya, en Guanajuato y en todo el país se tuviera una buena reforestación, el impacto del cambio climático no sería tan violento como se ha sentido en semanas anteriores.
El representante técnico de la Comisión de Ecología y Medio Ambiente del Copladem en Celaya, señaló que tienen cuantificado 50 mil árboles plantados tanto en comunidades como en la zona urbana.
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“En relación a los 500 mil habitantes del municipio, da un metro cuadrado por habitante. A nivel internacional, los estándares indican que debemos de tener de 10 a 12 metros cuadrados. Esto quiere decir que estamos 10 veces por debajo de esos indicadores, para que las personas puedan tener un nivel de vida óptimo”, precisó.
Dijo que falta plantar 50 mil árboles para subir un metro cuadrado por habitante, y aunque Medio Ambiente afirma plantar al año entre cinco a seis mil árboles, es todavía insuficiente o está por debajo de los 50 mil que se debería de estar plantando anualmente.
Señaló que para una ciudad como Celaya hace falta 200 mil árboles, pero lo ideal sería contar con 500 mil, porque a falta de ello, no existe un amortiguamiento para las altas temperaturas de hasta 40 grados registrados la semana pasada.
Además del déficit de áreas verdes, muchos de estos árboles, más del 70 %, son especies introducidas, no nativas de Celaya, y eso, finalmente genera un gran problema como sistemas de contaminación, incluso de atracción de plagas y enfermedades.
“Además de que estas especies requieren de más mantenimiento, de más agua, más poda y necesitan más uso de fertilizantes, y por ello complica el cuidado del medio ambiente”, señaló.
Para concluir, dijo que si cada persona plantara un árbol, serían 500 mil árboles que ayudarían a amortiguar el cambio climático, pero no sólo que lo planten, sino que lo cuiden; y los 500 mil árboles es lo que se debería de tener.
JARDÍN SAN AGUSTÍN Y EL DÍA MUNDIAL DEL ÁRBOL
Por su parte, Salvador Pérez Melesio, dijo que el jardín de San Agustín ejemplifica muy bien la tendencia actual de los paisajistas urbanos, los urbanistas, las autoridades de los diferentes niveles, las normas vinculadas al medio ambiente, los desarrolladores inmobiliarios y un gran sector de la sociedad indiferente a la deforestación de la que son víctimas las ciudades, sus parques, jardines y áreas verdes.
“A través de los años, las jardineras de este parque han sufrido diferentes remodelaciones que poco a poco han acabado con especies que proporcionaban un gran servicio ambiental y sustituidas por aquellas que aportan menos de lo que ofrecen; es decir, requieren más mantenimiento y agua que un árbol grande, frondoso y de gran follaje”, detalló.
Dijo que cuando se dio arranque al programa “Celaya Ponte Bonita”, los vecinos de la zona expresaron su inconformidad ante el señor gobernador que encabezó dicho evento.
“Posteriormente, fuimos recibidos por el alcalde de la ciudad, donde estuvo presente el representante del gobernador, los titulares de las direcciones de Servicios Municipales y de Medio Ambiente”, contextualizó.
Afirmó que gracias a la sensibilidad del gobernador en el tema, y con una gran apertura y disposición del alcalde, se acordó en dicha reunión que se haría una rectificación y reforestación con especies que están dentro de la Paleta Vegetal en el jardín San Agustín.
Anunció que en breve, este parque será dotado con especies que, por su tamaño, aporten sombra, temperatura agradable, un entorno verde y saludable.
“Sin embargo, en materia ambiental, no todo se reduce a plantar y regar árboles. Se Necesitan revisar muy bien las normas relacionadas con el uso de suelo y de desarrollo urbano en general. Sobre todo, limitar el uso de materiales como el cristal o vidrio, que hacen de las construcciones unos hornos en su interior, y por el exterior, reflejan las radiaciones que aumentan la temperatura del lugar donde disparan sus reflejos”, concluyó.