/ lunes 1 de agosto de 2022

Deterioro social no debe causar indiferencia: Iglesia

Creyentes y no creyentes son víctimas de la violencia todos los días

CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- A causa del deseo desmesurado de poder, control y riquezas materiales a costa de la dignidad de la vida humana, del respeto, de la justicia y del derecho, muchas familias han sido víctimas de la delincuencia al provocarles sin sentido sufrimiento y desesperación, por tal motivo, sus vidas se han “oscurecido por esa tormenta inesperada y furiosa que daña, entristece y deteriora la vida de las personas como el tejido social de nuestro pueblo”.

Así lo aseveró el presbítero Sergio Moctezuma Estrada, padre Penitenciario de la Diócesis de Celaya, quien agregó que, en esta Jornada de Oración por la Paz en México, es importante poner en práctica la misericordia para poder perdonar de corazón a aquellos que causan dolor y muerte y pedir por su conversión.


➡️ Realizan una Peregrinación por la Paz en calles de Cortazar


Durante la misa realizada en el atrio de la Parroquia de San Miguel Arcángel, en la que acudieron algunos fieles vestidos de blanco, se pidió por las instituciones gubernamentales, por la conversión de los victimarios y la reconciliación del mundo entero.

En esta jornada de oración por la paz, el padre Penitenciario mencionó que nadie puede quedar indiferente ante las injusticias y el deterioro de la sociedad en la que se vive e indicó que “nadie está exento de sufrir las consecuencias de todo esto, ni ustedes laicos, ni nosotros sacerdotes o religiosos, aquí no se distinguen ateos, agnósticos o creyentes, ni ricos, ni pobres, ni hombres o mujeres, todos estamos sujetos a sufrir las consecuencias de este flagelo, todos”.


“Celaya regresa a la casa de tu padre Dios”, indicó el padre Penitenciario. | Foto: Ana Medina | El Sol del Bajío


Comentó que esta situación de violencia solo se compondrá si todos trabajan de corazón para reestablecer el tejido social, si se vuelve a tener una convivencia fraterna donde la gente se sienta segura, tranquila en sus hogares, que no tengan miedo de salir a la calle porque posiblemente ya no regresen.

“Donde podamos trabajar honradamente para el sustento de nuestras familias y la mejora de nuestras condiciones de vida y que no venga nadie a quitarnos el fruto de este trabajo honesto, en pocas palabras, todos y cada uno de nosotros que estamos viviendo la situación actual sentimos crecer en nuestro corazón el anhelo de una auténtica paz, no podemos acostumbrarnos a esta situación”.



Recordó que hace años cuando se escuchaba alguna detonación o patrulla la gente se sorprendía, pero ahora esto ya no ocurre, ya que se ha convertido en algo cotidiano y ordinario que ya ni siquiera se reza por lo que está pasando. Agregó que es importante que se recuerde que la paz es necesaria para lograr el desarrollo humano y comunitario para lograr ser felices.

“Dios quiere que vivamos en la paz que brota de la comunión con Él y con nuestros hermanos, pero debemos ser conscientes que no basta denunciar las injusticias y pedir que haya paz, sino que es crucial que todos y cada uno nos comprometamos eficazmente a ser instrumentos de la paz del Señor”.

Refirió que para lograr la paz es necesario orar con confianza e insistencia a Dios, para que sane las heridas causadas en el alma y en el cuerpo de todos los ciudadanos, de los que han sufrido la injusticia, de los que han perdido un ser querido y de los que les han arrebatado sus bienes. “Pidámosle al Señor que reestablezca la justicia en nuestra sociedad, que brinde la conversión de aquellos que olvidan que somos hermanos y causan sufrimiento y muerte. Debemos rezar por ellos, no se te olvide que nuestro corazón es un corazón cristiano y aunque nos cueste y sea difícil, si queremos ser dignos de ese nombre, tenemos que poner en práctica la misericordia y esa misericordia se manifiesta de una manera especial rezando por aquellos que nos hacen daño, rezando por aquellos que nos han lastimado, pidiendo al Señor por aquellos que olvidan que somos hermanos”.


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“Oremos para que Dios ilumine y fortalezca a nuestros pastores y a nuestras autoridades civiles, para que cada uno según su misión que le es propia trabajen por el auténtico bien común. También seremos artesanos de paz, teniendo como dice nuestro obispo, pensamientos de paz, actitudes, gestos y acciones de paz en nuestra convivencia diaria”.

Destacó que es importante desterrar del corazón todo aquello que causa división, la soberbia, la envidia, el orgullo y recomendó hacer examen de conciencia, porque muchas veces la injusticia y la pérdida de la paz inicia en el corazón y en los hogares.

También dijo que para ser artesanos de paz se deben establecer relaciones fraternas con todos los que nos caen bien y mal, practicar la justicia en las relaciones familiares, laborales, cumpliendo con los deberes ciudadanos sin buscar falsos atajos, sin practicar la corrupción, reconstruyendo el tejido social.

Practicando las virtudes y valores, ayudando a las autoridades a que cumplan su misión y pidiéndoles con todo respeto y derecho que trabajen por el estado de derecho y por el cuidado de los derechos de los ciudadanos, viviendo una verdadera conversión, regresar a los valores y virtudes cristianas.

“Regresa a Dios, vuelve a Dios. Celaya regresa a la casa de tu padre Dios, recuerda que Jesucristo nos dijo, vengan a mí todos los que están agobiados por la carga yo los aliviaré, regresemos a Dios en la persona de su hijo y él nos ayudará. Necesitamos reconstruir la comunión con Dios, para que nuestra sociedad recupere la paz que necesita”, finalizó el sacerdote.

CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- A causa del deseo desmesurado de poder, control y riquezas materiales a costa de la dignidad de la vida humana, del respeto, de la justicia y del derecho, muchas familias han sido víctimas de la delincuencia al provocarles sin sentido sufrimiento y desesperación, por tal motivo, sus vidas se han “oscurecido por esa tormenta inesperada y furiosa que daña, entristece y deteriora la vida de las personas como el tejido social de nuestro pueblo”.

Así lo aseveró el presbítero Sergio Moctezuma Estrada, padre Penitenciario de la Diócesis de Celaya, quien agregó que, en esta Jornada de Oración por la Paz en México, es importante poner en práctica la misericordia para poder perdonar de corazón a aquellos que causan dolor y muerte y pedir por su conversión.


➡️ Realizan una Peregrinación por la Paz en calles de Cortazar


Durante la misa realizada en el atrio de la Parroquia de San Miguel Arcángel, en la que acudieron algunos fieles vestidos de blanco, se pidió por las instituciones gubernamentales, por la conversión de los victimarios y la reconciliación del mundo entero.

En esta jornada de oración por la paz, el padre Penitenciario mencionó que nadie puede quedar indiferente ante las injusticias y el deterioro de la sociedad en la que se vive e indicó que “nadie está exento de sufrir las consecuencias de todo esto, ni ustedes laicos, ni nosotros sacerdotes o religiosos, aquí no se distinguen ateos, agnósticos o creyentes, ni ricos, ni pobres, ni hombres o mujeres, todos estamos sujetos a sufrir las consecuencias de este flagelo, todos”.


“Celaya regresa a la casa de tu padre Dios”, indicó el padre Penitenciario. | Foto: Ana Medina | El Sol del Bajío


Comentó que esta situación de violencia solo se compondrá si todos trabajan de corazón para reestablecer el tejido social, si se vuelve a tener una convivencia fraterna donde la gente se sienta segura, tranquila en sus hogares, que no tengan miedo de salir a la calle porque posiblemente ya no regresen.

“Donde podamos trabajar honradamente para el sustento de nuestras familias y la mejora de nuestras condiciones de vida y que no venga nadie a quitarnos el fruto de este trabajo honesto, en pocas palabras, todos y cada uno de nosotros que estamos viviendo la situación actual sentimos crecer en nuestro corazón el anhelo de una auténtica paz, no podemos acostumbrarnos a esta situación”.



Recordó que hace años cuando se escuchaba alguna detonación o patrulla la gente se sorprendía, pero ahora esto ya no ocurre, ya que se ha convertido en algo cotidiano y ordinario que ya ni siquiera se reza por lo que está pasando. Agregó que es importante que se recuerde que la paz es necesaria para lograr el desarrollo humano y comunitario para lograr ser felices.

“Dios quiere que vivamos en la paz que brota de la comunión con Él y con nuestros hermanos, pero debemos ser conscientes que no basta denunciar las injusticias y pedir que haya paz, sino que es crucial que todos y cada uno nos comprometamos eficazmente a ser instrumentos de la paz del Señor”.

Refirió que para lograr la paz es necesario orar con confianza e insistencia a Dios, para que sane las heridas causadas en el alma y en el cuerpo de todos los ciudadanos, de los que han sufrido la injusticia, de los que han perdido un ser querido y de los que les han arrebatado sus bienes. “Pidámosle al Señor que reestablezca la justicia en nuestra sociedad, que brinde la conversión de aquellos que olvidan que somos hermanos y causan sufrimiento y muerte. Debemos rezar por ellos, no se te olvide que nuestro corazón es un corazón cristiano y aunque nos cueste y sea difícil, si queremos ser dignos de ese nombre, tenemos que poner en práctica la misericordia y esa misericordia se manifiesta de una manera especial rezando por aquellos que nos hacen daño, rezando por aquellos que nos han lastimado, pidiendo al Señor por aquellos que olvidan que somos hermanos”.


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“Oremos para que Dios ilumine y fortalezca a nuestros pastores y a nuestras autoridades civiles, para que cada uno según su misión que le es propia trabajen por el auténtico bien común. También seremos artesanos de paz, teniendo como dice nuestro obispo, pensamientos de paz, actitudes, gestos y acciones de paz en nuestra convivencia diaria”.

Destacó que es importante desterrar del corazón todo aquello que causa división, la soberbia, la envidia, el orgullo y recomendó hacer examen de conciencia, porque muchas veces la injusticia y la pérdida de la paz inicia en el corazón y en los hogares.

También dijo que para ser artesanos de paz se deben establecer relaciones fraternas con todos los que nos caen bien y mal, practicar la justicia en las relaciones familiares, laborales, cumpliendo con los deberes ciudadanos sin buscar falsos atajos, sin practicar la corrupción, reconstruyendo el tejido social.

Practicando las virtudes y valores, ayudando a las autoridades a que cumplan su misión y pidiéndoles con todo respeto y derecho que trabajen por el estado de derecho y por el cuidado de los derechos de los ciudadanos, viviendo una verdadera conversión, regresar a los valores y virtudes cristianas.

“Regresa a Dios, vuelve a Dios. Celaya regresa a la casa de tu padre Dios, recuerda que Jesucristo nos dijo, vengan a mí todos los que están agobiados por la carga yo los aliviaré, regresemos a Dios en la persona de su hijo y él nos ayudará. Necesitamos reconstruir la comunión con Dios, para que nuestra sociedad recupere la paz que necesita”, finalizó el sacerdote.

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