CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- Juana Jaime Martínez es una joven ingeniera en Industrias Alimentarias originaria de la comunidad Capulines, quien al ver las necesidades de su localidad decidió convertirse en maestra de preescolar para tener una sociedad más preparada y que los niños de su comunidad tengan mejores oportunidades.
Añadió que la educación en la comunidad de Capulines es diferente a la de la ciudad, ya que, se tienen que adecuar las clases de acuerdo a las herramientas con las que cuente la comunidad y como esta situación puede bajar el nivel de aprendizaje de los estudiantes.Juana Jaime Martínez
Aunque es su primer ciclo escolar de la profesora Juana Jaime, lo que más le ha gustado de la docencia es el ver como los niños se desenvuelven en el aula que de no saber nada, el crecimiento y desarrollo de los alumnos gracias a su esfuerzo la sorprenden “Para mí el ser docente es motivar a los niños y hacerlos conscientes de que entre más estudien serán personas más preparadas, tendrán un mejor futuro y tendrán un mejor país”, dijo la docente.
Añadió que la educación en la comunidad de Capulines es diferente a la de la ciudad, ya que, se tienen que adecuar las clases de acuerdo a las herramientas con las que cuente la comunidad y como esta situación puede bajar el nivel de aprendizaje de los estudiantes, a comparación de la ciudad tiene al alcance otras herramientas para mezclar los aprendizajes como el auditivo el audiovisual entre otros para obtener mejores resultados de aprendizaje.
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Y aunque agregó que vive en la comunidad, se ha enfrentado a varios retos en esta contingencia sanitaria como el no contar con la herramienta del internet porque en la comunidad no cuentan con red telefónica, así que se ha tenido que trasladar a San Juan de la Vega para subir las calificaciones al sistema, recoger algún material o ingresar algún consejo técnico virtual. Por lo que se le ha complicado al solamente entrar tres unidades del transporte público y ha tenido que salir más temprano y trasladarse mediante favores a choferes que pasan por la zona.
Desde que comenzó la contingencia sanitaria aproximado gasta $100 pesos cada tres días para poder realizar sus actividades que tiene que enviar por internet porque en la comunidad el único servicio que tienen es muy lento o en ocasiones no puede enviar sus archivos.
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Ante esta contingencia sanitaria se siente con una impotencia y tristeza al ver que hay niños que no tienen las herramientas para enviarles los trabajos de un teléfono a una computadora o un televisor porque se pregunta cómo le harán para entregar los trabajos o cómo los hacen.
Así que como docente ha tenido que buscar las estrategias para que los niños puedan trabajar desde casa y aunque ha dado las facilidades para que le lleven los cuadernos o actividades a su domicilio en muchas ocasiones no los entregan padres o madres de familia porque hace el anuncio mediante un tocadiscos, no escucharon el anuncio o no se pasa la información pese a que también toca casa por casa de cada alumno para la entrega de alguna actividad.