CELAYA, Gto.- (OEM-Informex).- La señora Juana Berenice Domínguez Bolaños trabaja de sol a sol en el aseo en un complejo habitacional y en oficinas de empresas privadas, pero asegura que todo sacrificio vale la pena por la salud y unidad de su familia, sus dos hijos y su esposo.
Vive en el Ejido El Puesto, al sur de Celaya, se levanta a las cinco de la mañana para preparar la comida a su esposo y a su hijo que salen a trabajar en distintas empresas, y después desayuna junto con su hija que más tarde se va a la secundaria.
Sale de casa poco antes de las 7:00 de la mañana, toma el camión de Jacarandas que la deja en la parada del Tecnológico, y de ahí camina media hora para llegar a su primer trabajo en un complejo habitacional ubicado en Héroes de Nacozari, y dura un promedio de dos horas para hacer la limpieza de cocheras y patios.
Después camina media hora a su segundo trabajo ubicado cerca al Campus II del Tecnológico de Celaya, en donde entra a las 9:30 de la mañana y sale a las dos de la tarde, después de hacer el aseo de oficinas, sala de juntas, baños y otros espacios.
“Trapeo, barro, lavo trastes, limpio ventanas, recojo y tiro la basura en un contenedor. El trabajo no se hace pesado porque hay buen ambiente, me tratan bien, hay mucho respeto y cumplo con mi trabajo”, comparte su experiencia.
Comenta que sale a las dos de la tarde y de nuevo camina media hora para llegar a la parada del Tecno, en donde toma de nuevo el camión y dura otra hora para llegar a casa, a eso de casi las 4 de la tarde.
“Descanso un poquito, porque también tengo derecho a descansar. Pero después a hacer la comida para darle de comer a mi esposo, a eso de las 6 de la tarde, porque mis hijos llegan temprano pero se van con mi mamá y ahí comen. Yo le doy a mi mamá su dinero, pero ahorita ya todo está bien caro. Subió la tortilla a 23 pesos, y estaba a 20 pesos el kilo. Así que voy a tener que poner a dieta a la familia”, dice sonriendo.
Comenta que a eso de las ochos de la noche todavía está trabajando, lavando trastes, limpiando la casa.
“Para una de mujer no hay descanso”, comenta porque a eso de las ocho de la noche todavía está trabajando, lavando trastes, limpiando la casa, preparando cosas para el día siguiente, y el sábado y domingo que no labora en las oficinas, los dedico a lavar la ropa y a recoger toda la casa.
Para concluir, dijo que con su trabajo ayuda a traer dinero a casa, igual que su hijo y su esposo, y reconoció que el sacrificio de trabajar de sol a sol es ver a su familia unida, sana y que disfruten estar en casa.