CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- La fiesta de la Presentación del Señor o como comúnmente se le conoce “de la Candelaria”, es una festividad con orígenes completamente religiosos con hondas raíces prehispánicas y cristianas, que continúa siendo parte importante de las tradiciones más peculiares de la sociedad mexicana, mencionó el padre José Natanael Torres García, quien destacó que esta celebración es una de las más antiguas de la Iglesia.
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ORIGEN CRISTIANO
Recordó que de acuerdo con lo que señalan las Sagradas Escrituras, María y José una vez pasada la cuarentena del parto, por ley acudieron al templo para cumplir con dos preceptos: el de la purificación de la madre, porque quedaba “impura” después del derramamiento de sangre al dar a luz y la consagración del primogénito varón a Dios.
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Por lo que, “uno de los principales ritos dentro de la celebración de este día, es la procesión de las luces al principio de la misa, que evoca la profecía de Simeón, cuando llama al niño: Luz de las naciones y que nos recuerda que Cristo es la luz del mundo. Este rito, que inicia con la bendición de las velas, fue creado por la iglesia oriental, y adoptado después en el rito romano, que es el nuestro. De ahí su nombre de Candelaria, que significa estar encendido, candente”.
LE FE ASUMIÓ COSTUMBRES PREHISPÁNICAS
De entre todo lo importante a destacar en el tiempo de la conquista, dijo, es que la fe asumió muchas de las costumbres prehispánicas para poder entrar en diálogo con la cultura. “Los aztecas, según relata fray Bernardino de Sahagún, el 12 de febrero celebraban en su calendario dos cosas: el nacimiento del Sol, y el inicio de la temporada de siembra”.
“Ellos celebraban con diversos rituales en honor a Tláloc, Chalchiuntlicue y Quetzalcóatl. Como ofrenda final, había personas y familias a quienes se les encomendaba con anterioridad el preparar una comida, destacando de ella los tamales, como uno de los alimentos más excelentes que podían hacerse con el maíz”.
Explicó que los misioneros, en su ardua tarea de evangelización, fueron supliendo la festividad pagana de estos días con la del levantamiento del niño Jesús, como una continuación de la Navidad, que consistía en vestir las figuras del niño Jesús de los nacimientos para llevarlas a los templos en recuerdo de la Presentación, y el día 2 adoptaron esta costumbre de la comida al final de la celebración eucarística, encomendando su preparación a determinadas familias de las distintas comunas.
APARECE TRADICIÓN POPULAR: OFRECER TAMALES
“Con el tiempo, se estableció en la Epifanía, fiesta de los Reyes Magos, ofrecer una rosca, símbolo de las dádivas que ellos presentaron a Jesús. A su vez, fue apareciendo la costumbre de esconder entre la rosca, figuras del niño Dios y, a quien le saliera, le tocaba ser el padrino del niño y ofrecer en la fiesta de la presentación un convite en el que se dieran tamales”.
Desde entonces, dijo, es muy común en la sociedad mexicana la celebración de la Candelaria, donde “se destaca la fiesta de la Presentación de Jesús en el templo y al final de la misa se dan los tamales que corresponden a los afortunados de la rosca del 6 de enero”, finalizó Torres García.