CELAYA, Gto.- (OEM-Informex).- Durante la homilía de cuerpo presente, fray Octavio Luna dijo que el último adiós de Erasmo Romero González deja la más grande lección a sus familiares, amigos, estudiantes, artistas y comunidad religiosa, como es la unidad de todos aquellos que le han querido; una unidad que debe prevalecer como la familia del pueblo de Dios.
Ante cientos de personas que se congregaron en el templo de San Francisco para dar el último adiós al ex director de la Casa de la Cultura y maestros en distintas universidades, el sacerdote franciscano dijo haberlo conocido, y de quien reconoció como una persona con una fe firme, sólida, determinada, y profundamente devoto a la imagen de la Virgen Purísima Concepción.
Ante amigos de Erasmo Romero, como el poeta Gerardo Sánchez, Angelina Malpica, Beatriz Acevedo, Saraí Núñez Cerón, Chava Hernández, Virginia Hernández Crisanto, Beatriz Gantes Luna, Miguel Ángel Sánchez, Baudelio Camarillo, Luis Montes de Ocas, Juan Manuel Ramírez Palomares, entre muchos otros, el padre hizo un llamado a la comunidad en general a seguir unidos y no olvidar jamás el ejemplo de generosidad hacia los demás que siempre mostró Erasmo.
Erasmo, humanamente hablando, que se dé cuenta quiénes están alrededor de su féretro, para despedirlo. En primer lugar su familia, después sus colegas de trabajo, sus compañeros de quehacer, están sus hermanos de fraternidad, hay alumnos, maestros, pero sobre todo hay amigos que hoy está cosechandoOctavio Luna
Invitó a quedarse con la enseñanza que dejó Erasmo, como es el amor al conocimiento, el amor al prójimo, la fe sólida, el amor a la vida, el compromiso de ayudar a los demás; y con todo ello Erasmo dejó huella al paso de su vida, porque fue maestro, pero también fue un gran amigo.
Lo que va a quedar de Erasmo es este momento en el que nos reúne en torno a la fe, y que va a perdurar por años. Que ésta sea la enseñanza que deje Erasmo, que esta sea su última lección de lo que significa la esperanza, la unidad del pueblo
Agregó que Erasmo era un hombre llena de devoción, pero también con una esperanza firme y definida.
Reiteró quedarse con el acontecimiento de la fe, que humanamente duele, y que no se puede negar, incluso no se pueden ignorar, porque es el dolor lo que también le da sentido a la vida, y la fe es la transformación de la vida.