/ sábado 21 de septiembre de 2024

Cumple 42 años de servicio educativo en Acámbaro

La maestra Juanita hoy tiene 64 años, de los cuales 42 los ha vivido como profesora de educación primaria en escuelas de su municipio

ACÁMBARO, Gto.- La maestra Juana Cruz Pichardo cumplió 42 años de servicio educativo en el sureste del estado, está a punto de jubilarse.

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A los cinco años, Juana Cruz ya cursaba primero de primaria en su natal Acámbaro; en la escuela “Ignacio Ramírez”, una etapa que disfrutó mucho, aun con algunas dificultades, pues compartió que es la hermana mayor de cinco hermanos, e hija de una familia donde en ocasiones el dinero no era suficiente.

Hoy tiene 64 años, de los cuales 42 los ha vivido como profesora de educación primaria en escuelas de su municipio, en donde ha destacado por su compromiso laboral y a través de proyectos que impactan de forma directa en un desarrollo educativo integral.

Juana Cruz Pichardo ha encontrado respaldo en la práctica docente y las facilidades para generar una sinergia de aprendizaje en su zona escolar.



“Soy hija de un padre albañil y una madre ama de casa, aunque hubo dificultades mis padres siempre se esforzaron para apoyarnos a mí y a mis hermanos en nuestra formación educativa”, refiere la maestra.

Juana Cruz Pichardo es egresada de la Escuela Normal Primaria Acámbaro (ENPA), antes situada en donde actualmente es la Escuela Primaria Ávila Camacho.

Decidió estudiar en esta institución porque, desde pequeña sabía que quería ser profesionista, además de un ejemplo para sus hermanos, “La Escuela Normal, creó que forja al maestro con un carácter de servicio, para ir a las comunidades, a los municipios y a los lugares más alejados, no solo a dar clases, sino a ayudar y ser parte de la comunidad”, expuso.

Al terminar sus estudios, recibió la oportunidad de trabajar en el municipio de Salvatierra, en la comunidad de El Sabino, un 1° de octubre de 1982, para luego trabajar en dos comunidades más, pero ya en su municipio, “aunque comencé impartiendo clases a niñas y niños de primer grado, he tenido la oportunidad de estar en todos”, aseguró.

Es en el año de 1992 cuando llega a la Escuela Primaria Francisco I. Madero, ubicada en la cabecera municipal de Acámbaro, donde actualmente se encuentra y es el próximo lunes 30 septiembre que impartirá su última clase a sus alumnos de quinto grado, debido a su prejubilación.

Además de ser docente frente a grupo, su preparación constante y desempeño académico le han dado a la maestra Juanita, como muchos la conocen, la fortuna de desarrollar diferentes experiencias de aprendizaje para sus alumnas y alumnos, pues con el pasar de los años los modelos educativos van evolucionando.

Quienes la conocen, saben que la maestra Juanita no descansa, que siempre está proponiendo actividades enriquecedoras para los estudiantes y que, desde su primer día en las aulas, sus ganas de fortalecer la educación en su comunidad han ido en ascenso.

“Todos los maestros que estamos enamorados de nuestra profesión tratamos de darle un mejor sentido a la educación y el sentido real es que nos ayuda a resolver la vida, por otro lado, después de mis años de servicio ya quiero darles espacio a las nuevas generaciones, con ideas y una visión fresca, es una de las razones por la cual me retiro”, aseguró la maestra Juanita.

“Los profesores que conocemos las necesidades de nuestros alumnos confiamos en que los nuevos modelos educativos verdaderamente transformarán la práctica docente, ya que dejan un impacto en nuestros alumnos al ser más lúdicos y creativos” mencionó.

“Mis mejores historias son todas y cada una con mis niños en los salones de clases, ellos son mi inspiración, todo el amor que le tengo a mi profesión en la práctica docente”.

“Ahora veo hombres y mujeres de bien, que también son profesionistas, fueron mis alumnas y alumnos, además ya con hijos, a los cuales también les he impartido clases, eso es mi mayor orgullo y lo que me llena de grandes satisfacciones”, agregó la maestra.

Por otro lado, compartió “cuento con mi mayor motor, que es mi familia: tengo cinco hijos todos profesionistas, una licenciada, un ingeniero, un sacerdote, una enfermera y un fisioterapeuta, todos trabajan y son muy responsables, además, un esposo maravilloso que me apoya en todo y es un excelente compañero de vida, concluyó, la querida maestra Juanita.

ACÁMBARO, Gto.- La maestra Juana Cruz Pichardo cumplió 42 años de servicio educativo en el sureste del estado, está a punto de jubilarse.

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A los cinco años, Juana Cruz ya cursaba primero de primaria en su natal Acámbaro; en la escuela “Ignacio Ramírez”, una etapa que disfrutó mucho, aun con algunas dificultades, pues compartió que es la hermana mayor de cinco hermanos, e hija de una familia donde en ocasiones el dinero no era suficiente.

Hoy tiene 64 años, de los cuales 42 los ha vivido como profesora de educación primaria en escuelas de su municipio, en donde ha destacado por su compromiso laboral y a través de proyectos que impactan de forma directa en un desarrollo educativo integral.

Juana Cruz Pichardo ha encontrado respaldo en la práctica docente y las facilidades para generar una sinergia de aprendizaje en su zona escolar.



“Soy hija de un padre albañil y una madre ama de casa, aunque hubo dificultades mis padres siempre se esforzaron para apoyarnos a mí y a mis hermanos en nuestra formación educativa”, refiere la maestra.

Juana Cruz Pichardo es egresada de la Escuela Normal Primaria Acámbaro (ENPA), antes situada en donde actualmente es la Escuela Primaria Ávila Camacho.

Decidió estudiar en esta institución porque, desde pequeña sabía que quería ser profesionista, además de un ejemplo para sus hermanos, “La Escuela Normal, creó que forja al maestro con un carácter de servicio, para ir a las comunidades, a los municipios y a los lugares más alejados, no solo a dar clases, sino a ayudar y ser parte de la comunidad”, expuso.

Al terminar sus estudios, recibió la oportunidad de trabajar en el municipio de Salvatierra, en la comunidad de El Sabino, un 1° de octubre de 1982, para luego trabajar en dos comunidades más, pero ya en su municipio, “aunque comencé impartiendo clases a niñas y niños de primer grado, he tenido la oportunidad de estar en todos”, aseguró.

Es en el año de 1992 cuando llega a la Escuela Primaria Francisco I. Madero, ubicada en la cabecera municipal de Acámbaro, donde actualmente se encuentra y es el próximo lunes 30 septiembre que impartirá su última clase a sus alumnos de quinto grado, debido a su prejubilación.

Además de ser docente frente a grupo, su preparación constante y desempeño académico le han dado a la maestra Juanita, como muchos la conocen, la fortuna de desarrollar diferentes experiencias de aprendizaje para sus alumnas y alumnos, pues con el pasar de los años los modelos educativos van evolucionando.

Quienes la conocen, saben que la maestra Juanita no descansa, que siempre está proponiendo actividades enriquecedoras para los estudiantes y que, desde su primer día en las aulas, sus ganas de fortalecer la educación en su comunidad han ido en ascenso.

“Todos los maestros que estamos enamorados de nuestra profesión tratamos de darle un mejor sentido a la educación y el sentido real es que nos ayuda a resolver la vida, por otro lado, después de mis años de servicio ya quiero darles espacio a las nuevas generaciones, con ideas y una visión fresca, es una de las razones por la cual me retiro”, aseguró la maestra Juanita.

“Los profesores que conocemos las necesidades de nuestros alumnos confiamos en que los nuevos modelos educativos verdaderamente transformarán la práctica docente, ya que dejan un impacto en nuestros alumnos al ser más lúdicos y creativos” mencionó.

“Mis mejores historias son todas y cada una con mis niños en los salones de clases, ellos son mi inspiración, todo el amor que le tengo a mi profesión en la práctica docente”.

“Ahora veo hombres y mujeres de bien, que también son profesionistas, fueron mis alumnas y alumnos, además ya con hijos, a los cuales también les he impartido clases, eso es mi mayor orgullo y lo que me llena de grandes satisfacciones”, agregó la maestra.

Por otro lado, compartió “cuento con mi mayor motor, que es mi familia: tengo cinco hijos todos profesionistas, una licenciada, un ingeniero, un sacerdote, una enfermera y un fisioterapeuta, todos trabajan y son muy responsables, además, un esposo maravilloso que me apoya en todo y es un excelente compañero de vida, concluyó, la querida maestra Juanita.

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