CELAYA, Gto.- Con las 12 Cocinas Samaritanas que tienen la Diócesis de Celaya “tenemos la dicha de colaborar con alimento a más de 2 mil personas semanalmente, gracias a la gente de buena voluntad que nos apoya con materia prima”, mencionó el Padre Carlos Sandoval Rangel, quien recordó que este proyecto surgió hace tres años con la llegada de la pandemia de Covid-19.
➡️ Suscríbete a nuestra edición digital
Y, es que dijo, la Iglesia Samaritana apoyó durante la pandemia en el tema emocional, de atención a enfermos y acompañamiento de la familia. “Algo muy vivo que nos queda son las Cocinas Samaritanas, donde seguimos compartiendo en diferentes cocinas en diferentes barrios de Celaya y municipios de Guanajuato esa oportunidad de servir, de hacer llegar alimentos elaborados calientitos a quienes más necesitan”.
“Tenemos una red de feligreses que colabora para que el alimento llegue hasta donde realmente se necesita. Las cocinas las tenemos redireccionadas, es decir, llegan al enfermo, a la familia que tiene hijos desnutridos, a papás que tienen crisis económica difícil y así nos vamos manejando”.
Comentó que los lugares específicos en los que se elaboran los alimentos son el Barrio de San Miguel, La Resurrección, Emiliano Zapata, Tierras Negras, San Pedro y San Pablo, Crespo, Cortazar, Apaseo el Alto, San Luis de la Paz, por nombrar algunos.
Sin embargo, destacó a la red de vecinos por voltear a ver al prójimo, ya que explicó, ellos son quienes se encargan de descubrir quién es la persona que realmente necesita del apoyo porque la está pasando mal, así como de llevarles el alimento.
“La mística de Cocina Samaritana es que lleguemos a quien más lo necesite, porque sabemos que está postrado y no puede ni siquiera pararse en un crucero del camino para pedir algo, no puede ni levantarse a limpiar un parabrisas”.
“El apoyo lo canalizamos a personas que viven en lugares más alejados, por ejemplo, en San Luis de la Paz, pegado a la Carretera 57 hay una cuenca de comunidades, donde se llega hasta el último rincón de arriba hay que ir en una bicicleta, en un burro, en un caballo para dejarles a los abuelitos que están necesitados. Lo bonito de esto es saber que hay gente siempre deseosa de colaborar, de hacer llegar un gesto de amor a estas personas que sí lo necesitan”.
De igual forma, pidió a la población que se detenga a ver al prójimo que está necesitado de alimento, de ser escuchados, de que caminen junto a él, para que se les dé ánimos, se rece por él, se le oriente, se le ayude a concluir con sus estudios, entre otras necesidades.
Finalmente, recordó que el Papa Francisco dice que “cada vez que levantamos a un caído, el mundo ya es diferente y en esa ilusión trabajamos siempre”.
